Soltó un gruñido de satisfacción cuando el agua caliente hizo contacto con su piel. Estiró su cuerpo adolorido antes de sumergirse por completo en el manantial. Era una de las pocas cosas por la que agradecía ser hijo de la jefa, aunque sea un bastardo, tener su propio balneario termal era lo mejor. Al mismo sólo se tenía acceso a través de túneles que conectaban con su refugio a las afueras de la aldea, el cual había cedido al pequeño omega que encontró en el río y a su maltrecho compañero alfa. Emergió antes de que el agua caliente comenzara a marearlo, frotó su rostro para quitar el exceso de agua y rodeó la gran roca que sobresalía a un lado, buscando un lugar más playo para recostarse.
Suspiró y cerró los ojos pensando en sus inquilinos, más específicamente en uno de ellos. Desde la primera vez que lo vio no pudo sacárselo de la cabeza. Sin poder resistirse, lo visitó cada día sin excepción, hasta el día que despertó y vio esos hermosos ojos verdes que hicieron sentir su estomago extraño. Era el omega más bello que había visto en su vida, y su olor, con sólo recordarlo se relamía, era exquisito. A pesar de ser un alfa puro, más sensible que un alfa común, nunca había tenido dudas sobre su autocontrol hasta ese momento. Menta y vainilla, la deliciosa fragancia había hecho su cuerpo estremecer e incluso hizo que inconscientemente sobrepusiera su propio aroma al de madera de Eijirou, que en ese momento se prendía como sanguijuela al omega. Recordar eso lo puso de mal humor. Si el maldito bastardo llagaba a propasarse aprovechando su ausencia, iba a partirle la cara. Porque si, porque era un completo cobarde que no había querido volver a ver al omega por miedo a los sentimientos que este despertaba en él. Lo hacía sentir incomodo, nunca había sentido nada parecido y no le gustaba para nada, no le gustaba no saber como actuar frente a él. Por esto, estuvo evitando volver a verlo y le encargó a Denki su cuidado y el mantener a raya al pelirrojo por él.
― Izuku...
Susurró su nombre, saboreando cada silaba. Hasta su nombre era hermoso. Se concentró en recordarlo, su cabello verde, su rostro lleno de pecas y sus ojos esmeralda. Si ponía esfuerzo hasta podía sentir su aroma cosquilleando su nariz. Inspiró con ganas, saboreandolo, se sentía tan real que estaba a punto de volverse loco. Incluso podría decir que se sentía demasiado real, tan real que su columna había recibido una reconfortante descarga. Abrió los ojos de golpe e inspeccionó el aire a conciencia, buscando pruebas de que su imaginación sólo lo estaba engañando. Escuchó pasos y voces provenientes del túnel principal.
No supo por qué pero su primera reacción fue ocultarse, aprovechando se cualidad de alfa puro para disimular su aroma y observando desde su escondite detrás de las rocas. Su sangre se calentó por la ira al percibir el conocido olor a leña de su amigo. Iba a matarlo.
― Wow esto es...― el peliverde se acercó y tocó el agua con la punta de sus dedos ― es caliente
― Si, son aguas termales. Es el baño privado de Bakugou
― No se enojara si estoy aquí
― No te preocupes. A veces me da permiso de usarlo. Tu sólo relájate y tomate tu tiempo
― Esta bien...Tomaré un baño ahora ― el pelirrojo no hizo amago de moverse
Si, definitivamente iba a matarlo, pensaba el alfa cenizo. El omega tosió disimuladamente.
― Eijirou, tomaré un baño ahora
― ¡oh! lo siento. Adelante, yo ya me voy
El pelirrojo se alejó lentamente hacía el túnel por donde había llegado, mirando hacia Izuku cada tres pasos con una tonta sonrisa en la cara. Antes de desaparecer por el túnel lanzó un beso como despedida, haciendo que el rubio apretara los puños con fuerza pensando en mil maneras de borrarle esa sonrisa idiota del rostro.
El chapoteo del agua lo sacó de sus pensamientos asesinos. Miró hacia la orilla y sólo encontró una pequeña montaña de ropa perteneciente al omega. Examinó la superficie del agua pero no lo divisó por ningún lado. Largos segundos pasaron pero el omega no emergía. Preocupado de que se haya descompensado por el calor del agua, el alfa comenzó a buscarlo. Ya se comenzaba a desesperar cuando algo tocó su pierna, miró hacia abajo como una mata de cabellos verdes emergía frente a él.
Por más que quiso, el alfa no pudo evitar desprender de golpe el aroma que estuvo conteniendo. La vista de la pálida y perfecta piel llena de pecas, y el rostro del omega completamente sonrojado lograron que su concentración se perdiera por completo.
Por su parte, el peliverde sintió sus piernas flaquear, tal vez debido al cambio de temperatura o quizas a la potente fragancia a chocolate que lo envolvió repentinamente, no estaba seguro. Sintió su cabeza confusa y de no ser por los fuertes brazos que lo envolvieron habría caído de rodillas.
― ¡Idiota! Es que quieres morir ahogado o ¿qué?
― Ah, lo siento much-
Ni siquiera terminó la frase cuando se desmayó. El alfa lo sostuvo con fuerza para que no resbalara. Esto era malo, muy malo. Tener al omega pegado a su pecho ponía en riesgo su cordura, sin mencionar que ambos se encontraban desnudos. Si su madre lo viera en estos momento seguro ya estaría castrado. Observó al omega entre sus brazos, y mirando hacia todas direcciones por mero instinto de cuando se esta por hacer algo malo, acercó su nariz a sus cabellos y olió su perfume.
― Mierda. Esto no fue buena idea ― masculló al sentir su cuerpo reaccionar.
Gracias por leer!
Besos :D
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Por la flor de mi alfa [HIATUS]
FanficOmega y Alfa, finalmente juntos. Dos principes comprometidos desde pequeños, esperan ansiosos el día de su boda y vinculación. Los dos reinos brindan y celebran por su felicidad y prosperidad. Mas no todos reciben la noticia con alegría, sino como...