Tanaka Sachi siempre ha sido una niña muy sensible, pero para nada alguien poco social. Hace diez meses atrás, incluso una semana antes de aquel devastador día, solía jugar enérgicamente junto cada uno de los niños del pueblo. Todos, tanto chicos como grandes, la amaban y respetaban. Ella era la nueva sacerdotisa de los Tanaka, junto a su hermano, seguiría trayendo prosperidad y buenas cosechas a la nueva generación, tal como sus antepasados lo habían hecho hasta el momento.
El hermano de Sachi es un dios, un dios artificial, lo ha sido desde hace generaciones, siempre tomando la forma de un primogénito de los Tanaka. Siempre fue adorado por todos y siempre abastecía al pueblo con innumerables cultivos a cambio de que le ofrecieran un sacrificio cada diez años. La persona que se ofrecía siempre lo hacía por voluntad propia y era tratada como un héroe, ya que permitía que todos continuaran viviendo con prosperidad.
Entonces el día llegó en que llegó aquel hechicero, diez meses atrás, quien, con tan solo un corto discurso, logró que todos le dieran la espalda a la familia Tanaka y a su dios. A pesar de que sus palabras no fueron agresivas en contra de su familia, ni siquiera de Kichiro, el hechicero estaba en contra de que todos adorasen a un dios que no sea el suyo. Lo llamaba un dios pagano.
Los primeros en revelarse fueron la familia de Saburo, los Fujioka. Ellos eran los segundos al mando en el pueblo, después de los Tanaka. Eran los encargados de mantener el orden y quienes hacían cumplir las leyes, además de ser muy allegados a la familia de la niña, con excepción de Saburo, quien siempre parecía tener algún tipo de resentimiento hacia Sachi. Una familia muy respetada por todos.
En sus propias palabras, aquel hombre les había abierto los ojos, pero Sachi estaba segura de que no se trataba más que un vil hechizo invocado por aquel hombre. Desde ese día, el amor y respeto se convirtieron en odio y desprecio. Tal cambio fue para la niña como ser transportada hacia un mundo diferente.
Sachi no tardó en adoptar una personalidad introvertida y siempre se la pasaba llorando; los niños e incluso los adultos la agredían, lo normal era que le dijeran cosas horribles, pero en algunos casos incluso llegaban a golpearla. Cada vez que esto ocurría, con lágrimas en sus ojos, como cristales cayendo hacía un acantilado sin fin, corría hacia los brazos de su madre, su ángel guardián, su zona segura.
Pero su madre ya no estaría junto a ella, al igual que un castillo de arena que se disipa con el viento hasta no quedar nada de él, falleció cinco años. La fuerte mujer luchó contra un mal que consumió todo su cuerpo, ella demostró tanto coraje que la pequeña Sachi nunca se dio cuenta, esto fue hasta que su cuerpo la obligó a caer en cama y tener que mostrarle la verdad a su hija. Sus medicamentos no servían de nada, era como si solo la hiciesen empeorar más y más.
Fueron días grises para Sachi, donde el color, aroma y sabor de las estaciones, si cada vez se perdían más, ahora ya no significaban nada... hasta que lo inevitable ocurrió. A pesar de todo, la mujer mantuvo su sonrisa hasta el final y le dijo aquellas últimas palabras.
La niña cayó dentro de un vórtice de tristeza, un mar calmo pero mortal del que su abuela, también luchando por el dolor de la pérdida, con dificultad pudo rescatarla. Tendió una mano que su nieta aceptó, no sin dudar en si era mejor dejarse tragar por las apáticas e incoloras aguas.
Poco a poco ella se hizo más fuerte, o al menos lo fingió. Debía ser alguien capaz de mostrar una sonrisa a pesar de todo, no podía decepcionar a su madre. Los familiares que aún permanecen con ella son todo lo que necesita, ella sería la sacerdotisa ideal.
*****
ESTÁS LEYENDO
El Dios Rechazado (Finalizada)
Fantasy"Tienes que ser una niña buena, una que pueda otorgar esperanzas a todos a su alrededor. A pesar de que las cosas solo empeoren y el mundo no demuestre más que odio para ti, debes ser capaz de seguir adelante" esto es lo que le dijo su madre en sus...