época

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𝗲́𝗽𝗼𝗰𝗮
(𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦, 𝘧𝘦𝘮.)

𝗎𝗇 𝗉𝖾𝗋𝗂́𝗈𝖽𝗈 𝖽𝖾 𝗍𝗂𝖾𝗆𝗉𝗈 𝖽𝖾𝗍𝖾𝗋𝗆𝗂𝗇𝖺𝖽𝗈 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝗈 𝖾𝗇 𝗅𝖺 𝗏𝗂𝖽𝖺 𝖽𝖾 𝗎𝗇𝖺 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇𝖺.

Había pasado una semana desde que aquel ángel le agarró por la cintura por sorpresa y le condujo al bosque, sin apenas darle tiempo a articular palabra

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Había pasado una semana desde que aquel ángel le agarró por la cintura por sorpresa y le condujo al bosque, sin apenas darle tiempo a articular palabra. Estaba paseando en el ágora junto a su madre, colocándose la toga que le regaló la noche anterior —la cual era demasiado grande para su cuerpo pequeño y delgado—; no estaba escuchando lo que su adorada madre le estuviera comentando en ese momento, ese día estaba algo disperso. Volvió al mundo real en cuanto sintió una mano depositarse en su cintura, agarrándolo con fuerza; por un momento pensó que era su madre llamándole la atención, sin embargo, supo que estaba equivocado al sentir el aliento ajeno cerca de su oreja, de la misma manera que una presa siente el aliento de su cazador antes de ser devorada.

Cuando ya estuvieron en los inicios del bosque, con lo árboles rodeándoles y el silencio como su único compañero, pudo fijarse en los rasgos de su secuestrador, el Zeus de su lánguido e indefenso Ganímedes*. Los ojos azulinos y compasivos del opuesto le miraron durante uno segundos, segundos en los que quedó completamente hechizado por la majestuosidad presente en la belleza de su secuestrador; si hubiera expresado sus pensamientos en voz alta le habrían condenado a la más terrible de las muertes por su blasfemia, pero en su mente no podía hacer otra cosa más que compararlo con Afrodita, la más hermosa de las diosas, aunque en un cuerpo masculino, por supuesto.

Por si no fuera poco, los dorados y cortos rizos que poseía el contrario se le asemejaron a dos torbellinos hipnotizantes que no hacían más que llamarle; escuchaba esa misma llamada venir de los labios de su secuestrador, le pedía que fuera con él, aunque realmente no tenía otra opción. Una vez completamente dentro del bosque, decidió que aquel hombre que le había agarrado de la cintura y se lo había llevado sin darle explicaciones no era un secuestrador, era su salvador, era un ángel enviado por los dioses para cuidarle y darle el trato que se merecía. Recordó sonreír en cuanto vio la diminuta pero hermosa cabaña en la cual se quedaban, un espacio que estaba seguro otras parejas habían utilizado para ese ritual*, el mismo que ambos estaban recreando en esos momentos.

Los días comenzaron a pasar, su ángel hablaba con él constantemente, salían a cazar o a pescar con regularidad, y no fueron pocas las ocasiones en las que le encontró observándolo embelesado después de haber soltado alguna estruendosa carcajada. Deseó con todas sus fuerzas poder continuar de esa manera el resto de su vida, sin tener que preocuparse por la política, el dinero o su estatus.

—Ojalá pudiera amarte.

No quiso decir eso, al menos no de esa manera o en ese momento; las palabras salieron disparadas de sus labios cuando menos se lo esperaba. Estaba tumbado en la hierba, con la cabeza apoyada en el regazo de su ángel, que le peinaba los rizos pelirrojos que adornaban su cabello. La mano del contrario vaciló por un instante, antes de continuar con su tarea previa, como si nada hubiera pasado. A sus oídos llegó un murmuro que le tranquilizó, unas palabras dulces y comprensivas, aunque cargadas de tristeza y dolor. En el fondo, sabían que en poco tiempo habrían de volver para integrarse en la sociedad de nuevo, él tendría que decidir si quería continuar con su ángel, y finalmente se separarían para siempre, como debía ser, como siempre había sido.

inefable     「good omens」 (STAND-BY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora