bonhomía

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𝗯𝗼𝗻𝗵𝗼𝗺𝗶𝗮
(𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦, 𝘧𝘦𝘮.)

𝖺𝖿𝖺𝖻𝗂𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽, 𝗌𝖾𝗇𝖼𝗂𝗅𝗅𝖾𝗓, 𝗁𝗈𝗇𝗋𝖺𝖽𝖾𝗓 𝗒 𝖻𝗈𝗇𝖽𝖺𝖽 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖼𝖺𝗋𝖺́𝖼𝗍𝖾𝗋 𝗒 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖼𝗈𝗆𝗉𝗈𝗋𝗍𝖺𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺.


𝖺𝖿𝖺𝖻𝗂𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽, 𝗌𝖾𝗇𝖼𝗂𝗅𝗅𝖾𝗓, 𝗁𝗈𝗇𝗋𝖺𝖽𝖾𝗓 𝗒 𝖻𝗈𝗇𝖽𝖺𝖽 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖼𝖺𝗋𝖺́𝖼𝗍𝖾𝗋 𝗒 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖼𝗈𝗆𝗉𝗈𝗋𝗍𝖺𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺

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Si algo había aprendido Aziraphale, era que la bondad es una de las mejores cualidades que puede tener un ser humano y, a la vez, una de las más difíciles de obtener. Ser bondadoso no es una tarea sencilla, no es algo constante en todo ser humano. Decir buenas palabras, tener buenos pensamientos, hacer buenas acciones; Aziraphale admiraba a las persona que podían ser bondadosas constantemente, no dudaba de que lo fueran de verdad como otras personas podrían ser capaces de pensar. Múltiples veces le habían dicho que era una persona bondadosa, una "buena persona".

El concepto de buena persona era un poco confuso para él. La bondad es un concepto subjetivo; hay personas que consideran la bondad como algo propio del ser humano, otras creen que es algo muy específico y que pocas personas pueden tener como algo natural de su persona. Una vez, Aziraphale leyó que ser buena persona es hacer lo que sea por brillar uno mismo, haciendo que los demás también brillen; con brillar, supuso que la persona se estaba refiriendo a sentirse bien, por lo que aceptó esa definición. Aziraphale no se consideraba a sí mismo una buena persona, jamás lo había hecho, aunque tantas personas se lo hubieran dicho.

A Aziraphale le gustaba leer, pero también le gustaba coleccionar libros. Tenía una pequeña librería en su casa donde guardaba montones y montones de libros: primeras ediciones, colecciones completas, con dedicaciones del autor, con comentarios del autor... Aziraphale se sentía orgulloso de su colección de libros. Había empezado a coleccionar libros desde que era un niño, sus padres le habían introducido a la lectura y siempre le animaron a leer. A Aziraphale también le gustaba aprender palabras nuevas. En su biblioteca tenía muchos diccionarios de distintos años que recopilaban toda clase de palabras. Pensaba que cada vez que le pasaba o sentía algo que no podía explicar con palabras, habría alguna que pudiera describirlo a la perfección.

Había sido profesor en aquella universidad durante doce años, y no podía estar más feliz con su trabajo. Le encantaba enseñar, pero sobretodo le encantaba enseñar literatura. Cada vez que leía algún trabajo de sus alumnos le brillaban los ojos de la emoción, según Aziraphale, siempre aprendía algo nuevo de parte de ellos. Era el segundo cuatrimestre del curso, el penúltimo de ellos, y estaban dando a Shakespeare. Aziraphale amaba a Shakespeare, le parecía un genio de la literatura y le idolatraba, a veces deseaba que él supiera escribir como Shakespeare.

Aziraphale entró en la clase con una pila de libros en las manos, sus alumnos sonrieron enternecidos. Él no lo sabía, pero a sus alumnos les parecía adorable todo lo que él hacía. La cabellera rizada de pelo rubio dejó los libros en la mesa, permitiendo ver su rostro. Aziraphale vestía como si viniera de los años veinte y hablaba como todo un caballero. Algunas alumnas comparaban a su profesor como la figura del príncipe azul de un cuento de hadas. De no ser tan obvio que Aziraphale era gay, más de una se le habría declarado.

inefable     「good omens」 (STAND-BY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora