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Había extrañado aquel lugar, ella mantenía la mirada fascinada desde que el avión había aterrizado, realmente había extrañado su país; por su parte el pequeño Jeonsang se dedicaba a observar con detalle cada cosa, además de la forma en la que los demás hablaban, le resultaba extraño a lo que estaba acostumbrado a escuchar.

Al llegar a la casa de Jungkook, Gía fue quien decidió tomar a Jeonsang en sus brazos y enseñarle de principio el gran jardín que esta poseía, además de que lo llevaría hasta la habitación de juegos, donde estaban todos sus juguetes.

Lisa seguía estática en la entrada. Jungkook estaba bajando las valijas del auto, pero al notar como su novia no parecía hacer algún movimiento decidió acercarse, tomándola de la cintura y besando su mejilla.

— ¿Sucede algo? — preguntó tiernamente.

— No realmente, es solo que me parece extraño el volver aquí — una sonrisa tierna salió de los labios de Jungkook. Se separó un poco para quedar frente a su amada; acarició la mejilla de ella y se apoderó de sus labios, el beso fue lento y profundo, era inexplicable lo que ambos sentían en esos momentos, de nuevo ambos estaban juntos y parecía algo irreal. Lisa meses atrás se había hecho la idea de que tanto Gía como Jungkook estaban felices sin ella, mientras Jungkook se daba por vencido en encontrar el paradero de aquella castaña.

Un llanto hizo que ambos se separaran, alarmados fueron hasta el lugar donde Jeonsang estaba llorando. Gía trataba de tranquilizarlo para que no la regañaran, pero el pequeño no podía dejar de llorar.

Minutos atrás Gía había ingresado con su hermano en brazos a la habitación llena de juguetes, lo había dejado en el piso alfombrado para que pudiera moverse por el lugar mientras ella buscaba algunas cosas para que pudieran jugar juntos, pero Jeonsang había llegado hasta una caja donde había algunos peluches dentro de ella, y un conejo blanco había llamado su atención, pero este estaba algo lejos de su alcance. Decidió tratar de ponerse de pie y alcanzarlo por su propia cuenta, pero sus piernas aún no estaban lo suficientemente macizas, y aún sujetándose de la caja, termino cayendo y volcando con el la caja y los peluches sobre él.

Gía se alarmó al escuchar aquel ruido, fue rápidamente ayudar a su hermano, pero cuando logró quitar la caja el pequeño comenzó a llorar.

— ¿Qué pasó? — preguntó Jungkook entrando a la habitación seguido por Lisa. Él corrió hasta el mas pequeño para tomarlo en sus brazos y lograr que se tranquilizara, dando unas palmadas en su espalda.

— Quería tomar un peluche y terminó tirando todo — Gía realmente estaba preocupada, tanto por si Jeonsang se había hecho daño y por si recibiría un regaño.

— Eres un travieso — habló Lisa al notar la actitud de Gía, quería quitarle el sentimiento de culpa que en ese momento tenía.

— ¿Esta bien? — preguntó la pequeña aún preocupada. Su padre le dedicó una cálida sonrisa, también había notado la preocupación de la pequeña.

— Si, creó que deberé de nuevo adaptar esta casa para bebés — Jeonsang dejó de llorar y centro de nuevo su vista hasta el montón de peluches que estaban esparcidos por el suelo.

— Toma — Gía le entregó aquel conejo que había llamado su atención y Jeonsang lo tomó. Primero tocó las orejas del juguete y después su nariz. Comenzó a reír y los demás presentes lo miraron extraño, no entendía porque reía, así que en un momento de confusión ellos también se unieron a las risas.

(...)

Los días habían pasado y ya era domingo por la mañana, Lisa ya se encontraba en la cocina preparando el desayuno, esa tarde habían quedado con la madre de Jungkook, pues la mujer se encontraba ansiosa de conocer a su nieto. Eso ponía un poco nerviosa a Lisa, temía que la relación que tenía antes se haya destruido después de haberse ido estando aún embarazada.

Jeonsang despertó y comenzó a jugar con sus pies y manos, estaba instalado en la habitación de sus padres, pues su habitación estaría lista dentro de unas semanas más; Jungkook había dicho que quería que su pequeño tuviera la mejor habitación, pero resultaba difícil adaptar en esos momentos una, Lisa estaba consiente de que muchas de las cosas que Jungkook quería comprar ya no servirían para Jeonsang dentro de unos meses y le resultaba absurdo comprarlas.

Jeonsang dejó de jugar y esperó a que alguien fuera por él como normalmente cada mañana lo hacían, pero al ver que nadie se acercaba para tomarlo en sus brazos comenzó a llorar, como solía hacerlo cada vez que no obtenía lo que quería. El pequeño se había acostumbrado demasiado rápido a los consentimientos que su padre le hacia, y en esos momentos Jeonsang ya era un niño mimado por su padre y hermana, situación que al pequeño le agradaba.

— Tu madre tenía razón, te haz vuelto muy mimado — Jungkook había despertado después de que Jeonsang había comenzado a llorar, y aunque quería dormir un poco más sabía que el pequeño no lo dejaría.

Lo tomó en sus brazos y volvió acostarse en su propia cama; colocó a Jeonsang en su pecho y volvió a cerrar los ojos, esperando así que el pequeño volviera a dormir.

Jeonsang se apoyó con sus manos en el pecho de su padre y lo observó por unos segundos. Se acercó a su rostro para comenzar a molestarlo tocando su barbilla, nariz y boca. Jungkook abrió los ojos y entendió que su hijo ya no quería que siguiera dormido, quería que jugara con él.

— ¿En serio no quieres dormir un poco más? — le preguntó casi rogándole porque el pequeño volviera acostarse, pero en lugar de eso Jeonsang sonrió con picardía e hizo algunos sonidos con su boca.

Hace unos días el pequeño había comenzado a tratar de hablar, y aunque lo que hasta ahora decía era inexplicable de entender, los demás hacían como que entendían.

— Esta bien creó que prefieres jugar — Jungkook lo tomó nuevamente en sus brazos y lo elevó en el aire, comenzando así con las risas descontroladas de Jeonsang, quien sentía adrenalina al encontrarse en el aire y constante movimiento.

(...)

La tarde había llegado más rápido de lo que Lisa había deseado. Ahora ya se encontraban rumbo a la casa de los padres de Jungkook.

— ¿Qué sucede? — preguntó Jungkook al ver como la pierna de la chica temblaba. Si que realmente estaba nerviosa, pues presentía que la harían volver a sentirse mal por la decisión que había tomado hace un año.

— Nada, estoy bien — sabía que ella no estaba bien, pero en lugar de seguir insistiendo tomó su mano de ella y la sujeto así hasta que llegaron.

— ¡Abuela! — gritó Gía cuando la puerta de la casa fue abierta, corriendo hacía donde su abuela se encontraba para abrazarla.

— Ay Gía , querida, cuanto tiempo sin verte — la señora abrazó a su nieta. Por su parte Lisa sostenía a Jeonsang, mientras Jungkook sujetaba la mano de ella.

— Mira, mamá regreso, y él es mi hermano, se llama Jeonsang — la pequeña se acercó de nuevo a sus padres y la mirada de la señora Jeon se centro en la rubia que se encontraba sujetando al bebé.

— Pero si es una hermosura — se acercó para tomar en sus propios brazos a su nieto y comenzó a mecerlo mientras Jeonsang trataba de analizar si era buena o mala persona, pero al sentir lo cálido que eran sus brazos y la confianza que transmitía se acercó un poco más para darle un abrazo. La acción tomó desprevenida a la señora, pero no rechazó el abrazo — Y tú cariño, ¿no me vas a dar un abrazo? — preguntó después de unos segundos a Lisa.

La chica se sorprendió, pero al ver la sonrisa tan cálida que le daba se acercó para darle un beso en la mejilla como forma de saludo y después un abrazo. Por alguna extraña razón, Jeonsang comenzó a aplaudir, lograron así que los demás rieran.

— Creó que este pequeño no es normal — habló Jungkook entre risas.

Buscando a Papá (BAM#2) | LiskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora