WHATEVER IT TAKES; avengers

13 -fugitives

Habían pasado seis meses desde que estaban huyendo del gobierno Estadounidense y todos aquellos que habían firmado los Acuerdos de Sokovia. Amber Stark había decidido dejar su cabello en un rubio oscuro y cortarlo un poco, ya que su antiguo pelirrojo era muy llamativo para ser una fugitiva.

Desde países pequeños hasta grandes ciudades habían estado para esconderse, incluso habían utilizado varías veces la técnica de esconderse a plena vista. Ahora estaban en una pequeña ciudad en Croacia, la verdad es que Amber había dejado de prestarle atención a las ciudades y sus nombres luego de dos meses.

Estaba en una pequeña cafetería disfrutando de su café cuando alguien se sienta frente a ella, lo que provoca que se tense y se ponga alerta.

Steve les había prohibido a ella y a Wanda usar sus poderes en público o en cualquier situación que los pusiera en riesgo. Pues no era seguro si alguien llegaba a reconocerlas, sobre todo a la hija del multimillonario.

–Hola, linda. —Amber levantó la vista y vio a un hombre de cabellos oscuros sonriéndole.

–No estoy interesada. —Respondió ella en un perfecto croata.

–Oh, primor. Todas están interesadas.

Amber se puso de pie y camino hasta la caja. El hombre la siguió de cerca. Le pidió a la cajera la cuenta y pagó en efectivo, había vaciado sus cuentas bancarias antes de subir al Quinjet con Natasha y comenzar a huir. Cuando se volteó para dejar el lugar, el hombre la tomó del brazo. Amber levantó una ceja incrédula, miró al hombre desafiante, él solo sonrió de lado y algo burlesco.

–¿No entiendes un no como respuesta?

–Vamos, te prometo que nos divertiremos.

–Suéltame. —Amber no quería levantar la voz, así que mantenía su tono bajo.

–¿Y si no qué?

–Ella dijo que la soltaras. —El hombre levantó una ceja al ver a un moreno detrás de la chica.

–No te metas, esto es entre ella y yo.

Amber trató de contener su enojo, pero el hombre la sacaba de quicio. Con su mano libre, lanzó un golpe directo a la nariz del hombre, quien lo tomó por sorpresa y retrocedió unos pasos, liberando su brazo. Cuando la rubia se volteó para irse, el hombre volvió a tomarla por el brazo, pero esta vez de forma violenta. Ella levantó una ceja, sonrió y volvió a golpear la nariz del hombre, que crujió y ella supo que la había roto.

Todos en la cafetería se habían percatado de la escena y habían comenzado a murmurar.

–¡Maldita perra! —El hombre de cabellos castaños gruñó mientras sangre salía sin parar de su nariz.

Amber salió rápidamente, caminó dos cuadras con el moreno a su lado antes de que él dijera algo.

–Demonios, Amber. Tienes que controlarte. —La rubia detuvo su paso y miró al moreno.

–Él estaba molestándome. Le dije que no. No me vengas con esa mierda, Sam.

–Solo digo que debemos cuidar las apariencias, no podemos darnos el lujo de montar escenas en público.

Siguieron argumentando mientras llegaban al departamento que estaban arrendando. Cuando ambos chicos llegaron hablando energéticamente, Natasha, Wanda y Steve salieron a su encuentro.

–¡Solo quería tomar aire y disfrutar de un maldito café! ¡Sola! ¿No lo entiendes, Wilson?

–¡Ya lo sé! Tienes que controlarte.