Diferente / capítulo cuatro.

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El corazón de Sabrina sintió un gran alivio al ver a Sofia entrar al aula.

Sabrina le contó a Miriam que el director le pidió ayudar a Sofia, así que muy gentilmente decidió sentarse unos lugares más atrás, con su otra gran amiga Luna, para que así Sofia pudiera sentarse en su lugar.

Sabrina: ¿Quieres sentarte aq...? —no pudo terminar la pregunta cuando la vio de cerca.

Estaba diferente.

Estaba completamente diferente.

Estaba arruinada.

Parecía que había envejecido cinco años en dos semanas. Sus ojos se veían tan cansados como podían estar, como si no hubiera dormido bien en semanas. Estaban rojos, y más bien parecía que sus ojeras tenían cara en lugar de ser al revés. No llevaba nada de maquillaje, y su cabello estaba suelto, pero de una forma que daba a entender que ni siquiera se había molestado en peinarlo. Llevaba una chaqueta de cuero negra y unos jeans del mismo color. Una de sus zapatillas Converse tenía las agujetas desatadas, pero no parecía notarlo siquiera.

No era la Sofia que había visto hace dos semanas, a esta chica le había pasado algo más. Sabrina lo sabía, lo sentía. Hace dos semanas, si bien se notaba que estaba sufriendo, no se le veía de esa forma. Se supone que con el tiempo tienes que sentirte mejor, poco a poco; no destrozarte en menos de tres semanas.

Sabrina: ¿Quieres...? —comenzó de nuevo, aún en shock por la visión.

Sofia: No necesito tu lástima, imbécil.

Sin más, caminó hasta el último lugar del aula.

Sabrina dirigió su mirada a Miriam, quien la miraba sin entender.

Mientras el profesor daba su clase, a Sabrina le llegó un mensaje en WhatsApp.

"No funcionó, ¿o sí?"

Era Miriam.

— ¿Parece como si hubiera funcionado? —contestó el WhatsApp con sarcasmo—, ¿Le has visto la pinta?

— Sí, la he visto. Dile al director que se meta su plan de ayuda por donde le entre, aléjate de esa chica.

— No voy a alejarme, es obvio que necesita ayuda —insiste.

— No seas idiota, Sabrina. Es obvio que no quiere ser ayudada.

Sabrina apagó su celular y dedicó el resto de la clase a reflexionar sobre lo ocurrido.

...

Sabrina: Lo intenté, juro que lo intenté.

Luego de pensarlo muy bien, llegó a la conclusión de que no había forma en que pudiera ayudar a alguien que no quería ser ayudado. A alguien que no podía ser ayudad, al menos no por Sabrina.

Director: Tienes que intentarlo de nuevo —los ojos celestes del hombre brillaban con desesperación, como si Sabrina fuera la única persona capaz de ayudar a esa pobre chica.

Sabrina: Ella no quiere ser ayudada, incluso me llamó imbécil.

El director suspiró y se reclinó sobre su asiento.

Director: ¿Le has visto las muñecas? ella necesita ser salvada.

Sabrina: Ella no quiere ser salvada —dijo apresuradamente—. Espere, ¿muñecas? ¿se corta?

Director: Tal vez, no sé qué es lo que no hace.

Automáticamente, Sabrina recordó las marcas que le había visto en los dedos.

Towards love [adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora