Abrió los ojos. Sentía como el pasillo pasaba volando por la velocidad que aquel hombre llevaba. Volvió a cerrar los ojos. La curiosidad comenzó a carcomer en sus adentros, cuando de repente volvió a abrir los ojos… ese idioma. El idioma de ese hombre tan peculiar… alemán. Norrinson, Logan Norrinson. Layla abrió su boca lentamente y sin aliento dijo:
–Es usted quien se enamoró de mi madre.
¿De dónde había salido eso? ¿Cómo sabía que él era Norrinson? Esas preguntas comenzaron a dar vueltas en la cabeza de Layla. Suspiró, justo en ese momento la llevaron en una camilla.
–Llévenla a urgencias –Gritó Norrinson en alemán, por lo que nadie le entendió.
–No… no… no… Yo, estoy bien –Dijo Layla –. Déjeme ir.
–Claro que no estás bien, deja que te atiendan. Después podrás hacer lo que tenías en mente –Dijo Norrinson con ese tono de voz tan peculiar en él.
–La señora Antonia no me lo permitiría –Dijo Layla –. Ella se empeña en que yo soy su hija, pero… no lo recuerdo. Tengo que escapar ahora.
La camilla comenzó a alejarse, Layla rogó porque eso no pasara. Sabía que ese hombre la podía ayudar, era doctor ¿no?
Toda esa información le vino de golpe. La lastimaba, provocaba más mareos. Solo cerró los ojos y dejó que los doctores le hicieran lo que ellos sugerían.
Antonia entró a la sala de espera y miró por el vitral. Su hija no estaba, la desesperación llegó a ella. ¿Qué pasaba? Se echó a correr por el pasillo, volteaba a todos lados, hasta que chocó con un hombre. Antonia lo miró sorprendida.
– ¿Norrinson? –Preguntó. Aquel hombre asintió –. Ayúdeme a buscar a Layla, no la encuentro. No está en su habitación, ella tiene amnesia y…
–Lo sé. Justo la vi escapándose, se cayó y su cabeza comenzó a sangrar –Dijo. Antonia apenas hablaría pero él la interrumpió ya que no había acabado de hablar –, los doctores se están haciendo cargo de ella.
Sintió un ligero alivio, pero aún seguía preocupada por la situación de su hija. Sabía que ella pasaba por una situación difícil, y que eso le causaba preocupación, así como desesperación. Antonia se relajó y comenzó a creer que la tranquilidad sería su mejor compañía. Si Layla seguía las instrucciones de los doctores, se podría recuperar. Pero sabía que su hija estaba muy desesperada. Quería saber su identidad, así como quien era su padre y todo le relativo al secuestro provocado por Ernest.
Horas después…
Había obscurecido, los amigos de Layla rodeaban la camilla, mientras ella dormía.
–Parece un ángel –Dijo Regina sonriente.
–Un ángel peligroso –corrigió Jahir, quien se encontraba sentado en una silla de ruedas, gracias a su debilidad.
–Todavía me parece imposible todo lo sucedido. Pobre Layla, quien sabe que dificultades pasó en aquel bosque y en aquella casa –Dijo Dagna mirando a su amiga con una compasión tan tranquila.
–Por cierto… ¿Por qué Iker tenía una casa en México? –Preguntó Miguel confundido –. Digo tenía, porque Manuel hiso explotar, esa casa parecida a una mansión.
–Porque sabía que Ernest tenía una casa aquí y por supuesto, que estaba viviendo aquí –Dijo Nathan. A todos les había parecido extraña su presencia, porque gracias a Jahir, se habían enterado de que aquel chico negaba su ayuda – Quería que al menor indicio de falla en aquel trato, Ernest cumpliera con lo prometido. Quería el cuerpo de Layla, ya. Necesitaba saldar la deuda que Ernest se negaba a pagar.
»No se percató de eso, hasta que llego a sus ojos y oídos que Ernest había escapado de un hospital, y que era un gran peligro para la ciudad en Alemania. Después se dio cuenta que había muerto a manos a Antonia y que esta había ido a parar a una cárcel, para que tiempo después la liberaran y justo ese día, muriera su padre.
»Iker era una persona muy ambiciosa. Entre más dinero tenía, mas quería. Entonces, comenzó a planear la muerte de Roosevelt, pero antes, haría que el pagara por Ernest. Eso era, obviamente, injusto. Pero… ¿En este mundo quien se fija en lo justo? Nos obligó a Margaret y a mí a aprender a hablar el español. Las clases eran pesadas, así que en pocos meses, pudimos aprender. Comenzamos a seguir a Layla, todo el tiempo. Cuando una vez la vimos con Roosevelt. Margaret sugirió que no habláramos de esto con Iker, pero a mí no me gustaba desobedecerlo.
»Tardamos en decidirlo, así que para cuando le dijimos a Iker, Roosevelt ya se había marchado. El resto de la historia, ya lo saben.
«Ernest había tomado a Antonia por detrás y la estaba ahorcando. La cara de la madre de Layla comenzaba a tomar un tono rojo, y las venas de la frente comenzaban a alterarse.» «–Suéltala papá, por favor –Dijo Layla asustada.
»–Me llamaste papá –Dijo Ernest, soltando a Antonia y caminando hacia su hija –. ¡Me has llamado papá!
»–Sí, pero tranquilízate, suelta esa navaja y sentémonos a conversar –Dijo Layla. » La chica comenzó a mover su cabeza de un lado a otro. Sus amigos se quedaron en silencio observándola. «Ernest permanecía viendo a su hija y sonriéndole perversamente. El intentó abrir la puerta, pero ahora fue Layla quien se lo impidió. Se escucharon los pasos retirarse de Jack. Ernest hundió la navaja en el brazo de su hija, haciéndole una cortada de diez centímetros. La chica gritó intensamente, por lo que Jack volvió a correr y comenzó a golpear fuertemente la puerta. »«– ¡Que lastima que tu amigo no quiera quedarse a jugar con nosotros! –Exclamó mientras entraba a la grande sala –. ¡Ya será otro día!
»La cabeza de Antonia sangraba, gracias al impacto del florero. El brazo de Layla también sangraba, y esto provocaba que llegaran los mareos y que su piel empalideciera. Ernest se sentó en uno de los sillones y observando los intentos de Layla al querer levantar a su mamá, comenzó a reírse.
»–Ernest, por favor, déjanos salir… papá.
»–No.»«–Tengo un plan –le susurró Antonia a Layla. La chica apenas pudo oír lo que su madre dijo y asintió para indicar que había entendido –. Solo haz lo que te pida, sin reclamos.»
Abrió los ojos. Pareció estar hundida en sus pensamientos. Aclaró la vista abriendo y cerrando los ojos, hasta que se percató de la presencia de sus amigos. Se había quedado sin aliento, pero comenzó a intentar hablar.
– ¿Quién es Jack? –Preguntó en un hilo de voz. Eleanor la miró de inmediato creyendo que hablaba de su hermano –. ¿Quién es Jack? ¡Contesten! El… estuvo cuando aquel hombre me hiso daño. Aquel al que yo llamé papá en mis recuerdos.
–Jack… es un amigo tuyo –Dijo Dagna.
–Y… ¿Quién era ese hombre? ¿Era mi papá? –Preguntó Layla ya con lágrimas en los ojos.
–Sí. –dijo Eleanor –. El es nuestro padre.
ESTÁS LEYENDO
Positive vibe (...Continuación)
RomantizmLayla, una chica de dieciséis años, sufrió de una enfermedad. Al poco tiempo, esta regresa, pero no le desgarra la esperanza y felicidad que ella siente de salir adelante. Siempre sintió el desprecio de su papá, gracias a su abandono y este vuelve...