D i e c i s i e t e

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Hace media hora que los dos se habían despertado, uno observando al otro al momento de abrir los ojos, y el otro siendo observado. MinHo mantenía sus ojos pegados en el rostro del peliazul, quien sonreía solo por sentir su mirada sobre la suya.

Los dos estaban muy felices. Se podía notar a kilómetros lo que había pasado entre ellos.

—Luces lindo hoy—el castaño habló, con voz de recién despertado.  

JiSung estaba radiante. Su piel se veía como de bebé, con algunos lunares y chupones en partes que nadie se imaginaba. A MinHo le parecían perfecto cada uno de sus lunares.

Realmente los dos estaban en las nubes.

—Tú también—contestó el peliazul, admirando el cabello desordenado de MinHo.

JiSung se movió en la cama, intentando buscar sus pantalones que seguramente se encontraban en el mismo lugar donde los dejó la noche anterior, pero no alcanzó a mover ni un pelo cuando un ligero dolor en su espalda baja le hizo volver a la posición inicial.

—¿Te duele mucho?—preguntó el castaño preocupado, moviéndose para quedar más cerca del peliazul.    

—¿Quieres que sea sincero?

—Sí.    

—Entonces sí, me duele—respondió—. Aunque valió la pena.

—Lo sé. Tus gritos ayer fueron escandalosos...

—¡MinHo!—le interrumpió, dándole un golpe en el brazo—Cállate.

El mencionado sonrió y besó los labios de JiSung.

—Cállame—susurró en su boca.

Siguiendo las órdenes de MinHo, se lanzó a sus labios, ocultando una sonrisa y mordiendo el labio inferior del castaño. MinHo gimió contra su boca y se separó de él.

—Tranquilo. Acabas de despertar.

—No he hecho nada—se defendió inocente.

—Sí, claro—contestó con sarcasmo.

Luego, unos golpes en la puerta se hicieron presentes y los dos abrieron los ojos, alarmados.

—MinHo, hijo—llamaron—¿Está JiSung allí?  

—Sí, sí, ¿por qué, mamá?

—Su padre está llamando y pregunta cuando irá a casa.

JiSung abrió todavía más los ojos y volvió a moverse para buscar su celular, pero otra vez el dolor en su espalda baja vino y tuvo que volver a acostarse.

—En diez o veinte minutos—respondió el castaño, buscando la ropa interior de los dos por la cama.  

—De acuerdo—se escucharon los pasos de Tiffany por el pasillo, alejándose de la puerta.

MinHo se levantó de inmediato cuando estuvo seguro de que su madre no estaba cerca. Movió su cuerpo desnudo por toda la habitación, intentando encontrar la ropa que se habían quitado la noche anterior. Localizó todo a unos pies de la cama, doblado de tal forma que parecía para una tienda. No le dio mucha importancia a eso, simplemente tomó lo que estaba en el suelo y caminó hasta la cama, donde JiSung observaba el cuerpo contrario con un sonrojo notable en las mejillas.

—¿JiSung? ¿Tienes fiebre?—preguntó preocupado.

—¿Qué? No, no, para nada... —negó y alcanzó su ropa interior, poniéndoselo por debajo de las sábanas—¿Por qué lo dices?

—Luces como un tomate—contestó—. Pero me gusta.

Si MinHo creyó que el peliazul estaba sonrojado, pues hizo mal, porque ahora estaba mucho más rojo que antes.

❝Femenine❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora