Capítulo cinco: No estás solo.

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¡Feliz día del orgullo a todo el mundo! Espero que podáis disfrutar de este día en el que se reinvindica el derecho a la igualdad del colectivo LGBT ¡Sacad a relucir esa bandera, sed vosotros mismos y amad a esa persona especial si la tenéis! Y si no tenéis a nadie seguid buscando el amor para cambiar el mundo, como dice la canción. :D

Bueno, hablemos de este capítulo. En realidad este segundo párrafo es para avisaros de que el capítulo es el triple de largo que los que se publican normalmente. No os doy más la chapa, así que cuando tengáis tiempo os pilláis una horchata, un granizado, una cola loca o lo que os guste, para leer tranquilamente este capítulo estúpidamente largo.

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En el camino de vuelta el ambiente estuvo bastante animado gracias a Damián quién no paraba de detenerse a explicarle cosas a Adara. La joven a veces se quedaba mirando ciertos objetos la vía pública, no quería preguntarle a los chicos porque le daba un poco de vergüenza, pero por suerte para ella fue Damián se solía dar cuenta de su interés y empezaba la charla. Por la forma en que le hablaba cualquiera diría que hace sólo unos minutos les había intentado matar.

Incluso llegó un momento en que Adara se quedó mirando las máquinas de ejercicios del parque y Damián se puso a hacer diversos ejercicios, para enseñarle cómo se utilizaban. Pero después de un par de movimientos en las máquinas ya le faltaba el aliento.

-Deberías hacer más ejercicio haces cuatro cosas y te cansas enseguida.

- En mi defensa diré que ya hago suficiente ejercicio haciendo de criado en casa de mis padres. Los dos aseos de mi casa no se limpian solos ¿Sabes?

-Pues ya podrías poner el mismo empeño en limpiar tu cuarto. Cuando acabes seguro que te saldrán abdominales de la porquería que tienes ahí.- Al mismo tiempo que decía esto Lex giró una de las ruedas de una máquina cercana.

-¡Oye yo tengo tableta! Lo que pasa es que no la ves porque la tengo protegida por una capa de grasa, como las focas.

-Lo que tú digas musculitos.

Mientras ellos hablaban, Adara estaba en la máquina que consistía en un asiento y dos barras en la parte superior para subir y bajar. Mientras ella hacía el ejercicio sin ninguna dificultad les observó y pensó que parecían un matrimonio discutiendo. Le pareció una escena nostálgica ya que sus padres solían discutir de la misma manera. Entonces pensó si esos dos eran pareja de verdad, pero no se atrevió a preguntarlo y se lo guardó para ella misma.

-Anda mira, Adara está con las máquinas también, y parece que no le cuestan tanto como a ti.

Al ver que Lex se había dado cuenta de que estaba usando la máquina, Adara paró súbitamente y ruborizó un poco.

«Sí que es vergonzosa esta jovencita. Tendrá que ir cogiendo confianza» Pensó para sus adentros

-No me compares con alguien que seguramente puede hacer una voltereta hacia atrás sin despeinarse, además que yo me siento muy bien conmigo mismo, sólo me falta la barba.

-Eso tiene fácil arreglo, con un rotulador seguro que te sale una barba estupenda.

- En vez de llamarte el mago del Rompecoronas te deberían llamar el mago de la comedia ¿Lo sabías?

Después del episodio del parque, el trío siguió su camino hasta llegar hasta la casa de Damián quién justo en la puerta del portal cayó en una cosa. Como sus padres ya conocían a Lex no habría problema, pero con las chicas era otro cantar. Sería muy sospechoso que los dos entraran en casa, de noche, acompañados de una adolescente de quince años y más con las pintas un tanto maltrechas que traía. Les explicó la situación a Adara y a Lex, preguntándole a este último si tenía algún hechizo de invisibilidad o algo para colarla en casa sin que sus padres se dieran cuanta.

Los huesos del rencorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora