Capítulo 13: Prisionero

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El joven detrás de los barrotes de hierro le dirige una mirada a Gabriel y un cierto odio se hace presente en su gesto. Por supuesto él no es Ariel.

—En este silencioso lugar podemos escuchar cada sonido, tampoco es que tengamos nada mejor que hacer, mago...

Una mezcla de sentimientos se arremolina dentro del encarcelado joven, con la ira como foco principal. Lo invaden dentro de si también el temor, el resentimiento la desesperación y en menor medida, el arrepentimiento.

¿Tu nombre es Saburo, ¿verdad? —pregunta Gabriel con cierta seriedad—. Saburo Fujioka.

—Así es, ¿Adivinar los nombres de las personas, esos son tus poderes?

En este punto, ya es obvio para el aprendiz que su maestro le está poniendo una prueba.

—No sé a qué vienes, pero sería un alivio si lo hicieras para mandarnos al infierno, déjame decirte que coincido bastante con aquella chica... todos aquí somos pecadores, al igual que quienes están fuera...

—Como mago puedo sentir tu miedo, es bastante gracioso verte así cuando vengo con buenas intenciones, si no quieres darme el gusto deberías tranquilizarte —aunque las palabras de Gabriel no sean ni de lejos las que diría un mago experto, su tono es tan pacifico como el de uno—. No tienes de que preocuparte, estoy aquí para preguntar algunas cosas sobre un hechicero, la sacerdotisa de este pueblo y sobre los Fujioka.

—¿Y porque demonios te importa mi familia! Jejeje... Ya veo, así de contradictoria es tu personalidad... parece que nos llevaremos bien... Todo esto parece una cruel broma. Desde que ese hechicero llego... ¿fue bueno o malo que él se presentara? No debemos perder dijo... pero... ¿cómo estaríamos viviendo ahora si siguiésemos adorando al demonio?

Gabriel escucha atento todo lo que Saburo se murmura a sí mismo. Varias cosas le llaman profundamente la atención.

—Primero que nada —menciona Gabriel—, ¿Qué hace alguien de esta parte del mundo, con una cultura tan diferente, mencionando cosas como "infierno" y "pecado"? No solo eso, sino esa cruz que llevas colgando desde tu cuello... Le he preguntado a alguien anteriormente, pero no me lo ha dicho.

Por obvios motivos no menciona el nombre de Midori.

—Tal como piensas, adoro al dios cristiano.

—¿Hay más personas que crean en dicho dios, además de ti?

—Así es, todos los que fueron masacrados por los Tanaka hace seis años... ——y de manera más que espontanea, comienza a reír como loco—. ¡jajaja! ¡Así es, Dios se olvidó de nosotros y por eso un demonio se llevó nuestras vidas! ¡Es el castigo por nuestros pecados... aun cuando mi padre les advirtió!

Esto es una gran sorpresa, ¿todos en el pueblo con excepción de unos pocos eran creyentes cristianos? Gabriel lleva sus dedos hacia su mentón.

—¿Dices que todos dejaron de creer en el dios del pueblo y la familia Tanaka para ser reemplazarlos con el dios cristiano? ¿Quién les inculcó estas nuevas creencias?

Saburo suelta una desgarradora carcajada, mientras que no deja de morderse la punta de los dedos, balancea su torso de atrás hacia delante y no deja de observar hacia todos lados, como si lo estuvieran observando. Al principio parecía bastante más tranquilo, pero la ya deteriorada salud mental de Saburo comenzó a ir en picada al tocar este tema.

—Je... ja... ¡jajajaja! Lo haré, responderé con gusto, pero primero dime; ¿de qué lado estas, mago? ¿con nosotros, quienes hicimos la vida imposible a un demonio? ¿o con todos sus seguidores, quienes apoyan al ser que quitó la vida a un buen número de personas? —aun así, su manera de hablar sigue siendo bastante lucida.

El Dios Rechazado (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora