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El sábado desperté temprano para ir a correr y hacer ejercicio

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El sábado desperté temprano para ir a correr y hacer ejercicio. Era una buena forma de liberar el estrés y frustraciones de la vida y ya se me había hecho una costumbre desde hacía varios años, obteniendo como recompensa un cuerpo firme y marcado. No era como si me importara mucho lo físico, pero era una agradable consecuencia.

Taehyung solía acompañarme a veces pero el suertudo podía pagarse un gimnasio. Así que esa mañana corrí solo. Cuando volví a casa había un auto conocido estacionado enfrente del edificio donde vivía.

Y vaya sorpresa que me llevé cuando vi a Jimin apoyado en el vehículo con la mirada perdida en su teléfono.

- ¿Hyung? ¿Qué haces aquí? - pregunté.

- Oh, al fin. Te necesito. - dijo. - Sé que dije que no iba a molestarte en tus días libres pero necesito que vengas conmigo a esta reunión así que vine a buscarte.

- Uh, claro. ¿Hace mucho estás esperando?

- No mucho, un vecino me dijo que saliste a correr así que decidí esperar. ¿De verdad puedes venir o te estoy arruinando el día? Sé sincero! - dijo como si fuese una orden pero me sonría como siempre.

- No, no. No tenía nada que hacer ahora. Pero es que…

Me eché un vistazo a mi ropa. Era un desastre. No estaba en condiciones de ir a trabajar.

- ¿Qué?

- Estoy todo sudado y…luzco horrible.

- Sí, claro, ojalá todos nos viéramos así de bonitos al hacer ejercicio. Deberías verme a mí, parezco un cerdo agitado a punto de ir al matadero.

Emití una carcajada y me aguanté las ganas de decirle que aquello era imposible, con lo guapo que era. Luego me lo imaginé en pantalones deportivos y sin camisa, todo sudado y agitado.

Estúpida imaginación. No me cooperaba conmigo.

- Bueno, aún hay tiempo. Puedes ducharte. Esperaré. - añadió luego.

- Hmm, de acuerdo. ¿Quieres...pasar?

No quería que pasara y que viera mi casa simplona de pobre pero tampoco era correcto dejarlo allí afuera esperando.

- Claro! - respondió entusiasmado.

Subimos hasta el tercer piso, en escaleras porque el ascensor de mi edificio no funcionaba.

- Lo siento. - me disculpé cuando llegamos. - Te hice hacer ejercicio también hoy.

- No pasa nada.

En el interior observó todo como un curioso. Yo me moría de verguenza. No podía creer que mi crush, un importante y adinerado abogado estuviese pisando mi casa. Tampoco quería saber qué estaría pensando al respecto.

- Lindo departamento.- comentó él de todos modos.

- Gracias. - respondí avergonzado. Seguro solo lo decía por ser amable.

Rayito de Sol ☀️ JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora