Prólogo

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- ¡Vamos, no os pareis! ¡Coged lo necesario y salvad a quien podáis, pero rápido!-

   Nunca creí que ese día llegaría tan pronto, apenas habían pasado 500 años desde la primera profecía. Todavía recuerdo el día en el que entre por primera vez a sala central del templo y la escuché:

"Cuando veas a gente actuar sin sentido,
a los objetos moverse sin razón.
Cuando las olas sean cada vez más feroces
y los árboles pierdan el control.
Cuando el fuego deje de quemar,
la luz deje de vencer a la oscuridad,
entonces sabrás, que ha llegado el caos"

  No tenía claro cuál era el significado de esta profecía hasta hace muy poco. Sólo lo comprendí, cuando nuestros poderes dejaron de funcionar y perdimos el control sobre ellos.

❋❋❋

   Yo había viajado a Darsgar con mi madre para mejorar mis poderes. No era normal que alguien que no era hijo de algún sabio los tendría, por eso, mis padres decidieron llevarme al templo a que los sabios me examinaran y me enseñaran a usarlos.

   Cuando mi madre se lo explicó a la líder Zolena, ella no se sorprendió. Lo único que dijo fue que tendría que quedarme en Darsgar una temporada para ser instruido como los demás niños del templo.

   Al empezar mis estudios, me di cuenta de que no era el único que no provenía del templo. Había otros cinco niños y niñas, de aproximadamente mi edad, en mi misma situación. Por un lado, estaban Regina y Pipper. Regina era una chica morena de ojos verdes y bastante alta que venía de Dirman, y Pipper en cambio era un chico bajo y rubio de ojos azules, que vivía en Dénia. Por otro lado, estaban Kai, un chico de pelo castaño y ojos de un tono morado, y Dana, su mejor amiga, que tenía un pelo rubio y ojos rosados. Ambos venían desde la isla de Durin. Por último estaba Marthona. La chica más guapa que había visto en toda mi vida. Tenía un pelo castaño y rizado que le bajaba como una cascada sobre sus hombros, y sus ojos rojos relucían como el sol del atardecer con una luz propia. Nada más verla, se me revolvió el estómago y conforme nos íbamos conociendo las mariposas se multiplicaban por mil.

  Llevábamos aproximadamente un año practicando con nuestros poderes en la academia, cuando la líder decidió que estábamos preparados para entrar a la sala central. Una sala en la que solo la gente importante como los sabios, tenían derecho a entrar, ya que guardaba los secretos más poderosos y peligrosos de todo Lapurna. Incluida la primera profecía.

   La sala estaba repleta de objetos que los antiguos sabios utilizaban para honrar y rezar a la Madre, nuestra diosa, y en mitad de la sala había un altar redondo iluminado por la luz solar que entraba por la cúpula que tenía encima. Sobre este altar se hallaba una cofre abierto que dejaba al descubierto seis piedras de cristal de seis colores diferentes, estas piedras no eran del todo opacas y dejaban ver una imagen en el interior. El cofre tenía una inscripción:

"Una piedra para cada uno, y un color para cada poder"

  Verde, con la imagen de una hoja dentro, para Regina con el poder de la naturaleza.

  Azul, con la imagen de las olas de mar, para Pipper que tenía el poder del mar.

  La rosa con el abecedario moviéndose en su interior era para Dana. Persuasión.

  Violeta con un gas flotando dentro del mismo color que la esfera, representaba el poder psíquico o la telequinesis, que era la especialidad de Kai.

  La de Marthona era roja y tenía una llama en su interior a causa de su poder: el fuego

  Por último estaba la mía. Era amarilla y dentro tenía un ligero destello que se intensificaba y se disminuía constantemente. Tenía el poder de la luz.

   Pasaron los años y todos nosotros aprendimos a usar nuestros elementos: persuasión, telequinesis, control del agua, naturaleza, fuego y luz.

   Después de acabar el entrenamiento, todos nosotros pasamos de ser alumnos, a sabios y maestros de alto nivel. Yo por ejemplo, me ofrecí a instruir a un niño huérfano con mucho potencial que había aparecido de pronto ante las gruesas puertas del templo en una noche oscura de invierno. Kirtash fue uno de los mejores aprendices que tuvo el templo durante mucho tiempo a pesar de su especialidad y mi mejor aprendiz. Su capacidad de memorizar y aprender los hechizos era innatural. Nunca se equivocaba de hechizo y tenía una memoria inexplicable para ser un crío de 1000 años.

   Unos meses después, la líder fue terriblemente asesinada y torturada en la sala central. Los guardias no vieron ni escucharon nada extraño aquella noche sin luna, y aparentemente no habían robado nada a parte de la vida de Zolena. El miedo empezó a reinar en las ciudades y en el templo. Tanto, que mis compañeros abandonaron Darsgar y volvieron a sus ciudades natales. Todos menos Marthona. Yo también pensaba regresar con mi familia pero por suerte o por desgracia, los sabios supremos, me nombraron el nuevo líder de Lapurna.

❋❋❋

- Señor, es Marthona. - Dijo una voz a mis espaldas.

- ¿No habrá...?- No. Tenía que ser otra cosa. No podía morir, no entonces. No cuando más la necesitaba.

- Lo siento señor. Lo siento de veras. -Dentro de el caos, del dolor y de la muerte, ese momento fue el que me hizo perder las ganas de vivir. Esas palabras fueron el cuchillo que me atravesó la piel y me quitó la vida. Ella era mi vida y ya no estaba. Por lo que, se suponía, que yo debería estar muerto. Pero no lo estaba. Seguía vivo y no entendía por qué hasta que los recorde.

- Y qué hay de...

- Están a salvo. Los hemos enviado al lugar que nos indicó.

Estaban a salvo. Los dos. Seguían vivos gracias a la Madre. Aún había esperanza para todos nosotros.

- Gracias Kirtash. Ahora sal de aquí lo más rápido posible y sácalos a todos. Asegurate de que no quede nadie en la ciudad con la ayuda de tu magia.

- ¿Y qué hay de usted? ¿no viene con nosotros?

- No Kirtash. Me temo que ha llegado el momento de que nuestros caminos se separen. Tengo que proteger lo que él anda buscando, no voy a permitir que ese desgraciado se salga con la suya. Sería el principio del fin de Lapurna, recuerda la profecía.

- No lo haga señor, no arriesgue su vida para salvarnos, no merece la pena. Lapurna lo necesita vivo para sobrevivir al caos. Usted es el líder que necesitamos.

- Me temo que te equivocas otra vez. Tú eres el líder que Lapurna necesita para enfrentarse al caos. Eres el joven con más talento que he conocido en mis 2500 años de vida, y te recuerdo que yo he sido el líder más joven que ha tenido este mundo.

- Y el mejor.

- Aun así-proseguí ignorándolo por completo. No quería perder más el tiempo con chorradas, pero sabía que era necesario que escuchara todo aquello para que me hiciera caso. Tú eres y serás siempre, mejor mago y líder de lo que lo he sido yo. No te preocupes, lo harás bien. Recuerda que una parte de mí sigue viva en otros cuerpos y en otro mundo hasta que estén listos para enfrentarse a su destino. Buena suerte.-

Dicho esto, me teletransporte a la sala central. Solo esperaba que no fuera demasiado tarde y me diera tiempo de acabar el hechizo de protección iluminativa. Por suerte, llegué justo a tiempo para terminar ese último hechizo gracias a mi esfera de poder antes de la explosión que me reunió otra vez con mi amada.

Lapurna - Las Tierras TectónicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora