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Al llegar a casa Gía ya le había terminado de contar sobre su nueva amiga a su padre. Él se sentía feliz por la nueva amiga de su hija, tanto que hasta le había propuesto que la invitara a comer un día de esos.

— Ve a cambiarte — le ordenó Jungkook a su hija. Gía asintió y subió hasta su habitación.

Jungkook fue en busca de algo para poder hacer de cenar. Desde que Lisa había ido a vivir con él, se había vuelto un tanto independiente y había despedido a casi todo su personal. Ahora sin Lisa él había reconsiderado la opción de hacer regresar a su personal, pero temía de decepcionar a Lisa con su decisión, ella alguna vez lo había catalogado como un irresponsable y no quería que ella lo volviera a ver de esa forma.

Al llegar al refrigerador observó el dibujo que Gía había hecho.

Lo había colocado ahí con la intención de observarlo y hacerle recordar a su familia.

— ¿Los vamos a encontrar? — Jungkook desvío su vista del dibujo para observar a su pequeña con la mirada triste.

— Los vamos a encontrar — le aseguró Jungkook, aunque su voz había sido un tanto apagada, la pequeña sabía que eso tal vez era un no. Sus ojos comenzaron a cristalizarse.

— Lo siento papá, es mi culpa — Gía comenzó a llorar. Jungkook no resistió el verla así, se acercó para abrazarla.

— No, no es tu culpa princesa — Jungkook limpió con su pulgar las lágrimas de sus hija — ¿Quieres ayudarme a preparar la cena? — él le sonrió para hacerla sentir con confianza.

— Si — Gía asintió. Jungkook tomó la mano de Gía y ambos se acercaron.

— ¿Qué podemos preparar? — le dijo Jungkook. Gía llevó una de sus manos hasta su barbilla. Estaba pensando en lo que podía pedir.

— Una torta.

— ¿Una torta? — no era el tipo de cena que Jungkook esperaba.

— Si — Jungkook rió.

— Esta bien.

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Habían comprado algunas cosas necesarias para Jeonsang; aunque Lisa había tratado de impedir la compra de cosas “inservibles”, o al menos así ella lo mencionaba, Taehyun siempre terminaba saliéndose con la suya.

Los tres habían pasado una tarde agradable, y ya era momento de volver a casa, pero se habían detenido en un parque.

Tae había sugerido que se subieran en los columpios que había. Él estaba meciéndose lentamente cargando en sus piernas a Jeonsang, mientras Lisa se encontraba en otro justo al lado de ellos.

— Es muy lindo todo esto — dijo Lisa mientras comenzaba a mecerse lentamente. Hace mucho que no había disfrutado una tarde como esa y le agradaba volver a sentir la sensación de que todo estaba bien.

— Como una familia — mencionó Tae. Lisa se detuvo de golpe para encontrarse con la mirada de Taehyun.

— Sí — dijo apenas en un susurro. Una sonrisa se formó en su rostro, realmente podía ser una familia.

— Sé que esto ya te lo había mencionado en varias ocasiones, pero, solo quiero decirte que realmente me gustas, te he tomado demasiado cariño, al igual que a Jeonsang. Sé también que aún sigues amando a Jungkook, pero, solo quiero verte feliz, y él no te hace feliz — Lisa miraba hacia el piso sin fijarse en algo en particular, solamente quería escuchar lo que Tae le decía y aclarar de una vez aquello que sentía realmente.

— Yo no quiero que nadie sufra — contestó Lisa.

— Lo sé, y no lo harás, te prometo que te amaré lo suficiente y más, no dejaré que nada les falte a ti y a tu hijo. Seré como un padre para Jeonsang — una lágrima resbaló por la mejilla de Lisa. Tae se levantó y se acercó a ella.

Se colocó de cuclillas cuidando que Jeonsang no se cayera y quedó a la altura de la rubia. Levantó con una mano su mentón y ambos se miraron directamente.

— Solo una oportunidad — le dijo Tae observando sus ojos.

Lisa lo miró a él. Le había ayudado en tantas ocasiones, incluso había sido él quien había sujetado su mano en el momento mas feliz de su vida. Se concentró después en su pequeño, por alguna razón Jeonsang también la miraba tratando de deducir que sucedía. El pequeño también merecía un padre, y si su verdadero padre no estaría ahí para él, al menos Tae podría ser una gran referencia paterna. Ella había vivido sin sus padres, y no quería que su pequeño pasara por lo mismo; cuando era pequeña había soñado con crear la familia que no tenía, la había tenido, pero la había perdido, y ahora tenia la oportunidad de volver hacerla.

— Te quiero mucho — y sin más que decir lo besó. Esta vez Jeonsang no los interrumpió, aún no sabia que pasaba, pero su madre estaba feliz, y eso él podía percibirlo.

Un chico había llegado hace unas horas en busca de una persona, había comenzado con Bangkok y justo estaba dando una vuelta por aquel parque.

— ¿Lisa? — preguntó en voz baja. Estaba algo lejos, y lo único que podía lograr apreciar como ambos chicos estaban besándose.

Sacó de su mente el hecho de que aquella chica podría ser Lisa, la chica que estaba buscando. Siguió con su camino, si, podría asegurar que esa chica no era Lisa.

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La mezcla de la torta había sido terminada y ahora solo era cuestión de vaciarla a un molde y llevarla hasta el horno.

— Esto es un desastre — dijo Jungkook riendo. Había harina por varias partes de la cocina, ropa y cuerpo de ambos — Ven para limpiarte — Jungkook tomó una servilleta para limpiar el brazo izquierdo de su hija, el cual estaba algo lleno de harina.

— ¿Quién va a limpiar? — preguntó la pequeña conteniendo una risa.

— Los dos — la risa de Gía se esfumó en un segundo. Jungkook comenzó a reír segundos después. Gía fue rápida y tomó con su puño un poco de harina para tirarla en cara de su padre — ¡Eso no es justo! — se quejó como niño pequeño Jungkook.

Ambos comenzaron a reír y armar una pequeña guerra con la harina. Jungkook cargó a Gía y comenzó hacerle cosquillas en su estómago. La pequeña no podía dejar de reír, tratando de evitar aquellas cosquillas.

Por un momento después de un largo tiempo volvieron a disfrutar de la compañía del uno con el otro. Había sido como un día en sus vidas antes de que Lisa llegara.

Buscando a Papá (BAM#2) | LiskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora