Capítulo 10 "Mi enemiga definitiva"

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No pude mirarla de nuevo a los ojos, era difícil después de haberla escuchado hablar, si lo recordaba sólo podía sentirme incómodo frente a ella y sus amigas.

¿Quién es el correcto ahora?

No lo sé pero he visto más a fondo la verdad en la niña que solía ser un demonio para mí.

¿Qué es ahora?

Una genuina mujer que ahora me ve como un cretino por la forma en que la traté ayer sin ser realmente mi intención. He lastimado su orgullo y ella me devolvió el golpe sin estar consiente de todo lo que escuché bajo su cama.

-Levi... ¿Por qué esa cara?
-Es la única que tengo.
-Ya dime que tienes.
-¿No te parece suficiente que me hayas golpeado por la espalda?
-Ah eso... es la verdad, ya date cuenta.
-¿De qué eres una mala amiga?
-No, de que miras a Mikasa de otra forma. Ya deja tu maldita guerra inexistente con ella.
-Lo he dejado.
-¡Al fin!
-Eso no significa que quiera ir detrás de ella.
-¿Eh?
-Adiós, Hange.
-¿Qué? Espera...

Salí del aula y me metí al baño de hombres, así podría estar a solas y pensar que mierda acabo de decir.

¿Así es como me siento? ¿Estoy herido? ¿Realmente quiero dejar esta guerra?

-Tsk...

Moje mis manos y me miré en el espejo.

-¿Qué pasa contigo?
-¿Hablando solo?
-¡Hange!
-Tenemos que hablar y no acepto un no por respuesta.
-¿Qué diablos haces aquí? ¿No eras mujer?
-La mayoría piensa que soy hombre, es más probable que me corran del baño de las chicas.
-¿Te ha pasado?
-Bastante.
-Hange... ¿Por qué dijiste esas cosas en el departamento de Mikasa?- la cuestione- sabías que yo estaba ahí.
-Algo que tú no puedes ver es que toda esa actitud arrogante que tienes contra ella disfraza tu debilidad. Todo el tiempo hablas de ella, tus planes siempre van de acuerdo a ella y arreglas todo para tenerla cerca. Tal vez no te salgan bien tus planes para derrocarla pero no es por una falla de cálculos es porque realmente no quieres herirla. En el fondo ella es importante para ti.
-Claro que no.
-Puedo apostar que harías cualquier cosa si ella se va por alguna razón. La necesitas cerca para estar bien.
-Ella es quien me molesta, si se va sería lo mejor que me podría pasar.
-No hables de más, enanin.

Ella salió del baño, dejándome con graves dudas dentro de mi cabeza. Me siento estúpido.

Decidí salir después de tranquilizarme pero aún me sentía perdido caminando en esos pasillos.

-Lo siento.
-Está bien.
-Mikasa...

Sus cosas estaban en el suelo por mi culpa.

-Déjame llevar esto por ti.

Recogí su bolso con sus cosas, aunque ella intento hacerlo antes.

-No tienes que...
-Te debo una disculpa por lo de ayer. En realidad estaba pensando en ti, lamento haberte hecho pensar que no me interesaba que estuvieras frente a mí.
-Oh... entiendo- sonrió- todo está bien.
-¿Puedo invitarte de nuevo a desayunar?
-Ya nos pasamos el almuerzo...
-Entonces a cenar. ¿Qué dices?
-Yo... claro.
-Pasare por ti a las ocho.

Entramos al aula y las miradas nos rodearon. ¿Por qué?

Los ojos de Hange me respondieron, estaba cargando la bolsa de Mikasa y estamos muy cerca el uno del otro. Eso era el motivo por el cual todos nos miran de esa manera.

-Mierda- pensé- la gente malinterpreta todo tan fácil. Sólo estoy haciendo una tregua, no planeó que ella se vuelva importante para mí... la estoy dejando ir.

Entre el odio y el amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora