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-Bianca-escuché la voz de Ainhoa-deja de pensar en pájaros preñados y escúchame-reprochó.

-Te estaba escuchando Anny-mentí-ahora sigue-hice un ademan para que siguiera.

-Como te decía, mi madre se irá de viaje unos días entonces me pidió que te dijera que si podía quedarme contigo-asentí.

-A mis padres les encantará la idea, ellos te aman Ainhoa-ella soltó una risita.

-Y bien, ¿En que pensabas? – ladee mi cabeza en forma de confusión- antes de que te dijera lo de los pájaros.

-En nada-volví a mentir, aunque ella hizo cara de no creerme-bueno, bueno-bufé-estaba pensando en Otto.

-Si que te trae loca-negué-claro, claro, como digas-doblé mis ojos.

-Iré por unos libros-ella se paró al igual que yo.

-Está bien, nos vemos en Mike's- nos despedimos y cada una tomó su camino.

¿Saben?, llevo enamorada de Otto hace mucho, mucho tiempo, jamás en todo el tiempo que llevo acosándolo le he visto comer huevos, jamás.

Cuando tenga el valor de hablarle, le preguntaré por qué no come huevos. Mi madre dice que Otto es un chico muy tierno, amable e inteligente solo que es muy callado y no le gusta para nada abrirse a cosas nuevas.

Muchas veces le he visto en dirección, pero no tiene sentido, no hace nada, no pelea, tiene buenas notas y además está de ayudante en la fundación de cachorros de la preparatoria.

Algo o alguien interrumpió mi caminata, ¿Por qué eres tan ida Bianca?

Levanté mi vista y me encontré con los hermosos ojos de Benjamín.

-Benji, no te vi, perdón-el dobló sus ojos.

-No me digas Benji-yo hice un puchero-Bianca, casi me muero por culpa de tu pastel.

-Benjamín, fue hace años, siento mucho ese incidente-una vez, sin querer, le puse almendras al pastel de cumpleaños de Benji, es alérgico a ellas.

-Claro-bufó-sabías que soy alérgico a ellas-yo negué.

-Lo supe después de que casi murieras-como olvidar cuando esos lindos ojos fueron tapados por los hinchados cachetes de Benji, como olvidarlo.

Él dió media y vuelta y se fue.

Para mi que no me quiere hablar por que sabe que se enamora-dije por lo bajo.

-Podrías darme un permiso- un serio Otto estaba ante mis narices, es tan hermoso.

Me moví, pero no me fui, mis piernas no me daban.

-Puedes dejar de verme-preguntó tan seco como siempre, me encanta.

-No te estaba viendo-mentí-ya me voy-el volteó a verme, juraría que no le importó nada mi anterior comentario.

Caminé por los lindos pasillos de la facultad a la vez que tarareaba una de mis canciones favoritas.

-Diana-saludé a la secretaria de la biblioteca.

-Señorita Bianca-me devolvió el saludo.

Fui a la sección de Criminalística y saqué mis libros. Al salir firmé un papel que siempre tendría que firmar, bueno, cada vez que tomara un libro.

-Bianca-escuhé la voz enfadada de Ainhoa al otro lado de la línea.

-Ainhoa-paré el videojuego que me encontraba juagando en ese momento.

-Llevo mas de diez minutos esperando a que la señorita se digne a buscarme-mierda, verdad que me estaba esperando.

-No te preocupes ya estoy en camino-no recibí respuesta de ella por lo cual colgué.

-Es malo mentir-la voz de Thiago me hizo brincar.

-Es malo escuchar las conversaciones agenas-me paré de la silla tomando todas mis cosas.

-Touché-dijo el, ¿Ven?, no soy tan tonta.

-Adiós-Thiago me dió un beso en el cachete y yo le di un abrazo.

Manejé hasta el lugar acordado y vi a la linda y muy enojada Ainhoa sentada en la barra.

-Querida-salude alargando la "A".

Me costó mucho conseguir que esa muchacha dejara de estar enojada conmigo.

Comimos unas hamburguesas y unas malteadas, luego fuimos a mi casa a descansar.

𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑝𝑜𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒 𝑑𝑒 𝑙𝑜 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒Where stories live. Discover now