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-Mi madre dice que es malo decir malas palabras-bueno les cuento, ya había salido de la facultad, entonces me fui al trabajo ya que, es mi obligación, estaba intentando sacar unas cosas para decorar un poco el negocio, hasta ahí todo bien, ¿No?, bueno aquí el caso es que estaba tratando de poner un clavo en la pared y me pegué en el dedo y sin pensarlo solté un "Mierda" y ahora tengo a este niño molestando.

-Algún día tendrás que decir una, ahora deja a esta pobre adolescente trabajar- el niño hizo un puchero y se fue. Tal vez fui algo dura.

-Hola, me das un Pie de limón, por favor-Sin pensarlo pensé en un pie humano, ¿Por qué eres así Bianca, por qué?

-Claro, son trece dólares con cincuenta centavos-el señor me tendió el dinero y yo le tendí su Pie, no el pie de él, el pie de la pastelería, ya basta, ustedes entienden.

Seguí atendiendo, cerré como a eso de las siete ya que la pastelería estaba muy llena y no podía sacar a los clientes, me dieron ganas, pero no lo hice.

-Hola, me preguntaba si mañana quisieras salir a comer algo conmigo-el texto repentino de Otto me hizo brincar de emoción en mi cama y por todo el cuarto.

- ¿Bibi? – al escuchar la voz de mi madre me calmé, no quiero que me fusile de preguntas sobre Otto o sobre por que no le dije de su existencia- ¿Te encuentras bien? – claro que me encuentro bien, más feliz que tu al enterarte que no tendrías otro bebé-pensé-

-Sí, nada de qué preocuparse- respondí tratando de sonar normal.

-Ajá-achinó sus ojos-Sabes que me puedes contar todo-aquí vamos-Me encanta saber tus cosas, sabes que me encanta el chisme y sea lo que sea me puedes contar-Lo siento por no aguantar nada, pero tengo que contarle, después de todo es mi madre.

-Bueno-dije ya rendida-Resulta que hay alguien, ese alguien se llama Otto- y así le fui contando la historia.

Un punto muy importante de la historia es que mi madre ya lo conoce, lo que no sabía era toda la historia de acoso de mi hacía el. Mi madre es psicóloga entonces hace años Otto iba a su consultorio, un día en el que no tenía nada que hacer la acompañé y ahí lo vi.

-Imagínense-dijo mi madre mientas cenábamos.

Por favor que no diga lo de Otto.

-A Bianca le gusta un chico-perfecto, por esto no le cuento nada a mi madre.

-Mamá gracias por siempre decir lo que te digo-ella levantó sus hombros.

-No debes apenarte, es normal-soltó mi padre como si nada.

-No es normal que tu madre tenga una obsesión por decir todo lo que sus hijas le dicen-Habló Brisa.

-Por fin concuerdo contigo en algo esclava-ella dobló sus ojos y luego fui reprendida por mi comentario.

- ¿Saben? -habló Ainhoa- Estoy muy agradecida con ustedes, ya saben, por siempre estar para mi, por acogerme en su casa cada que mamá se va de viaje- mi padre y mi madre hicieron un sonido como de ¿Ternura? – pero creo que le deberían cambiar la ducha del baño del cuarto de invitados, hoy en la mañana resbalé y para no golpearme mucho me agarré de ella y la rompí-sin pensarlo solté una carcajada al imaginarme esa escena.

𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑝𝑜𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒 𝑑𝑒 𝑙𝑜 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒Where stories live. Discover now