T r e c e

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Ruggero.

— Realmente es una buena propuesta. — Dijo la mujer rubia con una sonrisa. — Nos alegra que la hayas traído, hubiera sido una pena que esta idea se quede solo en tu cabeza.

— Agradezco a ustedes por la oportunidad. Es de verdad muy importante para mí.

— Siempre son bienvenidos nuevos productores, ya sabes. Pero bueno, a pesar de que nos agrada, vamos a tener que comenzar a analizar si funcionará o no, pero estaremos en contacto. 

Dicho eso me tendió su mano y una asistente me acompañó a la salida. Bien, tal vez hay una parte de la historia que es mentira, Netflix no salvó la película anterior, la película anterior desapareció; tampoco había variedad de inversores, era el único. En mi defensa, una vez juré que movería cielo y tierra por ella, aún cuando ni siquiera quisiera verme.

Tal vez lo recordé tarde, pero no voy a rendirme. No de nuevo.

Salgo de las oficinas de Netflix y dudo a dónde ir, llevo días sin ver a Karol y a Nick, y me preocupa qué quiera responder a nuestra conversación de hace días. Una parte de mí muere por saber la respuesta, y la otra quiere salir corriendo; pero no debo permitirlo.

Busco su número en mi celular y dudo si enviarle un mensaje; el último que le envié hace unas semanas atrás está allí, ella jamás contestó, claramente. ¿Qué podría contestarme? Si el error fue mío. Golpeo el volante del auto con la palma de mi mano y lanzo el celular al asiento del copiloto; sé que no tengo el derecho de reclamarle nada, sé que renuncié a ese derecho cuando salí por aquella puerta y me odio por ello. ¿Cómo podría perdonarme ella, si ni siquiera lo he hecho yo?

Suspiro y vuelvo a tomar mi celular. Dudo si llamarla o enviarle un mensaje, pero supongo que no contestará al mensaje y decido llamarla. Suena una; dos; tres; cuatro veces. Y contesta.

— ¿Qué quieres? — Suena malhumorada y no puedo evitar sonreír.

— ¿Estás en tu casa?

— ¿Qué te importa?

— ¿Haz pensado lo que te dije?

— No se de qué estas hablando. — Dijo suavemente.

¡Vaya! Está haciendo conmigo lo que yo hacía con ella, y apesta. Definitivamente no creo en el karma, creo en Karol Sevilla. Y será peor.

— Si me permitirás redimirme y acercarme, con los tiempos necesarios, a mi hijo.

— ¡Oye! — Dijo sorprendida. — ¿Sabes? Estás diciéndolo muy directamente, neta se me complica creerte. Sueles ser más sincero cuando dices monosílabos y desapareces, ¡Como cuando abandonaste a Nick!

Bien, me merecía eso.

— Karol... — La oí reír suavemente.

— Si, estamos en casa, puedes venir con Camila, a Nick seguro le hará ilusión verla.

Eso en realidad había salido mejor de lo que esperaba, es decir, ella accedió a que vea a Nick, lo cual probablemente implique que acepte que él y yo tengamos una relación, ¡Y quiere que vaya con Camila! No puedo evitar traer a mi cabeza todos esos recuerdos en los que, en algún momento, Karol y yo soñamos con esto. Con hijos, juntos, con rutinas familiares y siento que mi pecho se cierra. 

Papá. »RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora