Capitulo 102 - "Jahir... el está muerto."

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Caminó hacia ella, Layla retrocedía, estaba nerviosa y sabía que ni con el mayor intento lograría ganarle a Iker. Se creía débil y descerebrada. ¡Vaya actitud positiva! No pudo retroceder mas, estaba pegada a la pared y gracias a Dios, Iker no se había dado cuenta de que Jahir estaba ahí. El permanecía tirado al lado de la puerta, muy débil. 

– ¿Qué pensaba

s hacer? –Preguntó Iker.

–Es obvio ¿no? –Layla suspiró. Tenía el fierro colgado, por lo cual raspaba el piso produciendo un sonido irritador.

– ¿Escapar? ¿Matarme? ¿Ir por tu mariquita? –Preguntó enfadándose.

–Creo que… todas. Pero, pensándolo bien. Yo no soy una asesina –Dijo Layla –. Como tú.

– ¿No lo eres? –Dijo Iker –. ¿y cómo sé que lo que pasa por tu mente se quedará solo ahí?

– ¿Tu como sabes lo que pienso?

–Tus ojos me lo dicen todo. Tus ojos me dicen que lo que más deseas es matarme.

–Mis ojos no hablan.

Layla elevó aquel fierro, al mismo tiempo de que Iker intentaba besarla. La chica le hundió el fierro cerca de las costillas, sin querer. Aquel hombre cayó de rodillas.

Retiró el fierro, se quedó boquiabierta. Jahir cerró los ojos evitando ver esa última escena. Layla soltó el fierro al instante, se quedó mirando al cuerpo de Iker. 

– ¿Qué he hecho? –Preguntó Layla.

–Nada, no hiciste nada, fue un accidente –Dijo Jahir –. Ahora escapemos.

–Jahir… el está muerto –Dijo Layla. No dejaba de mirar el cuerpo de Iker. 

– ¡Vámonos!

Layla reaccionó y obedeció. Corrió hacia Jahir y lo recargó en sus hombros. Abrió la puerta, caminó por el pasillo. Los disparos no cesaban, la dejaban un poco sorda.

Un disparo más. Roosevelt miró a Antonia, esta disparaba sin parar, acompañada de Margaret. Miró a la chica que estaba con ellas. Era imposible, no podía ser ella. Roosevelt dejó de disparar y caminó hacia la chica, ella lo miró. 

– ¿Isa? –Preguntó Roosevelt.

Ella asintió mirándolo confundida.

–Soy Roos –Dijo –. ¿Recuerdas que así me decías?

–¡Roos! ¡Papá! –Exclamó Isa. Corrió hacia Roosevelt y le dio un abrazo seguido de muchas lágrimas.

Manuel, Regina, Dagna, Miguel y Roberto salieron del escondite que consistía en las alturas de los arboles. Manuel se acercó a Antonia.

– ¿Layla ya salió? –Preguntó.

–No –Contestó Antonia, pero Manuel no la escuchó por los disparos.

Miró su reloj, ya había pasado el tiempo acordado en el plan.

–Listo para lanzar granada –Dijo, para después hacerlo. Segundos después, la casa estalló. Ellos se tiraron al piso. Antonia abrió los ojos como platos.

– ¿Qué hiciste Manuel? –Preguntó Antonia gritando –. ¡Te dije que aún no salía!

El chico se quedó sin aliento.

«La he matado. La he matado» Se gritaba a sus adentros.

Antonia se puso de pie, al igual que Manuel y comenzó a golpearle en el pecho gritando “¡La mataste!”. Manuel no le hacía nada, solo tenía la mirada perdida. Antonia dejó de golpearlo y se recargó en él llorando. El la abrazó y los demás observaban la escena. Dagna, Roberto y Regina tenían lágrimas en sus mejillas y miraban las llamas que abrazaban la casa.

Antonia deshizo el abrazo y comenzó a correr hacia la casa. Margaret corrió hacia ella y la detuvo tomándola del brazo.

–No lo haga –Dijo –. Por más que duela, ella ya no está.

Miguel en compañía de Manuel, regresaba decepcionado y sin creer lo que había pasado.

–La he matado –Dijo Manuel rompiendo el silencio.

–Tú no sabías que ella estaba ahí, no es tu culpa –Dijo Miguel –, no escuchaste lo que dijo Antonia.

–Pero… ella está muerta. 

Cerró la puerta de su departamento. Valeria corrió hacia él.

–Me prometiste que iríamos a visitar a Layla. Han pasado dos días y aún no vamos –Dijo.

Manuel se quedó mirándola. Ella observó que la ropa del chico estaba sucia y que había estado llorando.

– ¿Qué pasa papá? 

La rama se rompió, rompiendo también aquel silencio.

Positive vibe (...Continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora