Cuando Sofia salió corriendo de la oficina del director, Sofia sabía perfectamente a dónde ir a buscarla.
Entró a los baños con el pulso acelerado.
Sabrina: Alguien te... te... tú has... —no había forma en que pudiera formar la oración. Veía a Sofia ahí, con las manos sobre el lavado, tan frágil, tan... hermosa. No entendía cómo alguien podía hacerle daño.
Sofia habló con una voz inaudible, casi en un susurro. O porque no quería que alguien más escuchara —aunque estaban solas, pues era hora de clases—, o porque simplemente no podía utilizar su voz normal.
Sofia: ¿Ahora entiendes por qué no puedo ser ayudada?
Ni siquiera levantó la mirada cuando lo dijo. Sabrina en cambio, no podía apartar la vista de ella.
Por alguna razón, la foto que vio de Paulina junto a ella en Facebook se le vino a la mente. Los ojos café miel que las hermanas compartían, más exactamente, esos ojos que brillaban tanto. No se parecían en nada a los ojos de la chica que tenía delante de ella.
Sabrina: Sigo pensando que puedes ser ayudada...
Sofia: No tienes idea... estoy destruida.
Sabrina: No hay alguien que no pueda ser ayudado... podemos...
Sofia la miró confundida mientras secaba sus lágrimas. Sabrina formuló lo que iba a decir en su mente antes de comenzar a hablar.
Sabrina: Mi dolor probablemente no se compare con las cosas que has pasado, pero... si hay algo que aprendí luego de atravesar otra clase de dolor, es que, aunque al comienzo no lo veamos, podemos ser ayudados. No por psicólogos, no por la familia, no por los amigos. Pero sí por los que nos entienden.
Sofia: Una persona rota, no puede arreglar a otra persona rota.
Sabrina: Sí pueden. Nos reparamos entre nosotros. ¿Quién mejor que alguien roto para entenderte? ¿acaso crees que le cuentas tus experiencias a alguien que no las ha pasado, entenderá ese dolor? porque no, no lo hará. Pero qué mejor que alguien que ha sido herido de la misma forma, esa persona sabrá la verdad del dolor que sientes. Esa persona estará de acuerdo en que no es justo... podemos ser reparados. Eso es lo que aprendí del dolor que atravesé en mi vida, podemos ser reparados. Nos ayudamos entre la gente rota. Piénsalo de esta forma, en matemáticas, ¿cuánto es negativo más negativo?
Sofia se lo pensó unos segundos, como si no encontrara el punto en la metáfora.
Sofia: Positivo. Negativo más negativo es positivo.
Sabrina: Exacto. Piensa en el negativo como la gente herida. Gente herida más gente herida, da como resultado gente reparada. Te aseguro que podemos remediarnos entre nosotras.
Sofia la miraba fijamente. Bueno, tan fijamente como podía. "Las personas que ocultan secretos, no pueden mirar a los demás a los ojos" —se dijo a sí misma.
Sabrina: ¿Acaso tienes algo que perder?
Sofia suspiró. Claro que no tenía nada que perder, todo lo que podía importar; ya lo había perdido.
Se animó a mirarla dijo, pero haciéndolo realmente, sosteniendo la mirada, por mucho que le costara hacerlo. Miró en los ojos azules de la rubia y vio sinceridad en ellos. No vio lástima, como la que había en los ojos de las demás personas cuando la miraban.
No había una sola gota de lástima. Casi parecía que esos ojos le pedían ayuda a ella, en lugar de ser al revés.
"Voy a terminar cayendo por ti" —se dijo a sí misma mientras observaba a Sabrina—; "No sé en qué forma, pero me harás caer. Y por primera vez, estaré encantada de caer."
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Towards love [adaptación]
Fanfiction» "Dos personas siempre van a estar condenadas a encontrarse si se sujetan del hilo rojo que las une." »Obra adaptada, créditos a su respectivo autor« - La obra es publicada, ya con el permiso de su autor.