"En los ojos de Adaline podría perderme y volverme a encontrar. Ella me destruye y me reconstruye."
Adaline: Profesora de 40 años; sofisticada, fría y elegante. Su vida está envuelta en caos y monotonía, pero todo cambia al conocer a la joven alumna...
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●Narra Adaline.
Al llegar a mi casa lo primero que me recibió fue el silencio. Nada, no habia nada ni nadie con quién podría hablar o desahogarme. Volvía a sentir ese vacío que siempre está en busca de mi acecho.
Me imagino a mi hija corriendo por toda la casa con esa sonrisa angelical que iluminaba mis dias, pero ya no está, todo lo que más amo, la vida me lo arrebata. Primero a mi hija y luego a Melanie.
No podia dejar de pensar en Melanie. Odiaba la idea de que otra mujer me la pudiera quitar. Pero que puedo hacer, si yo misma fui quien la alejó de mi lado, pero la amo, y sé que ella me ama. Es por eso que acepté salir esta noche con Anna.
Oh sí, ella volvió y no solo de pasada, volvió para quedarse. Me quedé sorprendída con la gran sorpresa de su llegada y por eso me invitó para celebrar su llegada y lo acepté para distraerme y dejar de pensar en la persona que no sale de mis pensamientos. Y aquí estamos en este Bar divirtiendonos con nuestras anécdotas vergonzosas que tuvimos que pasar, y por supuesto, acompañadas del cóctel Boulevardier, es un whisky, vermut dulce y campari. Una de mis favoritas.
—¿Recuerdas a la Señora Stella? — cuestioné sin dejar de reir. —En aquél evento cuando pusiste laxantes en su bebida. —le recordé.
—¡Dios, como olvidarlo! —expuso —No salió del baño despues de casi tres horas. —empezamos a reír. —Debería de estar agradecida, le ayudé a bajar de peso y sin hacer ningun esfuerzo.
—¡Eres malvada! —dije negando con la cabeza. —Suficiente, me harás correr el maquillaje si me sigues haciendo reír de esta manera.
—De acuerdo. —puso las manos en alto en forma de rendición. —Y... cuéntame. ¿Cómo te va con tu alumna? ¿Cuál era su nombre?...
—Melanie. —le recordé. —Todo se fue a la borda, yo lo arruiné todo...
Le conté todo sobre ella, hasta el mínimo detalle. Le confesé el amor que siento por la castaña y todo lo que pasó entre nosotras. Necesitaba con quien desahogarme de todo esto y aquí está Anna, la mujer que siempre estuvo para mí. Pero ahora es diferente, sólo hay una bonita amistad entre nosotras.
—Tienes que hablar con John, tienes que decirle que pare con esto, que deje de chantajearte. —sugirió molesta.
—Ya lo hice, cada vez que tengo la oportunidad de pedírselo lo hago, pero a él no le importa. —informé suspirando.
—Es un completo idiota. —escupió.
—Lo sé. —dije bebiendo mi cóctel.
—Bueno, al menos te diste cuenta que la amas. —comentó entusiasmada. —Ya era hora.
—Es la mujer de mi vida. —asegure. —La dueña de mi corazón, la unica que le da color a mis días.
