Aquella fiesta lo cambio todo. Josephine harta de ser sumisa de su novio decidió salir con sus amigas a escondidas sin que él se enterase. Ella no buscaba nada pero lo encontró. ¿Estará dispuesta Josephine a explicarle a su novio lo que pasó esa noc...
-Sí- dije. No sabia si decirle que era virgen, ya que me daba miedo si me iba a hacer daño.
Pero note que poco a poco empezó a introducir su pene en mí. Lo hizo con delicadeza, siempre mirándome a los ojos preguntándome si me dolía o estaba bien. Y ahí estaba, perdiendo mi virginidad con el novio de mi hermana. Tenia tanto poder en mí que no era consciente de nada que estuviese fuera de este bosque. Pero, ¿habría alguna consecuencia?
-Joder Josephine...- dijo mientras agarraba mis caderas contra las suyas.
Sí, yo también estaba envuelta en ese punto de climax. Poco a poco retiro su pene dentro de mi. Y vi cómo empezó a hacerse una paja. Sabia que se iba a correr, por lo que cogí con mi mano su pene. Me miro poderoso, con ganas de más y así hice. Moví su pene primero lento, despacio viendo su cara de placer pero también de suplicio porque necesitaba correrse ya.
-Dios.. eres mala- me decía jadeante.
-Lo sé- mientras sonreí.
-Me voy a correr-
-Es lo que quiero-
Y creo que esas fueron las palabras claves para que todo saliera sin que apenas pasase un segundo.
Tras eso, se tumbo en el suelo, en una manta que había puesto para que estuviésemos cómodos y sonreía con los ojos cerrados. Se veía tan sexy.
-No te relajes, no hemos acabado- me dijo de pronto.
-¿Cómo que no hemos acabado?- dije extrañada
-Tu, también tienes que hacer lo que yo he hecho-
-¿Correrme?-
-Si... ¿Nunca te has corrido?-
Novata de primera, era la hora de decirlo. Me proporcionaba esa confianza que no tenia con Mason.
-Soy virgen. Bueno era- mientras me reia
Sus ojos fueron como platos.
-¿Qué estas diciendo Josephine?- me pregunto extrañado- ¿Mason y tú?...-
-Nunca-
Una media sonrisa salió en su cara.
-Pues para ser novata no lo has hecho nada mal-
Tras esto, se levantó y se puso de rodillas.
-Tumbate- me ordeno
Sumisa a esa frase, me tumbe. Empezó a darme besos por la parte interna de la pierna mientras me miraba alguna vez que otra. Mi instinto era cogerle del pelo y tirar. ¿Cómo unos besos me podían hacer sentir tanto?
Tras eso empecé a notar cómo su lengua recorría mi clitoris haciendo explotar de sensaciones. Apenas podía suspirar.
Noté como despacio metía un dedo, después otro y alcanzaba mi punto más intimo haciendo que me corriese. Sí. Ahora sabia la sensación que era correrse. Y ya entendía porque los tíos no podían vivir sin una paja.
Tras eso nos quedamos tumbados, abrazados sin decir nada. Pero esa burbuja perfecta se rompió cuando mi teléfono empezó a sonar.
-Es mi hermana- dije abriendo los ojos como platos.
Tras eso me empecé a vestir rápido.
-Me tengo que ir-
-Si, tranquila-
De pronto se acercó a mi y me beso.
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¿Qué demonios significaría todo esto? Y sobre todo, a partir de ahora, ¿cambiara algo?
