(Marcela)
Mientras estaba sentada en el sillón de mi oficina, aún rondaba en mí el recuerdo de mi hermana, la mujer que quería quedarse con todo lo mío y dejarme sin hogar, pero ahora tengo a su hija y ella es la única herencia que queda de mi padre y lo único que tengo, no quisiera perderla. Luego de volver de esas memorias me puse a ordenar expedientes y mientras casi terminaba tocaron la puerta y era el señor Gustó.
— ¿Para qué me llamó? — preguntó con intriga.
— Lamentablemente quisiera que desaparezca cada rastro de Sophia en el orfanato, sabe perfectamente que no voy a permitir que se sepa la verdad, Gustó.
— Sobre las lobotomías y las operaciones que realizaban, ¿verdad?
— Así es, y también lo involucrado con mi hermana... y quiero que a Emma la vigiles de cerca, no me gusta en que anda.
Recordar lo que hacía mi padre era terriblemente horroroso, pero sin embargo pudimos limpiar nuestro nombre gracias a las catacumbas y a los laboratorios secretos del orfanato nos hemos podido salvar.
— Usted quiere que vigile a la niña... o la mate?
— No sea imbécil, señor.
— Señorita Marcela, usted está loca, yo tengo mis asuntos personales y no tengo tiempo de vigilar a una niña de dieciocho años.
— Vigílela en el curso.
— Vale, confié.
Gustó se acercó a la puerta y justo cuando fue a abrir le dije que fuera cauteloso, ya que nadie sabía de este secreto, ni de su identidad, también le advertí que ni se le ocurriera acercarse a Mateo.
(Emma)
Mientras estábamos en clase de filosofía, le mandé un papelito a Cemre para pasárselo a Mateo, que estaba al final del salón que decía lo siguiente "En tu cuarto a las siete después de clase". Mientras que el papel llegaba a él, la profesora nos llamó la atención.
— Gonzales, ¿se puede saber qué hace? — me preguntó ella rezongando.
— No rezongue, que sabe, que yo me porto muy bien, eh. — le respondí.
— ¿Qué dice el papelito? — dijo intrigada.
— Que usted es más metida que calzón de gorda. — dijo Mateo sacando su lado rebelde.
Todos en el salón gritaron y la profesora me miró tan enojada que detuvo la clase para echarnos de su clase y mandarnos con la directora y el misterioso alcaide.
— A la dirección hasta que termine la clase. — le gritó con suma furia.
— Que le den. — le dijo él imitándome y mandándola al carajo.
— ¿Qué dijo?
— Que le den. — replicó.
Y me marché de allí de todas maneras me había importado tres cojones lo que le habíamos dicho a la profesora, ya que lo que quería lograr era eso mismo e ir con Marcela. Cuando llegamos a ahí, nunca pensé que al abrir la puerta de su oficina, tuviera fotos de mi abuelo en uno de los muebles cerca del escritorio y jamás me lo imaginé. Siempre me pregunté ¿por qué? Y nadie quiso darme una respuesta.
Ambos entramos y yo fui la que habló con ella y le pregunté muchas cosas, y una de ellas era qué había pasado con mi madre y ella se quedó helada, ya que no lo puedo comprender como yo sabía sobre mi madre, también, le pregunté quién le había matado y me dijo que fue un hombre, no sabía quién con exactitud, para mí se hacía la desentendida aún sigo preguntándome muchas cosas.
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Misterio En Un Orfanato
Misterio / SuspensoEn un bosque lejano de Santa Victoria, está ubicado un orfanato en un antiguo edificio, donde niños huérfanos de distintas edades habitan. Este lugar tan misterioso, es usado como colegio para estos, y cada empleado y monja de allí, están obligados...