Q u i n c e

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Karol.

— Un ángel. — Dijo sonriente.

— ¿Un ángel? — Pregunté divertida.

— Si, escribí el papel exactamente para ti. 

El día que muera seguramente será culpa de este hombre. Y de esa sonrisa. Pero eso no significa que esté enamorada de él nuevamente.

— ¿Y qué se supone que hace este ángel, Ruggero? 

— Salvar el mundo. — Dijo encogiéndose de hombros.

— Genial, sin presiones.

Ruggero comenzó a explicarme de qué iba la trama de la nueva película mientras lo oía con atención; estaba segura de que no era una historia propia, era increíblemente buena y tenía demasiada ciencia ficción.

— Ruggero, tu no escribiste eso, ¿Cierto?

— ¡Claro que lo hice!

— No te creo.

— Es una pena que no creas en mí. 

— Tengo mis motivos. — Dije divertida.

— Deberías parar con eso. — Suspiró.

— Nunca.

Para ser sincera, esta -no tan- nueva faceta de él me gustaba, me recordaba al Ruggero que había conocido años atrás y lo importante que él se había vuelto en mi vida. Mi mente divagaba, como de costumbre, acerca de qué tan distintas pudieron haber sido las cosas. No podía dejar de pensar en ello, en todo lo que él significó para mí en algún momento, y la marca que dejaría en mi vida.

— ¿Sabes? El cumpleaños de Nick es la próxima semana. — Dije suavemente y él asintió.

— Si, lo mencionaste ayer y quería hablar acerca de eso; ¿Haz planeado algo?

— Una reunión familiar, alquilar alguna animación para los pocos niños que habrá y... nada, eso.

— Me esperaba más una súper fiesta, a lo Karol Sevilla. — Bromeó.

— Solo cumple cuatro, ya para sus cinco haré una gran fiesta.

Ruggero me miraba sonriente, con un brillo en sus ojos. Me gustaba ese brillo, porque estaba ahí por Nick, porque sabía lo que él sentía; por primera vez en mucho tiempo estaba haciendo las cosas bien, y nuestro hijo estaba entre todo aquello.

Y él estaba orgulloso de sí mismo.

Y yo también estaba orgullosa de él.

— ¿Haz pensado acerca del papel? — Preguntó, rompiendo el silencio.

— Lo mencionaste hace como cinco minutos. — Dije riendo.

— Debería ser suficiente, es un papel increíble, no puedes rechazarlo.

— Sabes que este no es el tipo de proyectos en el que suelo participar, lo mío es el realismo.

— ¿Karol Sevilla está negándose a un reto profesional? — Llevó sus manos a su pecho, exagerando su sorpresa. — ¿Quién eres y que haz hecho con la mujer que conocía?

Reí a carcajadas. Extrañaba sus bromas más de lo que podía recordar.

— ¡Bien! No puedo negarme si lo pones de esa forma, pero quiero que sepas que si esto arruina mi carrera, será tu culpa. — Bromeé.

— Esto lanzará tu carrera por los aires, especialmente teniendo en cuenta a tu co-estrella. — Alardeó.

— ¿Quién es? — Pregunté intrigada.

Papá. »RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora