Capitulo 29

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●Narra Melanie

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Narra Melanie.

Me podría quedar horas observándola. Es demasiado bella como para creer que yo esté aquí recostada a su lado. Adaline podría tener a cualquier mujer a sus pies, incluso una más atractiva y hermosa que yo. No es como si me sintiera muy poca persona, pero estando a su lado siento que no encajo al nivel de su belleza.

Estoy luchando contra el miedo y la inseguridad. Quizás ésto es lo único que Adaline quería conseguir. 《Volver a manipularme y lograr a que yo vuelva caer a su encanto.》 Sabe que soy vulnerable ante ella, y utiliza esa oportunidad para atraparme en sus redes. ¡Y vaya que lo logra!

Me levanté de la cama y me empecé a vestir de espaldas a ella. No puedo volver a ser su marioneta, debo y tengo que ponerle fin a esto. Ya hemos estado aquí antes, ya sé lo que vendrá adelante, sé lo que me espera. No puedo estar cerca de ella. Llámenme cobarde, pero solo intento protegerme.

—Melanie… —su voz suave de mañanera es todo lo que pudiera desear escuchar cada mañana. —Es temprano cariño, vuelve a la cama.

Hice caso omiso a su petición y al terminar de vestirme me dirigí a la cocina, sin siquiera mirarle o dirigirle la palabra. Empecé a preparar café y tostadas. Pasaron unos minutos y Adaline apareció ya vestida adentrándose en la cocina. Se sentó frente a mí, teniendo como separación a la encimera de madera. Le serví café sin alzar la vista a su dirección y comencé a desayunar como si su presencia fuera invisible ante mis ojos.

—A ver. —protestó rompiendo el silencio. —¿Qué es lo que pasa?

—¿Qué tendría que pasar? —inquirí haciéndome la desentendida. —A no ser que te estés refiriendo de lo que está pasando ahora mismo, y si es así, la respuesta es “estamos desayunando”.

Terminé de decir y ella me miró con cara de pocos amigos. Sé que odia la ironía, pero solo cuando alguien la utiliza con ella, no cuando ella la utiliza con alguien.

—Me refiero a tu actitud, Melanie. – sonaba molesta, y apenas son las ocho de la mañana. —No me hablas y…

—Te estoy hablando ahora. —no la dejé terminar y ella me regañó con la mirada y decidí que por mi bien era mejor guardar silencio.

—Ni siquiera me miras. —continuó — ¿Acaso hice algo que te haya molestado?

—Hicimos algo que no debía de pasar.

—¿Te refieres a hacer el amor?

—Me refiero al sexo. —la corregí tan rápido con las palabras, después de que ella acabó de decir la suya.

Su semblante se deformó y se ha quedado boquiabierta, sorprendida por mis palabras.

—No creo que solo haya sido sexo lo de anoche, Melanie. —reprochó enojada. —Para mí no fue solo sexo.

Adaline. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora