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Hice que mi crush se corriera

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Hice que mi crush se corriera. Sí, sí, eso de verdad había pasado. Lo había tocado. Había tenido su pene en mi mano y le había masturbado. Había escuchado sus gemidos y le había hecho acabar una enorme cantidad. ¿Cuántas personas podían decir lo mismo de su amor imposible? 

Aún no me lo podía creer. Había sido incluso mejor que cuando él me tocó a mí. Aunque eso también fue fantástico y me había dejado super caliente. 

Jimin a mi lado, se incorporó un poco en la cama y después de limpiarse el desastre en su abdomen, me miró. Tenía el cabello desordenado y una mirada lujuriosa. 

Vaya, así se veía después de tener un orgasmo. Bendita sea la imagen en mis ojos. Quería grabarla en mi mente para siempre. 

- ¿Has disfrutado eso incluso más que yo, eh? - me sonrió. 

- Hyung…

- Mmm, es tu turno ahora, bebé. 

Oh, genial. También me moría por acabar de una vez. 

- Quítate los pantalones. - dijo de repente.

¿Qué? No me quejaba pero ¿acaso ya iba a follarme? 

- ¿Para qué? - pregunté como un tonto. 

- Uh, ¿estás cuestionando mis órdenes, pequeño? Obedece a tu jefe. 

Maldición, este juego sexual era tan cliché, tanto como mis más profundas fantasías. Y esa sonrisa tan perversa que tenía en el rostro. No me animaba a contradecirlo. 

Me bajé los pantalones y me quedé en ropa interior. 

- Hm, no, todo, solecito. Te quiero desnudo. 

Claro que obedecí y, aunque me daba vergüenza, deslicé mi boxer por mis muslos y terminé quitándomelo también. Me sentí totalmente expuesto. 

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuve así frente a un hombre. 

- Hyung…¿Qué me vas a hacer? - pregunté nervioso. 

- Tranquilo. - dijo.

La punta de sus dedos empezaron a recorrer el interior de mi muslo. Me ponía a temblar. Mi pene seguía tan erecto como al principio. 

Subió más y sus dedos llegaron hasta mis testículos. Los rozó suavemente y ya con eso me creí capaz de correrme. Pero tenía que aguantar. No podía ser tan patéticamente precoz. 

Luego los deslizó entre mis piernas, cerca de mi entrada. No pude evitar arquear la espalda, deseando por más. No podía creer que Jimin estuviese haciéndome esto. Le di más espacio y abrí más las piernas. 

Creí que iba a meterme los dedos pero no lo hizo. Solo rozaba mi abertura una y otra vez, mientras me miraba y dejaba algún que otro beso en mi boca. 

Rayito de Sol ☀️ JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora