Semanas después…
Jahir dirigía la silla de ruedas y Layla solo dejaba que el aire llegara suavemente a su cara. Antonia abrió la puerta de la casa que Paula le había heredado. Se infiltraron en la casa a oscuras. Las luces se encendieron al instante y Layla vio a todos sus conocidos ahí, aquellos que acababan de gritar:
– ¡Sorpresa!
La chica sonrió. El día no pudo ser más perfecto. Tuvo una linda cena, había vuelto a ver a Valeria, a los dos Jacks que eran unas personas muy importantes para ella, y estaba con toda la gente a la que ella apreciaba.
–Muchas gracias –Dijo por fin, después de que todos hicieran caso a su petición de silencio –… por su apoyo. Por su apoyo en estos momentos, y en todo lo que ha sucedido. Gracias Jahir, por aguantar todo esto, por sacrificar muchas cosas por mí, así como Antonia, que sacrificó su propia libertad por salvarme. Te amo mamá. Creo… que esto no es algo de lo que me tengo que sentir orgullosa, porque todo lo he provocado yo. Pero si me siento orgullosa de tener su cariño y apoyo. Muchas veces estuve a punto de morir, sin embargo, ustedes nunca se fueron. Muchas veces sentí que ya no soportaría más dolor, las quimioterapias, sobre todo me desgastaban, solo quería morir. Sin embargo, hoy estoy aquí, con ustedes, disfrutando de una vida sin leucemia, de un buen día. Y hoy quiero que sepan que pase lo que pase, sea lo que sea que el destino quiera para mí, no me daré por vencida, no abandonaré mis ganas de vivir.
Se enjugó las lágrimas y contuvo un sollozo. Miró a todos que estaban a su alrededor y esbozó una sonrisa.
–No entendí –Dijo su amigo Jack en su perfecto idioma alemán.
Layla y Dagna rieron.
Amaneció, el calor abrazador del día y los rayos del sol entraban por la ventana. Se incorporó y talló sus ojos con sus manos, para después dirigirse al cuarto de baño. Se miró en el espejo los restos de rímel que se habían corrido por el lloriqueo de la noche pasada. Ginna ya se había cansado de soportar los malos comportamientos de Jorge y de sus malas costumbres de convencerla en darle el dinero que le pedía. Sin embargo, sabía que era su culpa por no llamarle la atención desde que era un niño.
Un portazo la sobresaltó y bajó de inmediato al primer piso. Respingos abrazaban el cuerpo de Jorge quien estaba tirado en el centro de la sala de estar. Espuma blanca salía por su boca, las venas estaba alteradas por todo su rostro y el cuello. Ginna se arrodilló al lado de él.
– ¡Niriel! –Comenzó a llamar a su otro hijo –. ¡Niriel!
– ¿Qué pasa mamá? –Preguntó Niriel quien aparecía en las escaleras adormilado.
–A… Jorge le pasa algo.
Corrió hacia la sala de estar y se quedó petrificado al ver a su hermano sacudirse. Segundos después reaccionó y llamó a la ambulancia. ¿Qué diablos le pasaba? Jorge se había tomado algún tipo de veneno, al saber que estaba cansando y enfermando a su madre con sus acciones. Por supuesto, mala decisión.
Su celular vibró, dejó de caminar y miró el identificador de llamadas, “Jorge”. Contestó sin vacilar.
– ¿Bueno?
–Jorge… mi hijo… ha muerto –Dijo Ginna al otro lado del teléfono –. No sabía a quién llamar.
Layla contuvo las lágrimas y miró a Jahir quien estaba desconcertado al ver sus ojos cristalizarse.
– ¿Dónde está? –Preguntó Layla.
–Se lo han llevado los peritos –Contestó Ginna quien apenas podía hablar.
–Voy… para allá.
Su voz se tornó temblorosa y miró a Jahir. Terminó con la llamada.
– ¿Qué pasa? –Preguntó el chico.
–Jorge… ha muerto –Contestó Layla. Había intentado que su voz no sonara temblorosa, pero había fallado.
Jahir la abrazó y la chica dejó de contener las lágrimas. Le dolía porque sabía que Jorge en su pasado, había sido una persona muy importante para ella. Cerró los ojos fuertemente. «–Jorge… haz lo que quieras –Dijo Layla.
»– ¿Qué haga lo que quiera? –Preguntó el chico.
»–Sí.
»Jorge la tomó por la cintura y la pegó a su cuerpo, para después besarla. Layla lo separó de un empujón y le dio una bofetada.» «Layla despertó y alcanzó a ver por la ventana del cuarto que en la sala de espera se encontraba Jorge sentado con muchos globos en sus manos. »«–No, soy yo, Jorge –Dijo el chico.
»Layla se puso un suéter, y salió de mala gana.
»– ¿Mande? –Preguntó.
»– ¿Todavía estás enojada conmigo? –Preguntó Jorge.
»–Sí, no debiste besarme por la fuerza.
»–Perdóname.
»–Te lo había advertido. Parece que no entiendes. Además derramaste el jugo en mi blusa y en vez de disculparte, te reíste.
»–Tú hubieras hecho lo mismo.»
Una sonrisa apareció en su rostro, pero segundos después desapareció de nuevo. Sus mejillas estaban repletas de lágrimas. Jahir la había abrazado más fuerte al oírla sollozar.
–Jorge… él no tomaba buenas decisiones –Dijo Layla después de deshacer el abrazo y mirar hacia otro lado –. El… debió de cuidarse más.
Jahir solo asintió. No sabía que decir.
–Ahora… voy a casa de Ginna –continuó Layla.
–Vamos, te acompaño.
– ¿Seguro?
–Seguro.
La casa parecía como si nadie hubiera vivido ahí en años. Estaba descuidada. Layla llamó a la puerta. Esta se abrió al instante y apareció Ginna. Su cara estaba pálida, sus ojos rojos e hinchados. Layla le dio un fuerte abrazo.
Ahí reinaba el silencio y la tristeza. La situación se tornó incómoda para Jahir. Estar… ahí, en casa de un chico con el cual había peleado, viendo a su madre llorar por su muerte e incluso a su novia. Ginna los hiso sentarse en un sillón. Todos estaban callados, hasta que Layla habló.
–En el fondo… era un buen chico –Dijo –, de buenos sentimientos.
Ginna asintió.
Al día siguiente…
Era la última vez que lo vería, aunque muerto. Layla se acercó al féretro. Jorge permanecía ahí, como dormido. Layla sonrió al verlo, aquella sonrisa parecía más de tristeza.
– ¿Sabes? Nunca entendí porque te comportabas así –comenzó a decir –, como un niño.
Sonrió al decir las últimas palabras. Jahir le tocó el hombro, Layla giró su mirada y lo vio ahí, con una sonrisa de compasión. Layla lo abrazó.
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Positive vibe (...Continuación)
RomanceLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...