– ¿Nuestro? –Preguntó Layla –. ¿Eres mi hermana? ¿Eres hija de Antonia y… ‘Ernest’?
–No, solo de Ernest, pero es una historia que recordarás después –Dijo Eleanor un poco intranquila gracias a la situación en que se encontraba.
Estar rodeada de personas desconocidas – o al menos así las veía ella – era totalmente incomodo, además de hablar en frente de aquellos y decir que ella siempre perteneció a la otra familia.
Antonia se puso de pie y persiguió al hombre que caminó hasta salir de la sala de espera. Ella lo miraba curiosa, quería saber, por supuesto, porque había ido a México y porque llegó justamente al hospital.
Norrinson miró a Antonia y esta le dedicó una sonrisa que ocultaba su curiosidad. Él la miró confundido y retrocedió para quedar en frente de ella.
– ¿Qué pasa? –Preguntó.
–Nada. Es solo que me sorprende que estés en México y que llegaras justamente al hospital.
–Entonces si pasa algo –Dijo Norrinson provocando una risita tímida de Antonia.
Al fin se habían ido aquellas personas que apenas comenzaba a recordar la chica por la que aquellos se preocupaban. Layla se incorporó y miró al único chico que quedó ahí.
Jahir sonrió y Layla no le correspondió, en cambio entrecerró los ojos.
– ¿Qué pasa? –Preguntó el chico.
– ¿Por qué eres la única persona que nunca olvidé? –Preguntó Layla en respuesta a la pregunta hecha por el chico al cual, en ese mismo momento miraba con intensa curiosidad.
–Tal vez porque era el único por el que te preocupabas cuando perdiste la memoria –Contestó Jahir encogiéndose de hombros.
–Sabes, tu madre vino a gritonearme.
Jahir la miró sorprendido, para después apretar los labios, haciéndolos una diminuta raya, en señal de su enojo.
– ¿Qué te dijo?
–La verdad, no lo quiero decir. Provocaría que le haga caso en lo que me sugirió.
–Imagino que te dijo que te alejaras de mí.
–…sí.
–No le hagas caso.
–No.
Jahir sonrió de lado y después se acercó a ella dispuesto en darle un beso. Layla no lo impidió, después de todo, la amnesia le había dejado –por lo menos – sentimientos.
–Bueno, fui a tu casa y había un hombre, que reconocí por supuesto como Roosevelt. Me dijo que estabas aquí y no quise estar más tiempo con él, así que me vine de inmediato –Dijo Norrinson –. Además de que me merecía unas vacaciones y me vine a México a verte a ti… y a Layla.
Antonia se sonrojó y Norrinson lo notó, así que solo desvió su mirada para no intimidarla.
Le acariciaba el cabello hasta que ella quedó dormida. El sonrió y salió de la habitación. Se dirigió hasta su habitación. Cerró los ojos.
Después de tantas horas acostado en la cama, le dio un poco de sueño. Estaba a punto de dormir hasta que escuchó un estruendo que lo hiso estremecerse. Siguieron muchos pasos de personas que corrían. Las botas pesadas al caer al piso sonaron afuera del cuarto de Jahir. Se abrió la puerta y apareció Dagna con los ojos rojos de llorar.
–Parece que está muerta –Dijo.
A Jahir le agarró una ola de pánico. ¿Quién diablos había muerto?
Se paró inmediatamente ignorando el dolor que le producían sus heridas. Dagna lo ayudó a caminar y lo dirigió hasta el cuarto de Layla. Ella yacía en la cama como la había dejado. A Jahir se le cristalizaron los ojos. Corrió hacia ella y la abrazó. Minutos después, Antonia llegó y sollozó. Norrinson la abrazó.
– ¿Quién diablos le hiso esto? –Preguntó Jahir tan enfadado que dejó de parecer él, para convertirse en una persona diferente.
–Nathan. Dijo que tenía que vengar la muerte de su amo, que Layla lo había matado y que debía pagar –Dijo Dagna –. Justamente estaba yo aquí.
Era evidente. Su rostro tenía salpicaduras de sangre.
Los doctores entraron inmediatamente y sacaron a la gente de aquel cuarto. Jahir no podía respirar, estaba tan afectado.
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Positive vibe (...Continuación)
RomanceLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...