●𝗶𝗻𝗲𝗳𝗮𝗯𝗹𝗲●
❨𝘢𝘥𝘫𝘦𝘵𝘪𝘷𝘰❩
𝖺𝗅𝗀𝗈 𝗍𝖺𝗇 𝗂𝗇𝖼𝗋𝖾𝗂𝖻𝗅𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝗇𝗈 𝗉𝗎𝖾𝖽𝖾 𝗌𝖾𝗋 𝖾𝗑𝗉𝗋𝖾𝗌𝖺𝖽𝗈 𝖾𝗇 𝗉𝖺𝗅𝖺𝖻𝗋𝖺𝗌
este fanfic se encuentra en stand-by; el proceso de corrección y reserialización del dicho empezarán en b...
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Salió de la facultad mientras se ponía el abrigo, sintiendo la calidez de la prenda alejar el frío del exterior; era en esos momentos en los que daba gracias que no fuera como su hermano, que necesitaba cuatro capas de ropa cuando llegaba el invierno —a veces parecía que tenía la sangre fría, como una serpiente—. Se colocó su mochila en un hombro y comenzó a caminar a la biblioteca; conocía a Crowley, el único lugar donde podría estar era ese. Dejó que se le escapara una leve sonrisa ante la imagen de su hermano con una pila de libros al lado, de la misma manera en la que solía estar cuando eran niños.
Abrió la puerta de la biblioteca y empezó a caminar, el sonido de sus botas pisando el suelo de madera era lo único que se escuchaba en todo el lugar. Se extrañó de que no estuviera ahí, así que inspeccionó cada espacio que se encontró; las mesas estaban vacías, las estanterías llenas de libros que nadie estaba leyendo, los ordenadores completamente apagados y olvidados. Ni siquiera estaba la bibliotecaria leyendo alguna novela en el recibidor. Volvió a caminar hacia la entrada y frunció el ceño mientras salía. Seguramente estaría en el aparcamiento, esperándola en el Bentley con alguna canción de Queen a todo volumen.
Estaba empezando a considerar el ponerse a gritar nada más viera a su hermano, su buen humor se había disipado rápidamente. Tenía las botas llenas de nieve y de repente su abrigo no era lo suficientemente cálido para protegerla del frío. Apartó un par de ramas bajas y llegó al aparcamiento cercano a la facultad de letras. Crowley debería estar ahí, apoyado en el Bentley, tal vez fumando un cigarro, diciéndole que llegaba tarde con una sonrisa burlona. Pero no estaba ahí, no había rastro de Crowley o del Bentley.
Giró sobre sí misma y se encaminó de nuevo a la facultad de química. Probablemente Crowley había ido allí porque estaba tardando mucho y había movido el Bentley a otro aparcamiento más cercano a las facultades de ciencias. Subió rápidamente los escalones de la entrada y abrió la puerta del edificio de la facultad. Caminó por los pasillos de los tres pisos, entró en aulas y laboratorios, pero no había rastro de su hermano allí tampoco. Volvió a salir de la facultad y se quedó parada delante de la puerta, abrió su mochila y empezó a buscar su móvil.
Escuchó un par de pasos lentos y alzó la mirada. No había pasado nada, su hermano estaba ahí y tan solo había movido el coche de lugar; aquellos pensamientos se desvanecieron en cuanto vio un par de ojos violetas que le devolvían la mirada. Resopló nada más reconocer el rostro de Gabriel, el rector de la universidad; no le soportaba, aunque la verdad era que tan solo soportaba a Dagon, con la que compartía muchas horas de investigación en el laboratorio.
