My Arrow ❥『MinSung』

O3

—Eres tremendo imbécil, Lee, te odio, te odio, te odio. —Comencé a pelear golpeando a mi amigo, tremendo idiota, imbécil. —Te detesto, ¿ves como llegue? Parece que fui violado.

—Técnicamente eso te ocurre por no querer irte a casa temprano, te lo dije una y mil veces. Ah, pero el pendejo tiene culpa de que al niñato lo hayan amenazado y dicho que lo estaban acosando y que tal vez sus días están brutalmente contados. —Reclamó.—Eres un dramático JiSung, agradece que tienes vida es lo que deberías hacer.

—En este momento deseo haberme traído la puta flecha y te la hubiera enterrado en tu puta garganta. —Con esas palabras, me fui de su lado que "si me cortaba, no botaba sangre"           

Cuando me tocó entrar al salón de mi última clase (la cual duraba 3 putas horas), sentí una mirada tan y tan profunda que me preocupé. Revisé cada una de las esquinas del salón, a mis lados, y cuando levanté mi mirada, hacia la ventana, él estaba ahí.

—Debes estar bromeando... —Susurré temblando, salí corriendo del salón. Corrí por la universidad hasta llegar a los baños, pero como por arte de magia...

—Que bonito volver a verte, Niño inocente. —Cuando escuché su voz, me volteé e iba a golpearlo, iba. Apenas levante mi puño, ese muchacho me tomó del cuello. — No te atrevas, porque si llegases a hacerlo, tus segundos van a estar más cortos en acabarse.

—Detesto tu máscara, ¿sabías?—Dije, y era en serio, la simetría de los pequeños dibujos que tenía era algo rara, no era correcta. Además de que la costura estaba mal hecha, también estaba justo cortada a la mitad, cosa que me enojaba el doble. —Al menos la hubieras dejado completa, imbécil. —Imbécil, que error cometí.

—¿Cómo dijiste, idiota?—Gruñó, apretando más su agarre en mi cuello, no quería demostrar mi debilidad, no lo iba a hacer... no otra vez. —Eres un completo idiota, niño. Me tengo que ir, agradece que no te mato porque estamos en la universidad, pero créeme, apenas tenga un tiempo, asegúrate de tener los cojones bien puestos, porque quién sabe si no tenga piedad.

Con esas últimas palabras, se fue, toqué mi cuello, el cual se sentía algo caliente debido a la fuerza del agarre. ¿En qué me había metido?