Un joven común de 28 años vivia en las afueras de Londres junto a su amada esposa y su pequeña y hermosa hijita que por tan solo un simple sueño un tanto extraño les fue arrebatada la vida dejando a su pequeña hija practicamente sola.
¿Que pasará c...
A la mañana siguiente Kendall preparaba las maletas de su pequeña hija con lágrimas en los ojos tras ésta haberle dicho que soñó que su madre moría. El azabache tenia miedo de lo que podria pasar y pensó que irse a otro país no serviría de nada.
El el maletín, debajo de las prendas de su pequeña Leslie, escondía fajes de villetes en 50£ para todo lo que podía necesitar su hija. La pequeña observaba desde la puerta con lágrimas en los ojos.
— He llamado a Betty para que la recoja— . —Se irá a vivir con ella— le decía a su esposa la cual no dejaba de llorar mientras abrazaba a su hija.
Kendall le dio un beso a ambas y se fue a trabajar. Mientras Mary consolaba a su hija, alguien las observaba desde los arbustos.
Toc!.. toc!... toc! —alguien llamaba a la puerta con fuerza.
Mary mandó a Leslie a su habitación y abrió la puerta dejando ver a dos hombres armados y enmascarados.
—¡Esto viene por parte del señor James! — .
La morena recibió un impacto de siete valas en el pecho callendo a camara lenta en el suelo mientras la pequeña bajaba corriendo gritando el nombre de su madre e intentando levantarla. Los hombres se fueron corriendo y la pequeña gritaba el nombre de su madre acostandose encima de ella.
— ¡Ma-Ma.. MAMÁAA!!! — . Gritaba la niña llorando.
Kendall tuvo el presentimiento de que algo iba mal en su casa ordenandole al conductor de la carroza para que se diera la vuelta. Bajó corriendo de la carroza y entró a la casa viendo a su esposa en el suelo sangrando con los ojos abiertos y a su pequeña hija llorando en un rincón llena de la sangre de ésta.
El azabache anonadado calló de rodillas en el suelo sin poder decir una palabra; en ese momento la sala se iluminó de rojo y debajo de Mary se dibujó una marca diabólica de un rosa brillante.
— ¡Leslie! ¡Toma el collar y sal de aquí! ¡RAPIDO!— gritó para luego lanzanler el collar a su hija. La pequeña observó a su padre caer desmayado encima del cuerpo de su madre.
— ¡PAPIII!— gritó la morena.
Antes de que la niña se acercara la sangre de su madre derramada en el suelo, empezó a hervir haciendo burbujas. La castaña tomó el collar, la maleta y salió corriendo de la casa.
La sangre se levantó como una cascada entrando en el cuerpo de Kendall por nariz, boca y oídos. Leslie observaba como el cuerpo de su padre se levantaba como si fuera una marioneta, la expresión de su cara había cambiado a una mas seria, sus ojos estaban de un rojo carmesí, sus pupilas felinas como las de un gato y sus dientes afilados como los colmillos de un tiburón.
-Pa..-Pá?- titubeó asustada.
El mayor alzó la mirada y con una sonrisa malévola le respondió:
"Yo no soy tu padre" — su voz sonaba más aguda.
La morena gritó y salio corriendo. Corría y corría por la calle solitaria pidiendo ayuda con el fin de ser escuchada.
—¡¡Aunxilioo!! —.
La pequeña dobló hacia la izquierda saliendo a la carretera que la llevaba a la ciudad chocando con una señora de tez morena y cabello liso castaño.
— ¡Leslie! ¿Que ocurre pequeña?— le interrogó desesperada por el aspecto de la pequeña.
Betty aclaró los ojos como dos platos dejando caer lágrimas en sus mejillas. Un humo negro se veía desde lejos, la casa de la familia Thompsom se quemó sin dejar rastro.
—¿Por qué?.... ¿Por qué nos tiene que pasar a nosotros? — decía la mujer abrazando a su sobrina con fuerza.
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