13. Invitados [Inesperados]

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SORPRESA AL FINAL DEL CAPÍTULO

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El tiempo pareció congelarse a mi alrededor, parpadeé varias veces cuando vi que tendió su mano hacia mi.

¿Me está ofreciendo ayuda para levantarme?

Quizá estaba delirando.

—¿Te quedarás ahí o simplemente te levantarás? —Comentó con simpleza.

—No hace falta —Digo rápidamente sin creer nada de lo que está pasando, demasiado... raro, para ser verdad —. Puedo levantarme sola —Me levanto del suelo y limpio la tierra que cubre mi ropa.

Kanato permanece serio y retira su mano con parsimonia y simplemente se encoge de hombros.

El camino a la mansión es silencioso al igual que nuestras pisadas sobre la tierra.

×××

Deslizo el peine con cuidado sobre mi cabello mojado, realizo la crencha que divide mi cabello y procedo a peinarlo. El cuarto de baño estaba lleno de vaho y por ende el espejo estaba empañado. Pasé mi mano por el espejo y procedí a observar con cuidado mi rostro.

Sino fuera por el color de mis mejillas y que las ojeras bajo mis ojos habían desaparecidos juraría que era la misma de antes.

Mi rostro estaba menos pálido, más colorado, mis labios suaves y rosados, en mis pómulos no había rastro de moretones y mis ojos parecían haber tomado más vida.

Una idea surca de manera peligrosa mi mente mientras sigo observando mi reflejo en el espejo. Trago saliva y acaricio mis manos sintiendo un leve calor.

Pocas veces puedo mantener momentos íntimos en la mansión con los Sakamakis con ojos de halcón en todo. La hora del baño es uno de los momentos en los que puedo estar completamente sola.

Con lentitud desato el nudo de mi bata dejando expuesto mi cuerpo en el espejo.

Mi cuerpo claramente no se encontraba esquelético, a diferencia de los meses anteriores mis huesos no se marcaban ni un poco. La anemia me invadió cuando estuve a punto de morir varias veces por inanición por culpa de Taro.

Acarició mis caderas, libres de moretones, hago a un lado mi cabello y observo mi fino cuello sin marcas de cualquier tipo.

No hay rastro alguno de alguna marca de abuso en mi cuerpo, ni moretones, ni golpes, mucho menos cicatrices.

Recojo mi bata del suelo y me la vuelvo a poner, abro el pequeño armario detrás del baño donde extrañamente me he topado con varios productos de higiene femenina.

Es algo incómodo.

Tomo las tijeras que se exhiben en la pequeña repisa y vuelvo a cerrar el armario.

Con movimientos precisos y cordinados hago el primer corte viendo como el primer mechón cae al suelo.

×××

Salgo de mi habitación abrazándome a mi misma lista para bajar a la sala cuando de repente me quedo helada observando hacia el frente perpleja.

Había un chico que parecía más o menos de mi edad, su tez era tan pálida y nívea como el mantel de la mesa pero aún así; sus mejillas conservaban un color rosáceo natural, lleno de vida, sus ojos leucofeos expresaban seriedad e intimidad pero también había un toque de burla en ellos, tambien pude darme cuenta de una cicatriz que surcaba su frente. Sus facciones eran marcadas, su nariz perfilada y sus labios voluptuosos junto con un mentón cuadrado.

Perdida《DL》[Completa✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora