20. Un cuento [Para dormir]

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Epílogo

No podía escuchar nada, no podía sentir nada. Estaba en completa oscuridad, no estaba segura de cual era mi estado actual ni quería saberlo. Aún no superaba todo lo que había pasado en las ultimas horas. Pensé que estaba a punto de morir apenas sentí que Jakov me golpeó en el cuello, pero al parecer no me golpeó tan fuerte como para matarme.

Aún no podía creer lo que me hizó.

Jakov... Me traicionó. El siempre jugó conmigo. Siempre estuvo del lado de los Sakamaki, pero entonces ¿Cuándo alguien se pondrá de mi lado?

No pude evitar soltar unas lágrimas apenas pensé en eso, al instante pude sentir el contacto de algo suave contra mi rostro. Era una venda. Mis ojos estaban vendados y mis manos amarradas. Estaba en sentada en una silla. Un dolor punzante se sentía en mi cuello, era debido al golpe de Jakov, era totalmente asfixiante y e inquitante y la oscuridad que me proporcionaba la venda no me aliviaba un poco.

¿Dónde estaba?

¿Se trataba de los Sakamaki de nuevo?

Apreté los dientes de solo pensarlo. Escuché unos pasos sonar justo detrás de mí y no pude evitar que mi piel se erizara y que mi corazón latiese con fuerza en tan solo segundos. ¿Y si era Jakov? ¿Y si el venía finalmente a matarme?

Pero ¿Por qué? ¿Por qué extender mi dolor y sufriemiento cuándo pudo haberme matado con tanta facilidad horas antes?

Los pasos siguieron y sentía una inminente presencia justo detrás de mí. Emanaba una presencia terrorífica y escalofriante pero no tanto como los Sakamaki. De repente un pensamiento cruzó mi mente y de inmediato me helé.

No...

Empecé a temblar con fuerza y a removerme queriendo soltar las cuerdas qu amarraban mis manos, después de hacer eso aquella presencia se echó a reír, una risa estruendosa llena de ira y oscuridad.

Reconocería esa risa donde fuera.

¡No, no, no, no, no!

Empecé a agitarme con más fuerza y en ese instante la venda es retirada de mis ojos. Grité al instante de reconocer el lugar donde estaba, de reconocer a la persona que estaba en frente de mí.

—¿Me extrañaste, hermosa? Porque yo sí lo hice. —Taro se hallaba frente a mi con el mejor estado que nunca. Varias sensaciones se arremolinaron dentro de mí al instante, asco, ira, miedo, enojo. Ver a la persona que me había jodido durante casi toda mi vida en tal perfecto estado solo me causaban ganas de matarlo.

Estábamos en aquella casa donde tanto había sufrido, en esa casa donde me hizo pasar tantos maltratos y miserias. Ese espantoso lugar repleto de malos recuerdos, podía escuchar los gritos de ayuda que se repetían en mi mente desde que viví en contra de mi voluntad con este bastardo.

—¡MALDITO BASTARDO, HIJO DE PUTA! —Escupí en su cara, tan solo verlo me causaba asco y repugnancia. — ¡MUÉRETE!

Al instante sentí como mi rostro ardía, me había golpeado, mi mejilla ardía demasiado, podía sentir su mirada llena de furia observándome pero ya no me importaba.

Lo único que quería hacer era matarlo.

—¡MALDITA PERRA! ¿QUÉ DEMONIOS HACES, ESTÚPIDA? —Gritó con fuerza, apretó mis hombros con sus manos al punto de sentir que estaban a punto de quebrarse. Me zarandeaba de un lado a otro sin control alguno, mi cabeza empezaba a dar vueltas y todo lo que veía empezaba a ser borroso. Lo único que escuchaba era su voz en mi cabeza. — ¡¿POR QUÉ TE ESCAPASTE?! ¡¿SABES CUÁNTO TE BUSQUÉ?! ¡AL FINAL TE ENCONTRÉ EN EL HOGAR DE OTROS HOMBRES! ¡ELLOS ME CONTACTARON DICIÉNDOME QUE ESTABAS EN SU HOGAR! ¿ASÍ QUÉ DECIDISTE ABRIRLES LAS PIERNAS TAL Y COMO LO HICISTE CONMIGO? TAN SOLO ERES UNA PUTA. —Escupió.

Perdida《DL》[Completa✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora