Amores e intrigas

29 6 0
                                    

(Emma)

Luego de la adopción de mi hermana me dediqué a estudiar y distraerme un poco, pero no podía y aún recordaba el momento en que le grité a Mateo diciéndole que lo amaba. Es mi amigo desde muy pequeña, hacíamos todo juntos y nunca nos separábamos. Dormía con él casi todas las noches y nos besábamos con mucho cariño, amo dormir acomodada en su pecho... y sentir su voz cerca de mi oído. Mateo era único en este orfanato, a pesar de que sea un poco arrogante, torpe y un maldito gilipollas... estoy enamorada de él desde hace tres años y nunca me animé a decirle la verdad hasta hace una semana.

A la noche siguiente fui a buscarle a su habitación y él salió, nos pusimos a hablar en el pasillo y cerró la puerta de su cuarto muy despacio, y nos fuimos a la habitación contigua. Una vez allí, comenzamos a besarnos y él tenía un haz bajo la manga...

— ¿Qué decís? ¿Lo hacemos sin que nadie se entere? — me preguntó mientras tenía en su mano un preservativo.

— Te voy a ser clara, vale... yo con estas cosas no soy experta y no...

— No tenés experiencia con esto.

— Mateo, ¿sabes qué? A tomar por culo.

Y así es como esa noche fue mi primera vez y fue lo mejor que me pudo pasar, con el chico ideal y mi mejor amigo en este puto mundo, con la persona que más me entendía y me apoyaba, fue algo magnifico.

— Pensé que lo nuestro iba a tardar una eternidad. — me dijo mientras se acomodaba en la cama.

— Y que lo digas... esperé este momento por mucho tiempo, te amo. — le dije acomodándome en su pecho.

— ¿Pensás que yo no te amo a vos?

— Mateo, eres chistoso, ¿ah?

— Amo hacerte sonreír y besarte, y... acariciar tu rostro. — decía mientras me daba pequeños besos en la frente.

— Mateo... amo dormir a tu lado y estar contigo.

— Ya verás que saldremos de es te orfanato y podremos ser felices, tener dos hijos... y casarnos...

— Mateo... deja de fantasear.

— Siento cosas por vos, que antes no, Emma.

Haber hecho el amor con la persona que más me gustaba era genial, luego de hablar un rato, nos dormimos y hasta la mañana siguiente, que era sábado nos despertamos. Cuando desperté, Mateo estaba durmiendo dándome la espalda y yo la acaricié suavemente, hasta que despertó y se dio vuelta para mi lado. Me miró un pequeño rato, mientras se despertaba.

— Buen día, bello durmiente.

— Buen día. — dijo bostezando.

— ¿Cómo dormiste? — le pregunté.

— Bien, ¿y vos?

— Contigo duermo bien siempre.

— Te amo... y mucho.

— ¿vas a desayunar? — me preguntó.

— Sí, porque me estoy muriendo de hambre.

Nos vestimos y nos fuimos a desayunar, y en la mesa del comedor estábamos los seis sentados y hablábamos sobre el libro de Jannete y que era lo que ocultaba en él.

— ¿Creen que Jannete está detrás de las muertes del orfanato? — preguntó Cemre.

— No tengo la menor idea, Sem...— dijo Ramiro.

— Esta noche vayamos a las catacumbas a investigar. — propuso Olivia.

— De acuerdo. — dijimos todos.

Misterio En Un OrfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora