En la ciudad de Seúl, marcada por el comienzo de un lluvioso otoño, vive el pequeño Jungkook, un chico simple que guarda dos secretos vergonzosos según él: uno, le tiene pánico a las tormentas, y dos, tiene un crush imposible con su jefe, el elegant...
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No podía creer que todo esto me estaba pasando en la misma puta noche. Tormenta, sin electricidad, en casa de mi crush, y acostados en la misma cama! Era una especie de pesadilla mezclado con el sueño perfecto. No sabía si quería que me despertaran o no de ser así.
Y para empezar no sabía por qué le había contado mi secreto sobre mi miedo y la razón del mismo pero después de aquello fue más fácil aceptar quedarme a dormir. De todos modos, no me quedaba de otra ¿verdad? Ni loco salía con la tormenta de afuera. Solo tenía que sobrellevar esa noche lo mejor que pudiese como una persona normal.
Pero yo estaba lejos de ser una persona normal.
Cuando salí del baño con el pijama de Jimin que me prestó, él ya estaba con el suyo propio sentado en la cama activando las alarmas para mañana.
- Tengo un cargador portátil. ¿Quieres conectar tu celular? - preguntó.
- Ah, claro. - Respondí. Apagué la linterna que estaba usando en mi teléfono y se lo entregué.
Me senté en la cama a su lado, tratando de respetar su espacio. Maldición, ¿de verdad íbamos a dormir juntos? Estaba muerto de miedo por la tormenta pero también estaba emocionado por tener que pasar la noche con el hombre que me robaba suspiros. Mi corazón no sabía en qué sentimiento enforcarse más. Era un desastre y estaba alteradísimo por dentro aunque intentaba no demostrarlo por fuera.
Nota mental: buscar un maldito terapeuta.
Nota mental 2: Olvídalo, no puedes pagarlo, Jungkook.
- Bueno, vamos a dormir. - dijo Jimin.
Bloqueó su teléfono y la única fuente de luz que quedó entonces fue la poca luz de la luna que entraba a través de una pequeña abertura de la cortina de la ventana de la habitación.
- Ponte cómodo y trata de dormir. - dijo - Ya verás como mañana aparece el cielo despejado y toda esta tormenta quedará atrás.
- Eso espero. - respondí.
Lo sentí metiendose debajo de la sábanas así que imite sus actos e hice lo mismo. Solo unos centímetros nos separaban. Su brazo estaba cerca del mío y podía sentir su respiración y el calor emanar de su cuerpo.
Intenté tranquilizarme. Esto era como cuando dormía con Taehyung. Cuando venía a hacerme compañía.
Excepto por la parte de que mi amigo no me hacía desearlo al punto de querer darme vuelta y abrazarlo con fuerza. Mi amigo no me producía deseos de besarlo y de sentirlo sobre mí cuerpo, de tocarlo y…
No, basta, basta. Me tenía que comportar.
Actúa normal, me decía a mí mismo. Otro trueno se escuchó e hizo temblar el vidrio de la ventana. Apreté las sábanas con fuerza y cerré los ojos.
