CAPÍTULO VEINTITRÉS: Bugaboo

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CAPÍTULO VEINTITRÉS:

Lee veía embobado a Toula, todavía no caía que en un futuro iba a estar con ella y se sentía súper afortunado por ello. Toula por su parte sonreía divertida, se había dado cuenta que su vida estaba unida a la de ese carismático chico desde que entró en la sala. Es más ella podía saber cuál era la pareja de vida para cada persona en esa sala. Habían algunos que eran muy fáciles de ver por su fuerza, como el del chico rubio en la mesa de las serpientes y la chica castaña, Draco y Astoria, según podía ver, otros eran más complejos ya que el destino los unió casi por casualidad, como era el caso de la niña francesa y el nieto de New Scamader, Gabrielle y Timothy, pero con los que sí se sorprendió fue al ver al niño que vivió y la chica pelirroja, Harry y Ginny, a ellos los unía como una magia más ancestral. Si ellos vivieran en otro tiempo o lugar sus corazones estaban destinados a encontrarse siempre, porque tenían un vínculo mayor a los que cualquiera en ese salón pudiera siquiera pensar. Y no importaba si antes estuvieron con otras personas, siempre terminarían en los brazos del otro. Lanzó por lo bajo un chillido de emoción el cual escucharon tanto Lee como John. El primero la vio medio confundido, pero el segundo se dio cuenta que miraba donde Harry y Ginny hablaban tranquilamente y entendió todo.

-Papá quería quedarse a vivir en Grecia una vez que te conoció, pero tú sabías que había una fuerza que te llamaba a ir a Londres. Cuando conociste a los señores Potter papá dice que lanzaste el grito más fuerte que había escuchado en la vida, y que su oído no es el mismo desde entonces- Toula reía a la par de Lee, aunque una entendía más lo que su hijo trataba de decirles- desde entonces te vales de su amor para hacer tus hechizos y pociones más fuertes, obviamente que con el consentimiento de ellos.- la griega no podía más de la emoción. Para uno de ellos poder canalizar el amor de alguien en su magia los hacía más poderosos, siempre que esta sea utilizada para el bien.

-¿Y para qué la utilizo?- preguntó con curiosidad.

-En el futuro eres de las medimagas más reconocidas a nivel mundial, has logrado crear un suero que ayuda a las personas que han sido atacadas por una Acromántula, hace que el veneno se neutralice, lo elimina y en menos de una hora la persona ya está libre de una muerte dolorosa- explicó John con seriedad como no habían visto hasta el momento. Lee lo miró sorprendido, pero se sentía orgulloso de su futura esposa. Toula por su parte sonreía a más no poder, el ser medimaga era uno de sus sueños más grandes y no podía estar más feliz por lograrlo.

Una encapuchada menuda se acercó al frente y se posicionó donde momentos antes había estado su novio. Se sacó la capucha y dejó ver a una joven de cabellos rubios y ojos verde muy guapa, tenía una sonrisa enorme que era contagiosa y la mirada soñadora, no al punto de Luna Lovegood, pero cerca. Effi Von Thülen la veía con los ojos muy abiertos de la impresión, se parecía tanto a ella que asustaba, solo se dieron cuenta de esto de esto la rusa Elena Ivanov, que al ser las dos extranjera y no entender bien que hacían ahí se volvieron cercanas, y Hanna Abott y Susan Bones, ya que habían hecho buenas migas con ambas muchachas al ser las únicas Hufflepuff entre tantos Gryffindors. Las tres chicas la miraron igual de sorprendidas que Effi, "bueno, al menos ya sé por qué me llamaron" pensó esta última.

-Hola Hogwarts- saludó con alegría la rubia con una sonrisa enorme, la gran mayoría del Gran Comedor estaba intentando descubrir quiénes eran los padres de la niña pero estaban más perdidos que Gilderoy Lochart.- Mi nombre es Margaret Leyna Finnigan Von Thülen.- se presentó con alegría.

Seamus casi se cae de su lugar de no ser que Dean lo detiene antes. Cuando se acomodó en su lugar volvió a mirar a la chica y empalideció. Seria mentir decir que no había pensado en tener hijos, mas desde la llegada de los viajeros. Pero, al igual que todos sus amigos antes que él, nunca se hubiera imaginado conocer a su hija teniendo tan solo 16 años. Se refregó los ojos y pellizcó el brazo para ver si era un sueño.

Un Viaje InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora