La canción “Isn't she lovely” comenzó a sonar en la radio, y JiSung soltó un grito de emoción en el asiento del copiloto, subiéndole el volumen al recordar lo que hace muchos años, MinHo se la había dedicado cambiando algunas partes de la canción.
Sus vidas estaban bastante bien en ese momento. Después de salir de la escuela, cada uno fue a la universidad a estudiar lo que querían, manteniendo una relación a distancia, hasta que terminaron de sacar su carrera y se fueron a vivir juntos. Obviamente, como en todas las relaciones, ocurrieron situaciones que casi los llevan a terminar, pero gracias a ello aprendieron a ser la relación más fuerte de todas. También, se encontraban los dos trabajando en el lugar donde siempre quisieron, y viviendo en la casa que siempre habían soñado.
Era como una película donde todo era perfecto.
MinHo, quien conducía el auto en dirección a su vivienda, sonrió al escuchar la emoción de su novio. Y eso eran; novios, todavía no se casaban, aunque tampoco estaba esa idea en sus planes.
—¿Te acuerdas, MinHo? ¡Eras tan lindo en ese momento!—dijo el peliazul, y cantó la canción que se reproducía.
—¿Era?—respondió el castaño, con falsa indignación.
JiSung sonrió al escuchar su voz y volvió a prestar atención a las calles por donde pasaban. Luego abrió los ojos al recordar algo y se giró hacia MinHo, nuevamente.
—MinHo, la habitación que adorné no tiene un color...
—Oh, sí—el castaño también abrió los ojos y miró por el espejo retrovisor, para después hablar en un susurro—. ¿Qué haremos?
—Le podemos decir la verdad, ya sabes—contestó JiSung.
—Supongo—MinHo suspiró y luego volvió a sonreír—. Nada de mentiras.
—Nada de mentiras—repitió el peliazul.
Los dos se miraron unos segundos, para decidir quién iba a comunicar la situación, hasta que JiSung se dio la vuelta hacia los asientos traseros y sonrió amablemente.
—Hey, SeungMin... —habló, a lo que el nombrado dejó de mirar por la ventana y fijó sus ojos miel en los suyos—. Tenemos un problema con tu habitación, pero no te asustes, la arreglaremos en cuanto podamos—SeungMin frunció el ceño, confundido.
—¿Qué problema?
—Bueno...
Miró a MinHo en busca de ayuda.
—Ibamos en busca de una niña—habló MinHo—Pero nos enamoramos de ti en el primer momento que te vimos. Así que puede que tu habitación esté de otro color que no te guste.
—Está bien, en cuanto haya una cama... —respondió el niño y les sonrió.
Exactamente eso era lo que los había enamorado a los dos. Habían estado todo ese último mes viendo la posibilidad de adoptar una niña, y al final dieron con SeungMin, el cual tenía siete años y con solo hablar ya tenía encantados a MinHo y a JiSung. SeungMin había estado tan feliz al recibir la noticia que no solo tendría un papá, sino dos, que casi se pone a llorar en ese mismo instante. Pero tal y como ellos habían dicho, iban a adoptar a una niña. Así que toda la habitación que le pertenecía a SeungMin, estaba completamente rosa, con peluches, olor a rosas, y todas esas cosas que se supone que representan a una niña, aunque ni a MinHo o JiSung les guste dar un color a los sexos.
—¿Iré a la escuela?—preguntó el niño, acomodando su cabello castaño.
—Por supuesto que sí, SeungMin—respondió MinHo—. Y te presentaremos a RyuJin, la hija de unos amigos...
A diferencia de SeungMin, RyuJin era tres años menor que él, y era la hija adoptada de TaeYong y Ten, desde hace tres años. La niña era un amor de persona, y aunque solo tenía cuatro años, tenía encantados a todos.
—¿Y van a haber niños? Quiero tener amigos hombres también.
—Claro, los puedes hacer en la escuela.
—Ustedes son muy guapos—habló SeungMin, cambiando de tema completamente.
—¿Quién?
—Usted y su novio.
—Nos puedes llamar papás, ¿sabes?—JiSung sonrió divertido.
—¿En serio?
—Sí, y nosotros te llamaremos hijo o SeungMin—respondió el castaño.
—¿Y cómo los diferenciaré?
—Yo soy Papá JiSung y él es Papá MinHo.
—¡Me encanta tener dos papás! Cuando los quiera llamar a los dos les diré Papás al cuadrado—seguido de decir esto, los dos hombres en la parte delantera se rieron.
MinHo siguió conduciendo hasta llegar al barrio donde vivían. Una vez allí, todos se bajaron y MinHo fue en busca de las maletas de SeungMin. JiSung abrió la puerta de entrada, dejando pasar primero al niño, y dejó las llaves colgadas para ver la reacción del niño.
—¿Qué te parece?—preguntó, con una sonrisa.
Sintió la mano de MinHo en su cintura y recargó su cabeza en su hombro.
—Es gigante—dijo SeungMin asombrado, y movió sus pies por todo el lugar—. ¿Dónde está mi cuarto?
—Sígueme.
El niño hizo lo que JiSung dijo, y subió las escaleras al segundo piso. Caminaron por un largo pasillo hasta llegar al final, donde una puerta cerrada los esperaba. MinHo sonrió nervioso y tomó la mano de su novio, dándole un apretón.
—Si deseas cambiar alguna cosa, nos lo dices y nosotros lo haremos de inmediato, ¿vale?
SeungMin asintió con la cabeza y dejó que el castaño abriera la puerta. Dio un paso dentro de la habitación, y miró todo lo que esta tenía.
Era una habitación bastante grande, y todo era del mismo color; rosa pálido. JiSung se había entusiasmado tanto con la idea que no pudo evitar comprar todo lo que fuera rosa, esponjoso y suave. También utilizó algunos de sus peluches que tenía cuando era un adolescente, y unas sábanas. La cama era rosa, para una persona; había estanterías con miles de peluches en ellas; cortinas rosadas; un televisor; corazones por todas partes, y una alfombra blanca. Realmente, JiSung le puso mucho trabajo y dedicación a su cuarto.
MinHo y el peliazul observaron las reacciones que tenía SeungMin, quien tomaba algunas cosas de los muebles y las apretujaba, entre otras cosas. Ninguno de los dos quiso preguntar algo hasta que se dieron cuenta que SeungMin no iba a hablar por un buen rato.
—¿Qué te gustaría cambiar, SeungMin?—preguntó JiSung—¿Las paredes, las cortinas, los peluches? ¿Todo?
—No quiero cambiar nada. El rosado es mi color favorito.
MinHo sonrió y besó la cabeza de su novio. JiSung no podía hablar; pensaba que SeungMin odiaría su cuarto.
—¿Es en serio?
—Sí, me encanta. Pero los niños del orfanato decían que era un color de niña.
—No es un color de niña, ¿bien? No les hagas caso—dijo—. Posiblemente, el que te guste el color rosado te hace diferente a los demás, y eso está muy bien. Es aburrido siempre ver lo mismo.
JiSung sonrió al igual que MinHo, y atravesó la habitación para abrazar a SeungMin. El niño lo observó confundido, pero le respondió el abrazo.
—Entonces, ¿puedo vestir de rosado? ¿Y conservar la habitación? ¿Y ser como tú?
—Claro que sí, SeungMin. Yo no te detendré, tampoco MinHo.
El castaño avanzó hasta llegar donde JiSung y SeungMin estaban. Le sonrió al más pequeño, comunicando que estaba de acuerdo con su novio, y SeungMin sonrió, para después abrazar a los dos.
—Muchas gracias, papás al cuadrado.
Fin.
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❝Femenine❞『•MinSung•』
Fanfiction❝Viviendo con cinco hermanas y con solo un padre en la familia, JiSung no ha podido evitar salir igual que sus hermanas. Todo en su casa es rosa, pestañas postizas por todos lados y brillos labiales que hacen tus labios más besables de lo que son. S...