El Dios Rechazado (Finalizada)

Capítulo 1: Hermanos

Todos los días Tanaka Sachi, de tan solo doce años, va a visitar a su hermano, se trata del único y mejor amigo que tiene. Llevando una cesta repleta de frutas y verduras se interna sola dentro del bosque.

El pequeño pueblo donde ella vive, por completo alejado de toda civilización, le podrá parecer al lector de esta historia un típico asentamiento japones de hace muchas décadas atrás. Para los protagonistas, esto es en parte bastante cierto, pero el mundo en que ellos viven ha tomado un rumbo bastante diferente en ciertos aspectos; como la historia, la lógica, el sentido común y no menos importante, la existencia de seres más allá de la comprensión.

Los habitantes de este pueblo viven rodeados por altas colinas y montañas, las cuales, hace no mucho tiempo, se teñían de verde en verano, rosa en primavera, naranja en otoño y blanco en invierno. Se trataba de un lugar donde cada estación tenía su propio color, aroma y sabor.

Hace no mucho las cosechas eran más que numerosas y había suficiente como para alimentar hasta tres veces la población del pueblo. A pesar de que, por alguna razón, los habitantes tenían apenas un mayor porcentaje de muertes que en otros lugares, vivían por completo felices, ignorantes de este detalle.

Pero de repente, hace casi un año atrás, la abundancia comenzó a dar paso a lo que hoy en día es la escasez.

Como si de una maldición se tratase los cultivos son cada vez menores, al igual que toda clase de vegetación y vida que crece del suelo: arboles, flores, incluso el mismo pasto. Criar animales tampoco es una opción, ya que morirían de hambre.

Desde aquel momento, cuantos más días, semanas y meses pasan, la situación no hace más que empeorar. Por este motivo, en varias ocasiones muchas familias eligieron marcharse a algún pueblo cercano para no arriesgarse a morir de hambre en este lugar... Pero nunca llegaron a sus destinos, ya sea por estar demasiado débiles, por un accidente o por simple infortunio, pierden sus vidas en el camino. Es como si una fuerza superior les impidiera marcharse.

Al enterarse los habitantes del cruel destino que sufrirían si intentaban irse, el pánico reinó por un largo tiempo. Ahora esto se ha calmado un poco y lo que antes era miedo, se terminó convirtiendo en resignación: es imposible escapar de aquí.

A diferencia de antes, los viajeros tampoco llegan al pueblo, por lo que no tienen ningún medio de comunicación con el exterior. No hay manera de saber que sucedía allí fuera.

No hay duda, están atrapados en una cárcel en la que cada vez hay menos alimentos. Con el paso del año, poco a poco, la mayoría comienzan a aceptar que la muerte es lo único que les depara.

Y ahora, siendo considerada el centro de toda esta desgracia, Sachi se adentra en el bosque con la mente fija en su objetivo. Mientras que la niña avanza a través del bosque no teme, sino que mantiene sus oscuros ojos al frente, junto a una radiante sonrisa. Incluso si no fuera por la aún presente luz del sol de la tarde que cae a través de las ramas de los árboles, por completo desprovistas de hojas, no disminuiría su luminosidad. Entre los altos troncos, ella se siente aún más segura que siendo rodeada por las tenebrosas casas del pueblo, donde no hacen más que rechazarla.

Todos y cada uno de los árboles del bosque están por completo pelados. A pesar de que el otoño ya ha empezado hace tres semanas, ni la primavera ni el verano obsequiaron paisajes muy diferentes a este, por lo que en el suelo no pueden verse las características hojas caídas de la estación actual. Los árboles no tenían nada para dejar caer, al fin y al cabo. Todo ha ido de mal en peor desde que la vegetación comenzó a morir hace diez meses.

Con firmeza sostiene la cesta de paja repleta de frutas y verduras. Muchas veces tardó demasiado en llenarla, gracias a la escasez incluso un mes entero, pero siempre lo ha logrado. En muchas ocasiones sintió la tentación de comerse todo lo que hay en ella, ahora tampoco es la excepción, pero siempre fue capaz de superarla.