¿Crees en la magia?

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(Emma)

A veces, mientras miro por la ventana de la habitación, no dejo de pensar y recordar a mi madre, rubia, de ojos color verde agua, delgada, y su linda sonrisa, sus gestos que me hacían llorar o reír... aún recuerdo cuando cumplí tres años, ella estaba embarazada de Leti y soñaba con tener una vida hermosa siendo las tres.

(Escenas del pasado)

Una noche de lluvia y muchísimos truenos, tuve mucho miedo y fui a dormir con ella esa noche. Siempre me daban miedo, por lo general, las noches sombrías y oscuras, con aquellos ruidos horrorosos. Mi madre me recibió medio despuerta en su habitación.

— Emma, cariño... ¿Qué pasa? — me preguntó ella con una voz ronca y cariñosa.

— Es que me da mucho miedo de esos truenos.

— Vale, cariño... — abrió la cama para que me metiera adentro y durmiera junto a ella.

— No te mueras nunca mamá...

— Jamás...

Ella besó mi frente y me abrazó, me acurrucó y mimó, también me cantaba y me decía que no tuviera miedo, porque eso es lo peor que puede ocurrirte.

(Actualidad)

Su recuerdo invade mi mente... y su promesa de que nunca iba a morir, pero nadie sabe lo que puede ocurrir a veces y uno nunca sabe cuándo se va de tu vida y te deja en un orfanato lleno de misterios sin resolver...

Luego de mirar a la ventana, me vestí para ir a clase, cogí mis cosas y fui al curso a dejar mis cosas en mi banco, y luego me dirigí al comedor a tomar el desayuno junto con los chicos y comenzamos a hablar sobre las investigaciones de Mateo y Ramiro.

— ¿Que encontraron? — preguntó Cemre mientras tomaba su taza de café con leche.

— Jannete tiene una grabación con su psiquiatra, contando lo que veía en el manicomio, y lo más peculiar es que la apariencia de Jannete es idéntica a la de su hija. — explicó Mateo.

— Como no va a ser idéntica a su madre, pedazo de gil. — susurró Cemre un poco brusca.

— Mirá callate, porque vos no investigaste... así que... — dijo Mateo insinuando pelear con Cemre.

— A ver... necesito contarles algo que me pasó anoche mientras me estaba lavando los dientes. — dijo Olivia con miedo de que la tomaran por loca, aunque ya de por si en el orfanato les ocurrían cosas raras y escalofriantes a los demás. Ella respiró con calma y luego suspiró, para de una vez sentirse cómoda y continuó. — Sé que suena bastante loco pero es cierto, además lo que vi fue tétrico y espantoso.

— Contadnos, sabes que puedes confiar en nosotros. — le dije.

— Apareció una mujer en el espejo del baño, que... era rubia, alta, delgada... con ojos verdes y se reflejaba en el espejo. — relató Olivia.

— Como describiste a esa mujer... bueno pues... me recuerda un poco a mi madre, pero con la diferencia de que ella los tenía verde agua. — le dije a Olivia.

— Y si... no, no olvidate. — dijo Joaquín con intriga.

— Dejá de flashear. — le dijo Cemre.

— ¿Y si mi madre es nieta o hija de Jannete? — pregunté

— Eso nadie lo asegura, Emma. — Afirmó Olivia.

— Eso es cierto, amiga... — dijo Cemre.

Puse la mano en la mesa y Ramiro puso la suya encima de la mía y después los demás... nos miramos entre todos sonriendo. Más tarde me dirigí al jardín y comencé a respirar un poco de aire, porque estar tanto tiempo adentro, sentía que moría por dentro y me asfixiaba de tanta intriga y misterio. Me senté en el pasto y miré al cielo... contemplaba las nubes y luego sentí que alguien corría hacia mí, era David, un niño de tan solo 12 años, bajito, rubio y con cabello un poco largo, y de ojos azules.

Misterio En Un OrfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora