II

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Podría resultar difícil de creer que alguien como Harry hiciera ese tipo de trabajos, para él no era un trabajo, para él era la única manera de expresar verdaderamente cómo veía él, cómo "ve" el mundo a su manera, es como si su mazo fuese la pluma de un poeta y el cincel la tinta. Sentía como pequeños fragmentos de aquel material caían en sus pies sin causarle daño, eran las hojas aboladas y botadas de aquel escritor cuando su historia iba fallida, sólo que con él era lo contrario, él no veía errores, para él en la estética no había imperfecciones, él las veía en el alma, y sentir y escuchar aquellos pedazos caer eran símbolo de que su obra estaba siendo realizada. él no podía decir "no me gustó, lo volveré a hacer", él sólo lo hacía y punto. Los críticos no le importaban, él quería transmitir, él quería que vieran sin juzgar, él quería que sintieran. 

Pulía los bordes quitando los filos y contorneando como si una persona le quitara las espinas a una rosa, no son defectos, pero no aceptaba como algo "filoso" hacía juego con lo delicado. O era suavidad y suavidad o no lo era nada. Y es que las esculturas de Harry eran así, las ves y te sientes capaz de sentir con tus dedos cuán suave es la obra, cuán tonificados son los músculos, la suavidad del cabello, el poder escuchar el batir de sus pestañas, e incluso como se siente el poder abrazarlo. 

-Señor Styles, ¿Me puedes repetir que tanta es tu capacidad visual?- su acompañante le elogiaba a su manera.

-Del cero por ciento... por curta vez, Lucas, no veo absolutamente nada, y no me digs señor.- una mezcla entre diversión y desesperación había en su voz. El chico con gafas oscuras se encontraba recargado en su bastón plegable, en espera atento a las siguientes palabras del evaluador. 

-Es algo imposible, me atrevo a decir que no te creo por más que me lo repitas.- observa con cautela la escultura que se encuentra frente a sus ojos marrones; cabello liso, nariz pequeña y respingada, labios finos y delgados, pestañas suaves ni muy largas ni muy cortas, párpados pequeños y decorados con delgadas arrugas a sus costados, facciones finas, y un cuerpo curvilíneo como base,  esta obra era muy distinta a las anteriores, estaba más detallada y sin duda este chico no dejaba de sorprenderle, aún recuerda la vez que le atacó penando que se hacía pasar por una persona ciega sólo para tener él éxito que estaba teniendo. -¡Eres como Giovanni Strazza, Rafaelle Monti, Antonio Corradina!, ¡Tus esculturas son oro puro! Son trabajo similar al de ellos, ¡Tu eres similar a ellos! Sólo que... 

-Sólo que yo soy ciego.- una risa sin humor escapa de sus labios, jamás llegó aquel señor con el que estaba hablando sería uno de sus mejores amigos y compañero que lo impulsaría a la fama por su trabajo.

Harry esperaba callado, no era de mucho hablar, siempre prefería quedarse en silencio y escuchar cuánto pudiese; nadie tenía idea de cuántas cosas ajenas a él se ha enterado. Busca el banquito que tenía cerca de donde estaba para sentarse un rato, sabía que su amigo aún no dejaba de idolatrar aquella pieza de mármol, y no se equivocaba, su amigo observaba con detalle aquel rostro de la escultura, con miedo a que en cualquier momento ésta le devolviese el parpadeo, podía sentir como sería el bailar con aquella bella imagen, su sonreír tras un mal chiste, incluso podía imaginar cómo dormiría si ésta pudiese hacerlo, se limitó a tocar el brazo delgado que estaba sujetando el otro antebrazo, sentía que con sólo verla terminaría con toda su delicadeza. gira en sus talones de mala gana para ver al propietario de dicha joya y camina hasta él para quedar frente a éste.

-El mundo tiene que verla, todos están en espera de tus exposiciones.

-No la exhibiremos, Lucas.- habla entre un suspiro, se sentía agotado, y no tenía muchas ganas de mostrar esta pieza, no sabía el por qué, pero tenía un mal presentimiento. Quizá se le rompería, la dañaría o se la robarían. 

"Marmo Stellato". [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora