D i e c i n u e v e

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TaeYong y Ten. (Diferentes edades. Ten será mayor que TaeYong)

El sonido de las pistolas siendo recargadas, seguidos de muchos disparos era casi todo lo que se escuchaba por la casa de Lee TaeYong un domingo por la tarde. Y se dice ‘casi todo’ ya que a tan sólo pasos, en la segunda planta, la música de ‘‘Nct127’’ no pasaba desapercibida, irritando al pelinegro.

Hace meses que el individuo de la segunda planta había llegado, junto con una mujer muy linda y dulce llamada JoonAh, a la que empezó a decirle mamá hace no mucho, alrededor de tres semanas, como máximo. Desde el día en que TaeYong lo había visto pasar por la puerta de entrada, junto con JoonAh, su madre, supo que iba a odiarlo hasta la muerte, y en ese momento no era una excepción.

—¡¿Podrías bajarle a la puta música de mierda?!—gritó con enojo, apretando los botones de la consola para disparar a su oponente.

—¡Yo no me quejo cuando escuchas esa estupidez de rap!—le gritaron de vuelta, a lo que TaeYong rodó los ojos fastidiado.

—¡Baja el volumen ya, maricón!—volvió a exclamar.

—¡Tú serás el maricón!

TaeYong pausó el juego inmediatamente al oír esas palabras, y corrió por las escaleras para abrir la habitación de su peor pesadilla.

—Vuelves a llamarme maricón y no volverás a ver la luz del día—advirtió, entrando al lugar.         

La música se detuvo al instante.

—¿Y porqué no volveré a ver la luz del día? ¿Acaso me vas a secuestrar y me darás por el culo como lo haces con tus amiguitos de la escuela?—frente a él, un chico de baja altura, ojos café, cabello azul y vestido con ropa de deporte, se acercó con una sonrisa burlona en los labios. Su cuerpo se encontraba sudado por el reciente ejercicio que antes realizaba en su habitación, mientras que pequeñas gotas de agua se deslizaban por su cabello.

—No me das miedo, TaeYang—sonrió.

—Es TaeYong, no TaeYang. —corrigió.

—Lo que tú digas, TaeYang.       

El más alto dejó salir un suspiro frustrado antes de salir de la habitación.

—¡Hey!—le gritaron desde lejos, y segundos después sintió los pasos del chico detrás suyo—. ¿Has sabido algo del chiquito?

—¿Quién?

—Ya sabes, el que vimos cuando te fui a buscar a la escuela, hace tres años...

—¿Y a ti qué con él?—se dio la vuelta—¿Para qué lo quieres, Ten?

Ten se encogió de hombros.

—Para follar.

—Me das asco, maricón—volvió con lo suyo, que era jugar con la consola en la sala de estar.

Sintió el peso del peliazul a su lado en el sofá, pero intentó no tomarlo en cuenta.

—Hablando en serio—murmuró Ten—. ¿No te has hecho amigo de él o algo para conseguir su número y después pasármelo a mí? Serías el mejor hermano del mundo—TaeYong se tensó.

—No eres mi hermano.

—Le dices mamá a mi madre, así que supongo que lo somos.

—Nunca sería hermano de un puto maricón como tú.

—Bien, eso duele—se limpió una lágrima falsa—Pero... Si no somos hermanos te puedo besar, ¿no?

—Aléjate. De. Mí—escupió con rabia—. Vuelves a decir algo como eso y le diré a mi padre...

❝Femenine❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora