Después de tantas risas pararon. Layla de repente abrió los ojos como platos y sus amigas la miraron desconcertadas.
–O sea que… ¿Jahir camina? –Preguntó.
–No, de eso nada. Ocupa silla de ruedas, aunque no ha querido descansar hasta saber que estas bien –Dijo Dagna.
–Avísale por favor, el también está herido.
Dagna asintió y salió de la habitación. Jahir no iría a descansar, al contrario, entró en la habitación y Layla sonrió al verlo.
–Ve a tu habitación del hospital y descansa –Ordenó riendo.
–No –Dijo Jahir. Se acercó a ella y chocaron sus labios –. ¿Cómo estás?
–Mejor ¿tu?
–Mejor.
Al anochecer…
Abrió los ojos, miró de inmediato a la persona que se encontraba en el sillón de la habitación, estaba… dormida. Layla sonrió al verla. Quería despertarla y decirle que ya no tenía que explicarle más sucesos, había recordado la mayoría de su vida, por lo tanto recordaba las cosas que había tenido que sacrificar ella, Antonia, por su hija, por Layla.
Antonia dio un respingo y abrió los ojos al instante. Miró a la chica que, acostada en la cama, tenía minutos observándola. Layla le sonrió y su madre caminó hacia ella.
– ¿Cuándo tienes despierta? –Preguntó acomodándose el cabello.
–Solo unos minutos. Déjame decirte que roncas como el rugir de un león –bromeó. Antonia rió por lo bajo y se sonrojó.
–Ja, ja. ¡Qué graciosa! –Exclamó.
–Mamá –Comenzó a decir Layla. Antonia la miró sorprendida por como la había llamado –, he recordado la mayoría de mi vida. ¿Te alegra? La amnesia se va.
– ¿Qué si me alegra? ¡Qué pregunta más absurda! ¡Claro que sí!
–Por ahí me dijeron que querías que te llamara “mamá”. Pues eso es lo que eres –Dijo Layla, se quedaron un minuto en silencio mientras se enjugaban las lágrimas –. Norrinson… ¿Ha hablado contigo?
Antonia la miró desconcertada. Era obvio que habían hablado, aquel hombre tenía ahí un día completo, era imposible que no cruzaran por lo menos una palabra de saludo.
–Sobre… ya sabes qué –Layla la miró insistente, pero el rostro confundido de Antonia no se había ido –. ¿No?
La mujer negó con la cabeza y Layla suspiró.
– ¡Patán!
Justo en ese momento, Norrinson cruzaba la entrada del cuarto. Sonrió al ver a la chica despierta y Antonia lo miró.
– ¿Cómo estás? –Preguntó Norrinson acercándose a la chica.
– ¡Patán! –repitió Layla –. No le has hablado a mi madre sobre…
Norrinson le cubrió la boca con una mano y Layla sonrió juguetona.
– ¡Layla! Eso me corresponde a mí –Dijo Norrinson.
–Pero si tú no lo haces yo…
–Olvida eso.
–Disculpen… estoy aquí –dijo Antonia.
Los dos la miraron, era evidente que lo habían olvidado.
– ¿Hablamos sobre aquello afuera? –Preguntó Antonia. Más bien… sugirió.
Norrinson asintió y Layla se cruzó de brazos enojada.
–Pero yo quería escuchar.
–Layla…
–Está bien, patán.
El doctor Logan Norrinson sonrió, antes de salir de la habitación giró y sacó su lengua. Layla hiso lo mismo.
– ¿Y bien? –Antonia quería saber lo que tenía para decirle Logan Norrinson.
–Bueno, yo…
Antes de terminar se acercó a Antonia y le plantó un beso. La señora abrió los ojos como platos sin apartarse de Norrinson. Layla observaba por el vitral y comenzó a reírse. Al fin se separaron y Antonia solo lo miró sorprendida.
Norrinson miró a Layla de reojo y le lanzó una mirada amenazadora. La chica no podía parar de reírse.
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Positive vibe (...Continuación)
RomanceLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...