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La ventana de mi habitación me permite ver a las personas que cruzan la carretera, quiénes entran y salen, de quién se despiden y las personas que trabajan en la tienda de enfrente.

Hoy, como de costumbre, miraba hacia abajo, imaginando qué se sentiría caer, cuando mi papá salió del edificio con un chico una cabeza más alto que él.

No lo alcancé a ver bien. Era el nuevo vecino, supongo.

Los perdí de vista cuando Julen dio vuelta en la esquina y se unió a la muchedumbre.

JulenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora