Capítulo 6 - Javi

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De repente escuché un pequeño chasquido, y al abrir los ojos vi que nos encontrábamos en una pequeña habitación en la que prácticamente ni cabíamos, así que supuse que Kirtash nos había teletransportado.

-Os he traído aquí porque había más gente de la que me esperaba y es necesario que hablemos tranquilos. Chicos, estos son Dalanar, Thonolan, Joplaya y Conrado.

-Nosotros supuestamente nos llamamos Jondalar y Ayla, pero preferimos Javi y Eider.

-Que nombres más feos- dijo la chica de la esquina. Era una chica alta de pelo rizado tan oscuro como la noche, con ojos de un color azul intenso y una mirada amenazadora que podría matarte si lo pretendía. A pesar de esa mirada que te hacía sentir inferior, era una chica muy guapa y con un carácter visible. 

-Habló- soltó Eider con tal cara de asco que hizo que sus ojos marrones se achinaran y que sus cejas se curvaran.

-Como ya sabéis -intentó cortar Kirtash-, la sombra amenaza cada vez más fuerte contaminando todo a su paso y el bosque oscuro crece con el solo paso del tiempo. Por eso os hemos reunido a todos aquí y hemos traído a Jondalar y a Ayla desde la Tierra: necesitamos combatir contra ella para poder liberarnos de sus garras. Pero todavía no estáis preparados, sobre todo vosotros Jond... Javi y Eider. Debéis ir a la academia Indempe lo antes posible para aprender a utilizar y controlar vuestros poderes y así estar preparados para combatir contra La Sombra.

-Ah, ¿que encima tenemos que combatir contra ella?- Preguntó Eider tan asustada que casi se cae al suelo.

-¿Qué te esperabas? ¿que íbamos a ir a merendar y tomar el té con ella? Por algo estamos aquí: somos los únicos representantes de cada pueblo con habilidades.- dijo  Joplaya en un tono tan borde que Eider se puso recta y frunció las cejas. Ahí es cuando me dí cuenta de que Joplaya rara vez sería amable.

-Tranquila Joplaya, no es necesario que seas tan borde con todo el mundo.- dijo Thonolan, el chico moreno de ojos verdes que estaba a su lado.

-Eso es, a mi te me relajas- protestó Eider.

-Chicos, relajaos todos-dijo Dalanar en un tono tan relajado que parecía que iba fumado. Para mi sorpresa, el chico más alto y fuerte de los que estábamos en esa sala, parecía el más pacífico de todos. Su color de ojos era un color morado muy peculiar. Solo eran comparables con los ojos rosas de Conrado, por lo que supuse que ellos serían el otro par de hermanos que me había mencionado Kirtash. Por eso, y por que los dos eran muy parecidos. Los dos eran altos y tenían el pelo del mismo color marrón chocolate. En lo que no se parecían en nada era en su forma de ser: Dalanar había demostrado ser un tío pacífico (pero no dudo en que sería capaz de sacar su mala hostia cuando convenía) y Conrado por el contrario, parecía disfrutar con la pequeña discusión de las chicas. No cabía duda de que resultaría ser un tío tan borde como Joplaya (tal vez un poco menos).

-¡Eh! Ya vale. Debéis prepararos para luchar, por lo que os tenéis que preparar en Indempe. Para llegar, tenéis que ir a la estación de tren de Lapurna. Coged todo lo que necesiteis, pero debéis estar ahí antes de las 6 de esta tarde. Vosotros, Ayla y Jondalar, acompañadme.

❋❋❋

Caminamos durante un buen rato y pasamos por un callejón que me llamó mucho la atención. En él, había un montón de tiendas con escaparates muy coloridos que me recordaron a una película, creo que de magos o algo así.

La calle, desembocaba en unos jardines enormes con un montón de árboles altísimos en los que se veía revolotear a los pájaros. Nos dirigimos a una mansión que estaba en un claro de ese inmenso parque y al cruzar la puerta de esta, Kirtash nos dijo que esperaramos en la entrada. Cruzó una habitación larguísima a oscuras y se asomó a una especie de pasillo interminable. Parecía que quería asegurarse de que no había nadie, pero nosotros creíamos que estábamos solos. Al asegurarse de que así era, volvió hacia donde estábamos Eider y yo y encendió la luz. Quedó a la vista la increíble y deslumbrante estancia en la que estábamos. Era una sala con dos tronos de oro. Uno, estaba forrado con terciopelo rojo y estaba decorado con unos pequeños zafiros a su alrededor. El otro en cambio, era igual, pero estaba forrado con terciopelo amarillo y en vez de zafiros tenía cristales brillantes. La habitación estaba decorada con un montón de cosas que parecían carísimas y muchísimos cuadros y tapices que narraban historias de guerras y batallas. Era una sala del trono digna de un cuento de hadas que me hizo preguntarme a quiénes le pertenecían esos tronos.

Lapurna - Las Tierras TectónicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora