C a p 5

5.3K 404 239
                                    

Aún no se ha acabado el día, así que... ¡Feliz cumpleaños!


— ¿Entonces qué hacemos? — Jin y Jungkook se encontraban en la oficina del segundo mencionado.

— No sé, sólo quiero encontrarla — Jungkook llevó sus manos a su cabeza y removió su cabello frustrado. Apenas un día de que había hablado con aquel detective y ya se sentía impaciente por nuevas noticias.

— Jisoo tuvo una idea — Jin habló al ver lo mal que su amigo estaba. Le había prometido a Jisoo que no diría nada hasta recibir respuesta, pero ante las circunstancias era mejor mantener al tanto a Jungkook — Habló con Kunpimook  para que él comenzara a buscar a Lisa por Tailandia — Jungkook no le agrado la idea de que ese chico se pusiera a buscar a Lisa, pero por ahora era la única opción que tenía.

— ¿Y por qué a él? — estaba celoso.

— No es momento para tus celosos amigo, se lo pidió por que BamBam está en Tailandia y por lo que sé viajará a varias ciudades de ahí.

— Puedo ir yo a buscarla — Jungkook rodó los ojos, su amigo estaba siendo algo irritante.

— ¿Cómo está Gía? — Jungkook suspiró y se sentó. Jin había dado justo en otro de los puntos que más le dolían.

— No le he dicho nada, no quiero hacerlo hasta hablar con Lisa, ¿qué tal si ella ya encontró a alguien y ya no me quiere ver? — el coreano se sentó justo enfrente de él.

— ¿Crees que lo haya hecho? — ambos se miraron. Estaban analizando la situación, Jungkook temía aquello, pero en los últimas horas no había dejado de pensar en aquella posibilidad.

— Espero que no, sé que suena egoísta de mi parte, pero la amo demasiado como para perderla. Jamás hubiera dejado que se fuera.

(...)

Al llegar a casa Jungkook estaba exhausto, había trabajado hasta tarde, y estaba algo desconcertado. Todas las luces de la casa estaban apagadas, Gía se encontraba en su habitación, Jisoo la había dejado hace unos minutos atrás.

El joven encendió la luz de la cocina y fue por una taza de café, necesitaba algo que le diera un poco de energía para poder comenzar con su búsqueda por sí solo. Esperó a que la cafetera sirviera el café para después colocarlo en una taza e irse con ella hasta su habitación.

Al pasar por la puerta de la habitación de su hija escuchó como la pequeña lloraba en silencio, esos días para él habían sido difíciles, pero no imaginaba lo que eran para su hija. Decidió entrar, debía de hablar con ella, le diría lo que había sabido de Lisa y su hermano, quería verla sonreír al menos una vez más.

— Hey princesa tengo una sorpresa — Gía estaba acostada sujetando con fuerza a su oso de peluche. El objeto inerte se encontraba algo húmedo por las lágrimas de la pequeña. Gía no se movió en ningún momento.

Jungkook dejó su taza de café en una de las mesitas de noche. Sacó ambas fotografías que poseía de su hijo y se acercó a Gía. Se acostó al lado de ella, estando detrás de su pequeño cuerpo. La abrazó pegándola a su pecho, quería que dejara de sufrir por una chica que no merecía sus lágrimas. La pequeña lloró con un poco más de fuerza, lo que provocó que los ojos de su padre se cristalizaran.

— Mira princesa — Jungkook colocó ambas fotografías enfrente de ella, no estaba seguro de que tan feliz pondría a Gía mostrarle fotos del bebé, aquel que en un pasado no aceptaba.

— ¿Es mi hermano? — preguntó con cierta felicidad en su voz. Arrebató de las manos de su padre las fotografías y se sentó repetidamente en la cama.

— Si, se llama Jeonsang — Gía comenzó a mirar las fotografías detenidamente.

— Esto quiere decir que los encontraste — y después de mucho tiempo, la sonrisa de Gía había vuelto. Jungkook estaba feliz de verla de esa manera, que no quería decirle la verdad, pero sabía que mentir le haría aún más daño a la pequeña.

— No — Jungkook se sentó a la par de la pequeña. Gía agachó la cabeza, provocando que su sonrisa se fuera — Pero estamos en eso, está en Tailandia. Te prometo que la voy a encontrar.

— ¿Y qué pasa si ya no me quiere? — nuevamente las lágrimas comenzaron a nublar los ojos de Gía. Jungkook la abrazó nuevamente.

— Estoy seguro de que ella aún te quiere. Y aunque tal vez ya no estemos juntos, ella va a seguir queriéndote a ti.

— Quiero encontrarlos — dijo Gía. Jungkook apoyó la cabeza de la pequeña en él y depositó un beso en su frente.

Ambos se quedaron unos segundos así. Gía seguía mirando las fotografías detalladamente.

— Tengo una idea — habló Jungkook. Se levantó de la cama y salió de la habitación en busca de su guitarra. Hace mucho que no tocaba, pero había recordó cuando Gía era pequeña y le tocaba para hacerla dormir o tranquilizarla cuando estaba mal.

La encontró en uno de los armarios de su habitación justo al rincón. Comenzó a dar algunos toques para poder entonarla. Gía escuchó y sonrió. Ella también recordaba cuando su padre le cantaba.

Al llegar de nuevo a la habitación Jungkook se volvió a sentar en la cama, justo al lado de Gía y comenzó dando algunos acordes que llevaban a una melodía.

Fue un día como cualquiera, nunca olvidaré la fecha.

Jungkook comenzó a cantar y la pequeña se colocó enfrente de él para mirarlo tocar y cantar.

Coincidimos sin pensar en tiempo y el lugar.

Jungkook le sonrió a su pequeña y ella le regresó el gesto.

Algo mágico pasó, tu sonrisa me atrapó. Sin permiso me robaste el corazón.

Gía tomó su oso de peluche y lo colocó delante de ella, quería que también escuchara a su padre cantar.

Y así sin decirnos nada con una simple mirada comenzaba nuestro amor.

La pequeña se sentía mejor, hace mucho que su padre no le cantaba, y eso en cierta forma la hacia sentir especial y la relajaba.

Tú me cambiaste la vida desde que llegaste a mi. Eres el sol que ilumina todo mi existir.

No esperó mucho después de que dejó de tocar para abrazar a su pequeña.

(...)

Al llegar a casa Tae abrió la puerta del auto para ayudar a bajar a Lisa. Ella agradeció el gesto y salió sosteniendo la pañalera de Jeonsang, y al pequeño en sus brazos.

— Te ayudaré con el regalo — Lisa asintió mientras Tea abría la puerta trasera de su auto. Sacó el gimnasio que le había comprado a Jeonsang y acompañó a Lisa hasta la puerta de la casa.

— Gracias por el regalo, en serio no debiste — Taehyun sonrió y negó con cabeza.

— Sabes que no es nada, creo que después te compraré un cochecito para que puedas llevar a este pequeño sin tener que cargarlo — Tae apretó una de las mejillas de Jeonsang lo que ocasionó que el pequeño riera.

— Tae, no, puedo conseguirlo yo, solo debo de ahorrar un poco más.

— Lo haré, así que no quiero reproches.

— Eres un caso perdido — ambos rieron. Tae se quedó mirando directamente a los ojos de Lisa, y cuando ella lo notó se sonrojó. No quería ver como algo mas que un amigo a Tae, pero si algo había entendido de la charla que había tenido con Jennie días atrás era que ella también merecía ser feliz.

Él se acercó a ella. Estaba dispuesto a besarla, y ella no se iba a negar. El pequeño Jeonsang miraba el acercamiento que ambos tenían, pero no entendía el que pasaba.

Los labios de ambos se unieron, pero no tardaron mucho besándose, pues Jeonsang comenzó a llorar. Ambos se apartaron.

— Nos vemos mañana — habló Lisa mientras mecía a Jeonsang en sus brazos para tranquilizarlo.

— Si.


Buscando a Papá (BAM#2) | LiskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora