"No somos nada, y no seremos nada." |Capítulo uno|

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                                12:30pm.

  Estaba sentaba junto a Mario, ya casi terminaba la clase de cátedra, Mario me llevaba un año pero yo estaba adelantada. Por otra parte, yo trataba de prestar atención para entender tan siquiera un poco, pero no entendía gracias a Mario que no paraba de hablar, hablando sobre el partido e insistiendo para que asistiera al juego, yo me negaba una y otra vez. Pero era muy importante para él.

 — Te lo ruego.— Hizo un leve puchero.— Es más, te tengo un regalo—Comentó y enarqué una ceja. Dios mío.— Cierra tus ojos.— Murmuró y levemente los cerré, tomó la palma de mi mano dejando algo allí y luego los abrí. Era una entrada para el juego, Jesús.—Ya no tienes excusa. —Sonrió abiertamente y volteé los ojos.

— Eres demasiado intenso, eh.—Comenté y él sonrió levemente. —Siempre te sales con la tuya —Dije y él rió.

— Sabes que te quiero, tonta. —Sonrió y sentí mis mejillas arder, sin darme cuenta poco a poco éstas cambiaban de color. Me tomó del rostro y dejó plantado un beso en mi cabello, algo que me hizo sonrojar más.

 — Cállate, bobo. —Lo miré y ambos reímos.

               A los minutos entró una Señora que tal ve tendría unos 45 años, algunas arrugas. Me fijé en ella y era la coordinadora que llevaba una libreta en sus manos.

— Buenos días alumnos. —Alargó y el profesor volteó. — Disculpen la molestia, como saben todos el juego es en unos minutos y estoy buscando a los chicos del equipo de salón en salón, necesito a: Sebastián Arango, Esteban Araujo, Jesús Silva, Sebastián Villalobos, Santiago Valles, Christian Suarez y... Mario Ruiz. —Comentó. Los dos Sebastián estaban en clases diferentes, por desgracia. Así que solo fueron Christian y Santiago junto a Mario.

— Lucy, te veo allá, ¿bien? No me vayas a quedar mal. —Comentó antes de irse y en cuestión de segundos no estaba conmigo.

               Al tocar los timbres todos salimos, busqué a Juana y Miranda, mis mejores amigas, lamentablemente tampoco tocaba clases con ellas ya que yo era la menor de todo el grupo de mis amigos. Era triste pero Miranda pronto se iría México de nuevo para seguir viviendo allá, así que sólo quedaba Juana conmigo. Fui caminando a ellas pero me topé con alguien.

— Pero niña... —Murmuró alguien en tono odioso. — Ten cuidado en lo que haces, ilusa. —Murmuró rodando sus ojos. Bendita seas, Janel.

— Como quieras —Pasé de largo y finalmente me junté con mis amigas.

— ¿Qué tal todo? — Preguntó Miranda. Suspiré.

— Pues... Bien, la clase no estuvo tan interesante. —Murmuré sin importancia alguna. — La gente sigue diciendo que nuestro grupo es el más famoso, ¿no? —Pregunté. Anteriormente había hablado de esto junto a las chicas.

— Ay Lucy... —Comentó Juana y enarqué una ceja mirándole. — De todo el colegio, tu grupo es el de  los chicos más famosos y deseables y no haces nada al respecto. — Imitó a la gran mayoría de chicas de la universidad y reí levemente. Aunque ella también fuese del grupo con quién me la mantengo, jugaba mucho con eso de los youtubers. La verdad, eso era lo que menos me importa.

— Además, está el cuarteto de los guapetones youtubers. —Añadió Miranda y reí a carcajadas. Refiriéndose a Juan, Sebas, Sebastián,  y Mario. Aunque ella misma fuera también su amiga siempre decía cosas así.— Claro, claro, de Mario no podemos hablar mucho ya que... Él es todo tuyo. —Dijo y abrí los ojos sorprendida, ellas rieron.

— ¡¿QUÉ?! —Pregunté en alta voz. — Mario no es mío y no lo será, de paso que él y yo no somos nada, y no seremos nada. —Comenté y esta vez fueron ellas quienes rieron.

— Dices tú... —Susurraron ambas. — Eso no es lo que opina la gente. —Dijo Juana y las fulminé.

— Bueno, bueno, cambiando el tema del "Súper cuarteto" —Pues así les llaman en el colegio. — ¿Irás al juego? —Preguntó Miranda y suspiré pesadamente.

— Pues... Alargué y pasé mis manos por mi rostro. — Si, Mario me obligó, literalmente. —Rodé los ojos y ellas se miraron entre sí mientras levantaban sus cejas una y otra vez. — ¡Ya paren! —Exclamé.

— Yo también, Christian me invitó. —Dijo  Miranda, Juana y yo nos miramos. Ella sonrió como inocente pero luego las tres reímos.

— ¿Y te burlas de mi por Mario? —Pregunté sorprendida y reímos de nuevo.

— Bien, ambas tienen su historia de amor y yo tan soltera como siempre. —Dijo Juana y me guardé las ganas de tomarle del cabello. ¿Acaso no entiende?

— No tengo ninguna historia de amor con Mario. —Dije seria y ella me miró.

— Bueno... Yo nunca dije que fuera con Mario. —Comentó y Miranda se rió.

    Entramos a la cancha donde sería el juego. Poco a poco más personas entraban. Buscamos asiento en los puestos de arriba y subimos a sentarnos, yo quedé en medio de ellas dos. Luego de 10 minutos el estadio estaba lleno de gente animando, entraron los anfitriones. Comenzaron a hablar y dieron la bienvenida a las mascotas de nuestro equipo y luego la  mascota del colegio contrario, luego las porristas y esas tonterías. Llamaron a los jugadores del equipo y todas las chicas gritaban como si fuera concierto, yo... Pues normal, no le daba importancia. Nombraban a los chicos del equipo que aproximadamente eran 29. Sólo aplaudía cuando nombraban a mis amigos, es decir "El Súper cuarteto" que bobada. Entró el equipo contrincante y debo admitir que los jugadores estaban bien guapetones. El partido comenzó y la adrenalina se respiraba en el lugar.

 — ¡Vamos Chris! —Gritó Miranda aplaudiendo y reí junto a Juana. Por un momento sentí que alguien me miraba pero debido a mucha gente que había, no distinguía quién.

               Me fijé en el partido y Mario llevaba la pelota, la rebotada frecuentemente mientras se acercaba más al aro contrario, o como se llame la cosa esa donde se lanza la pelota. Cada vez iba más cerca y a medida que se acerca, todos gritaban y aplaudían más fuerte.

— ¡Mario, Mario, Mario! —Gritaba toda la cancha a una sola voz, una y otra y otra vez.

 — ¡Maru, hazlo! —Escuché una voz chillona detrás de mí, volteé y supe que era Janel.

               Finalmente llegó el momento donde soltó lanzando el balón hacia el aro, para luego anotar. Todos gritaban y el equipo se acercó rápidamente a él mientras celebraban su primera anotación.

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               El partido ganó 3-1. Ganamos nosotros, dos de Mario y uno de Sebas. Luego de unos minutos fui donde estaba Mario, el cual estaba rodeado de chicas, reí levemente y vi a Sebas, se acercó a mi y al llegar le abracé con muchas fuerzas.

— ¡Felicitaciones! —Dije abrazándolo y sonreí.

— ¡Muchas gracias, ñera! —Comentó. — Recuerda que quedamos para grabar un vídeo para mi canal. —Comentó y sonreí levemente, fue una promesa.

— ¡Pues claro! —Comenté y me sonrió.

— En unos minutos nos iremos al reataurant tal cuál como planeamos, iré a buscar a Juan, cuidado con algo ¿sí? Te amo —Dijo y besó mi frente, para luego dejarme sola. Ellos son mis hermanos, pero de todos, Sebas era el sobre-protector.

              

               Seguí caminando y vi a alguien correr hacia mí, sentí mis rodillas débiles y sin percatarme vi a alguien encima de mi, observe sus ojos claros y él mis ojos color café por unos largos segundos, mi ritmo cardíaco era agitado y podía sentir el de el. Su respiración estaba chocando con la mía y  estábamos tan cerca que si cualquiera de los dos hacía el más mínimo movimiento y podía sentir sus labios sobre los míos.

Aprendiendo a quererte | Mario Ruiz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora