Lost Souls

III

*Destiny's POV

Por que los seres humanos estamos hechos de mierda? Con nuestros demonios mas que nuestros ángeles?

Hablamos sin saber.

Hablamos sin pensar.

Y por eso estamos tan jodidos.

Eran estos los momentos donde me encantaba mandar todo a la mierda.

No se que habrá pensado Drake de esto, no se si vendrá por mi o no.

Cualquier persona que viviera en Rivas sabe "la historia de Destiny"

La pobre chica con su hermana fallecida.

Odio eso, odio que me reconozcan por alguien que murió.

Y que después hablen sin conocerme.

La drogadicta, anda en malas compañías, borracha...

Y mucho mas bla bla bla.

Gente idiota.

Los odiaba a todos, eran iguales, claro, menos a unos cuantos.

Sentí el ardor en mi labio cuando Paul me golpeó y yo caí al piso.

Yo practicaba kickboxing con Paul, mi entrenador preferido.

Me sonrió como disculpa, ya que le había dejado claro que si me volvía a pedir disculpas le partiría la cara.

Me dio una mano para levantarme.

Mi labio sangraba, lo sabia.

Y que.

-buena pelea Des-

Le sonreí y chocamos los puños

-te vere mañana?-

-seguro Paul-

Otras de las personas que me caían bien, era Paul.

Creo que tengo simpatía por las cosas rotas.

La esposa de Paul se había tirado hacia un tren.

El pobre había quedado desvastado.

Quien no, Susan era la persona mas maravillosa que este mundo podría tener.

Este mundo esta lleno de muertes.

Paul era el único, el único, que había adivinado mis verdaderas intenciones.

Me había rogado que no lo hiciera, pero no podía, había tomado una decisión.

Paul no sacaba el tema, pero podía ver la tristeza de sus ojos cada vez que me veía.

Odiaba esto también.

Tal vez debería ser un ogro con todo mundo para que así no sufran, y no lloren por mi.

En mi costado estaban tatuados los nombres de las personas que amaba, era masoquista, pero quería llevarlos conmigo siempre.

Los nombres de mis padres e amigos.

Isabel.

Mario.

Sara.

Drake.

Paul.

Susan.

Esa era la lista de nombre que estaban tatuados en mi piel.

Me entró un mensaje.

Era mama, tenía que ir al consultorio del supuesto psicólogo.

Los odiaba, no era nada personal, sino que, yo creía que las personas pueden resolver sus demonios ellas mismas, pero ya que.