Chapter II

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-¿Qué puedo hacer ahora pastor?- preguntó Kendall desesperado mientras terminaban la oración.

-Lo primero: No muestren temor a esto, ellos se alimentan del miedo- decía el reverendo sellando las puertas de la casa con sus manos ungidas en aceite. - Por otro lado, la pequeña está guardada por una diosa india de cabello largo. ¿No has notado que sus pasos no se sienten.. -

- Al menos que pise duro - le interrumpió.

-Exacto. ¿Tu familia creía en rituales o algo asi? -.

-Mi padre no creía en Dios y mi madre nunca visitó una Iglesia. Le gustaba adorar a esas cosas hasta que ambos murieron y yo ni siquiera sé de qué fue exactamente- decía Kendall mientras miraba al suelo con tristeza.
- Por alguna extraña razón, las cosas nunca nos salían bien - terminó diciendo para luego sentarse en la mesa del comedor.

-Estas cosas son así y la gente no lo entiende. Te dan tristeza, soledad, amargura, aveces te dan riqueza y así como te la dan te la pueden quitar dejandote mas miserable que al principio. Y otras veces tienes riquezas y no te falta nada y por dentro te falta todo -.

Después de una charla con el pastor, esté se fue angustiado ya que presentía mas espíritus en esa casa los cuales eran bastantes fuertes y él solo, no podía.

Kendall consultó varios libros en los estantes de su casa y en la biblioteca de la ciudad hasta dar con uno que podía "ayudarlos". Compró un colgante con una piedra de cristal el cual le pedía aquél libro.

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Horas más tarde ...

-¡Ya estamos listas! - decía Mary bajando por la escaleras juento a Leslie. Su esposa vestía con un vestido rojo de escote y guantes de mallas negros; Como el vestido dejaba a la vista sus hombros y su pecho, decidió taparse colocandose una fina tela que parecía una bufanda a juego con el vestido y su larga cabellera alizada. Su hija tenia un vestido rosa y su cabello recojido en un moño alto.

-Ambas se ven hermosas - le sonrió el azabache dadole un beso a su esposa y uno a su hija en la frente. Mary miró a su marido el cual se veía elegante como siempre, pero un solo detalle cambió la expresión de su rostro. Aquél collar de cristal que tenía puesto en su cuello.

- Todo estará bien - le susurró colocando el collar dentro de su camisa. Kendall le había explicado todo a su esposa, la cual estaba asustada de lo que podía pasar.

"Espero que esto funcione" pensó el ojiazul mientras acariciaba el cabello de su hija la cual se encontraba sentada en su regazo abrazandolo por la cintura.

La bibliotecaria, misteriosamente, le había entregado ese libro como si supiera exactamente lo que buscaba, puesto que en el libro decía varias formas acerca de como librarse de un espíritu inmundo.

Una de ellas consistía en darle su alma por escrito en un papel de ese libro a su hijo primogénito o en caso de que no tuvieran, a su esposa. Y colocarse un colgante con una piedra preciosa azul transparente de forma alargada.

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La carroza se detuvo en la mansión del señor Addams siendo recibidos por uno de los mayordomos de la casa ya que el otro era él.

Que irónico ¿No?, un mayordomo recibiendo a otro.

-¡Buenas noches señor James! - lo saludó Kendall algo molesto, ya que los ojos del marqués estaban clavados en su esposa.

- ¡Oh vaya!.. - exclamó mirándola de arriba a abajo. - ¡Su esposa es todo un mujeron! -dijo abrazadola por la cintura.
El olor desagradeble del ron mesclado con tabaco salia de su boca provocandole nauseas e incomodidad a Mary.

- E-Es un placer conocerlo señor Addams - lo saludó Mary incomoda apartandose de él dicimuladamente.

- Por favor llámame James. Y esta es la pequeña Leslie, ¿No es así? - el barrigudo intentó sonar amable mientras se agachaba a la altura de la niña, pero ella lo miro con el señomfruncido escondiendose detrás de su padre.

El marqués tomó a Mary nuevamente por la cintura y sin el permiso de Kendall , la llevó hacia sus amigos para presentarla. Mary le lanzó una mirada a su esposo mientras se alejaban.

"No la dejes sola" le susurró a la pequeña la cual se fue detrás de su madre dejando a su padre en medio del vestíbulo.

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James: - Esta es la esposa de mi mayordomo Kendall. Es hermosa, ¿No? - decía sin apartar la mano de su cintura. Mientras los demás la miraban con ojos llenos de lujuria.

-S -Si, es un placer conocerlos a todos - saludaba incómoda intentado separarse del marqués pero este no parecia tener intención de soltarla. La pequeña Leslie observaba la situación. -Tengo que volver con mi esposo - volvió a decir la morena.

James: - Pero señorita, ¿No le gustaría tomar una copa y pasar un buen rato conmigo? - decía mirando sus pechos descaradamente.

- ¿¡Esta loco?! ¡Estoy casada! -dijo empujandolo y tomando a la niña de la mano.

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-Maldita ... A mi nadie me rechaza- susurró el barrigudo apretando la copa enojado , observando a la pelicastaña alejarse de ellos.


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