Capítulo XXIV

1.4K 212 8
                                    

Entre un aire saturado de tensión, un sin número de personas con rostros en extremo preocupados se encontraban a la espera de noticias provenir de la puerta frente a ellos. Los más sensibles soltaban lágrimas y otros miraban rencorosos al pelimorado junto a ellos, culpándolo de lo ocurrido a su pequeño futuro jefe.

La puerta se abrió, dejando ver a su jefa y al anciano médico. Mitsuki hizo un gesto al anciano para que informara de la situación de su sobrino a los demás para que pudieran aliviar su ansiedad.

Mirando a los cuatro jóvenes a su derecha, hizo otro gesto para que la acompañaran a fuera.

― Madre, ¿cómo está Kota? ¿despertó? ― Denki fue el primero en hablar.

― No, pero lo hará pronto, por suerte sólo fue sedado esta vez ― respondió a su hijo mayor, pero sus ojos llameantes estaban fijos en Shinsou ― Se encontraron signos de pelea y huellas de un caballo cerca de donde encontraron a Kota.

La intensa mirada de la alfa claramente lo culpaba por lo sucedido. Shinsou se inclinó frente a ella sintiendo la responsabilidad.

― Lamento muchísimo lo sucedido y me alegra saber que Kota este fuera de peligro. Ustedes solo nos brindaron su hospitalidad y en cambio nosotros provocamos que uno de sus cachorros sea herido. Pero, por favor, permitame abusar una vez más de su gran generosidad proporcionándome algunos suministros e indicándome la dirección a Endeavor. Juro por mi rey que jamás volveremos e involucraremos a su pueblo otra vez.

― Eijirou, Denki. Preparen todo para que nuestro huésped parta en una hora

― Yo también voy ― habló Katsuki apresurado.

― No lo harás. Tu no saldrás de esta aldea, Katsuki ― contestó señuda.

― Izuku es mi omega, no voy a-

― ¡Basta Katsuki! No voy a permitir que la vida de nuestro pueblo sea expuesta a la guillotina por meternos en guerras que no nos conciernen ― sentenció y llamando a un par de alfas ordenó ― Encierren a mi hijo en su habitación y monten guardias, no se le permite salir hasta que yo personalmente lo autorice.

Cuando el par de alfas tocaron sus hombros para animarlo a que los siga, él se sacudió con violencia, haciendo frente a su madre. Una pequeña multitud se reunió a su alrededor al ver como Katsuki retaba tan abiertamente a la jefa.

Un sin numero de murmullos críticos se alzaron alrededor haciendo a Mitsuki enfurecer. El aroma de provocación de Katsuki se hizo evidente para todos. Un obvio insulto que Mitsuki no toleraria. Este idiota e impulsivo hijo suyo nunca se paraba a pensar en la consecuencias de sus actos ¿es que acaso pensaba que por simplemente ser la lider podría protegerlo de todo sin importar lo que él hiciera?

Tan obvia demostración de desobediencia, tan obvia falta de respeto a su lider, tan poca conciencia para con el bienestar de su pueblo. Mitsuki realmente estaba agotada, harta de tantos problemas y dolida de ver a su hijo a punto de cometer sus mismos estúpidos errores.

Sin previo aviso, tomó el rostro de su hijo y lo presionó contra el piso en un golpe seco, dejándolo aturdido. Sosteniendo su cabeza la movió por el suelo un par de veces, haciendo que la sangre que escurría por su nariz se ensuciara con la tierra. Buscaba humillarlo, quería que comprendiera, que entendiera hasta donde se le estaba permitido llegar y la posición en le que desgraciadamente le tocó nacer. Que de una vez por todas conociera sus límites. Y si era necesario destruir su orgullo frente a todos, así lo haría.

― ¿Estás intentando desafiar a tu lider, Katsuki Bakugou?

Al escuchar la voz fría de su madre, finalmente pudo reparar en su error. Miró alrededor. Todos lo observabas con palpable desaprobación y los malditos ancianos presente se regocijaban burlones ante su situación. Incluso uno de ellos no pudo evitar decir.

― Mitsuki, el tiempo finalmente nos a dado la razón. Todos sabíamos que esto sucedería más temprano que tarde.

La alfa liberó a su hijo, pero Katsuki se mantuvo con la cabeza gacha sin levantarse. El anciano viendo que nadie le impidió hablar continuó.

― Estoy aliviado de que este día por fin llegara. Un niño cuyo nacimiento los Dioses no quisieron bendecir, claramente esta destinado a producir caos y miseria. Mitsuki has tomado la decisión correcta ― asintió satisfecho.

Mitsuki se irguió y caminó hacia el anciano con lentitud. Su aura volvía a ser serena pero las chispas en sus ojos delataban sus verdaderas intensiones. El anciano aguardo rígido en cuanto percibió esa mirada. De alguna manera había ofendido a su jefa.

― ¿Tomar la decisión correcta? ¿Cuál es la decisión que he tomado? ― habló fría. Espero unos segundo por la respuesta, pero la persona frente a ella permanecía muda, por lo que instó― ¡Responde! ¡respondan! ― luego gritó a los demás, pero nadie se atrevió a suspirar.

Caminó nuevamente hacia a su hijo bajando a su altura, pero él no la miró, permaneció con su vista fija a sus pies. Lo tomo de la camisa, obligandolo a estar de pie.

― Mira lo que provocas, Katsuki ― le susurró impotente ― ¿Es que en verdad quieres obligarme a tomar esa decisión?

Katsuki apretó sus puños hasta entumecerlos, pero se resistió a hablar. Sintió el empujón de su madre y los dos alfas de antes lo detuvieron. Con el grito de "llevenselo" fue guiado a su habitación bajo el escrutinio de todos.

Eijirou permaneció sin expresión ante todo sabiendo cuando callar y cuando no, mientras que Denki no pudo ocultar su ansiedad. Refregando sus manos nerviosamente mientras su vista viajaba entre Shinsou, su madre y la espalda de su hermano repetidamente. Su movimiento frenético se detuvo cuando su madre les apuró a cumplir con su mandado. Ambos se apresuraron a cumplir con la cabeza gacha.




Gracias por leer!

Por favor no odien a Mitsuki. Endiendanla, ella hace todo por tener a su hijo a salvo junto a ella a pesar de la presión que tiene por parte de su pueblo. Y por si alguno le quedaban dudas de porque a Katsuki los ancianos no lo quieren, pos aquí esta.



Por la flor de mi alfa [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora