Q u i n c e

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MinHo se fue casi a las doce de la noche a su casa ese día. Estuvieron despidiéndose media hora fuera de la casa de JiSung, los dos con sonrisas de enamorados diciendo ‘te veo mañana’ cada tres segundos, siendo interrumpidos por besos de cada uno.

No habían hecho casi nada esa tarde a parte de besarse y estar acostados en la cama. Era como si fueran novios, cuando en realidad ni siquiera habían hablado del tema.  

A la mañana siguiente, solo se vieron en los pasillos y en algunas clases que compartían juntos. La mayoría de los estudiantes ya empezaba a unir los hilos y se daba cuenta que había ‘algo’ en ellos dos, pero no hacían nada, ya que necesitaba ser confirmado de una buena forma antes de empezar a molestar a los ‘maricones’, o así los llaman ellos.

Por desgracia, toda la escuela era homofóbica. Fue por eso que se inició el primer problema entre MinHo y JiSung.

JiSung llegó casi corriendo a su casillero, pues la clase con el profesor de matemáticas estaba por empezar. MinHo, quien caminaba hasta el salón de clases del profesor Kang—mejor conocido como el profesor de química—, lo vio desde lejos y no pudo evitar sonreír. Se acercó y lo tomó por los hombros, haciendo que el pelizul diera un salto.

—Dios mío, MinHo—susurró JiSung, respirando agitado—. Me has asustado.

—Lo siento.

MinHo lo sentía. Pero no podía quitar esa sonrisa del rostro.

JiSung cerró su casillero y miró el pasillo, asegurándose de que nadie estuviera cerca. Luego de eso, se giró hasta el castaño y le dejó un pequeño beso en los labios. MinHo hizo un gesto confundido por la acción del peliazul, pero no dijo nada. Le devolvió el beso y sonrió en sus labios.  

—¿Tienes que ir a clase?—preguntó con los ojos cerrados.

—Se supone.

JiSung se acercó más al castaño, subiendo la mano por su brazo hasta llegar a la nuca de MinHo.

—¿Y quieres ir?   

—No puedo ir si no me dejas.

Ninguno de los dos quería separarse, pero segundos después, lo hicieron.

Una puerta se abrió de golpe y apareció TaeYong, quien se detuvo al verlos tan juntos. JiSung empujó a MinHo lejos de él, por lo que el castaño hizo un gesto dolido y le envió una mirada molesta al peliazul.

—Mira qué tenemos aquí—TaeYong se cruzó de brazos, acercándose a pasos lentos—, dos maricones escondidos.

—Si nos disculpas, tenemos que ir a clase... —empezó a decir JiSung. Casi no le prestó atención a lo que el chico decía, solo buscaba la mirada de MinHo.           

MinHo lucía molesto. Y JiSung no tenía idea por qué.

—Sí, tenemos.

Sin decir nada más, el castaño comenzó a caminar otra vez hasta su salón de clases. JiSung, un poco confundido por la actitud tan repentina que el castaño había tenido, tomó su brazo deteniéndolo.

—Nos vemos en la salida, ¿no?—buscó sus ojos, pero no encontró nada.    

—Sí, tal vez. Tengo que salir con Rose.       

Se soltó del agarre del peliazul y siguió caminando. JiSung se quedó parado, observando la figura de MinHo desaparecer por la esquina, y luego miró a TaeYong, quien tenía la mandíbula apretada.

—Eres un hijo de puta—murmuró TaeYong, chocando sus hombros antes de irse.

Ahora JiSung estaba más que confundido.

❝Femenine❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora